3.Vistiendo nada.

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-Nunca te van a decir que vivir es fácil, pero es probable que algún día le agradezcas a ese hijo de puta el haberte dejado, es probable que ese día no sea hoy ni mañana, así que sírvete otro trago y siéntete libre de beber, de bailar, de brincar.

Sunmi dejó su discurso inspirador para servir otro shot de tequila, y todos le seguimos en beberlo hasta el fondo.

-Por nuestra fuerte y muy pronto renovada Val.-Levantó Bambam como algún signo de triunfo.

-¿Renovada?-Dije confundiéndome entre los tragos y las intermitentes luces del bar que nos refugiaba de la fría noche primaveral.

-La muerte, es solo el símbolo de la catarsis del alma.-Dijo el moreno moviendo sus dedos con desdén.

-Ya es hora de que saques tus narices de los libros y te des un par de batacazos con la vida para que dejes de decir tantas estupideces, nadie aquí te entiende.-Dijo Jaebum en su fase de embriaguez en la que todo le hacía enojar.

-Oh, no te detengas Bambam, yo te entendí y pienso que fue hermosa tu reflexión.

-Es por eso que eres mi persona favorita Val.-Seguidamente el tailandés se recostó en mi hombro y siguió tarareando la música pop que retumbaba en el lugar.

-Quien te viera, hace cuatro años cuando aún estabas en la universidad, escribías poesía y dejabas notas en mi escritorio tal cual un poeta renacentista, la política te ha hecho demasiado calculador.-Sunmi reclamaba, con sus mejillas colorándose a cada segundo que pasaba de la noche.

-Sí alguna vez me hubieras hecho caso...

-No empieces ¿Quieres? Hoy se trata de borrar las penas de Val.

-Oh pero yo no quiero que se trate de mi, hoy se trata de todos, de viejos amigos de universidad reuniéndose y platicando como si no tuviéramos problemas relacionados a los impuestos y los bancos.

-¿Los tienes?-Dijo el tailandés sobresaltándose.

-Creo que los voy a tener pronto.-Gemí mientras llenaba mi trago, ahora sí, perdiendo la cuenta de el número que le correspondía desde que empezó la noche.

-Oh vamos, no es tan difícil valerte por ti misma querida, y eres joven aún para re organizar tus finanzas, no temas ¿Sí? Aunque esté en Busán te ayudaré en todo lo que pueda, al fin y al cabo llevé seis semestres de finanzas en la Universidad de Seúl, creo poder apoyarte.

-Oh, yo no pondría tanta confianza en Sunmi para manejar tus finanzas, no cuando acaba de hipotecar su auto para pagar las deudas de su ex novio.

-Eso fue bajo, incluso para ti, Im Jaebum.

-Gracias a todos, los amo mucho, y les prometo que algo ingeniaré para ordenar mi vida de nuevo.-Sonreí sincera, porque aunque ninguno de nosotros cuatro parecía tener la vida completamente entera, éramos las piezas perfectas de una aventurada y y romántica amistad, donde un insulto estaba cargado de cariño, y un cariño estaba cargado de amor.

Teníamos más de diez años de conocernos, al menos Jaebum, Sunmi y yo, habíamos sido compañeros en el bachillerato, cuando asistíamos a una escuela internacional. Bambam vino después, en los últimos años de carrera.

Efectivamente Sunmi empezó estudiando finanzas, pero tres años después se dedicó a la comunicación, llevándola a completar sus prácticas profesionales en un periódico local en Busán, y posteriormente plantándose allí, junto a su ahora ex prometido Eric.

Jaebum siempre fue un hombre diplomático y analítico, estudió relaciones internacionales y sus buenas calificaciones le aseguraron un puesto en la oficina de relaciones exteriores del municipio de Hondae.

Bambam vino a nosotros pues fue amadrinado por Sunmi cuando ambos empezaban a estudiar comunicación, siendo menor que nosotros, pronto fue el nuevo y mimado integrante de nuestro pequeño grupo. Supo en tan solo un semestre que lo suyo no era la comunicación, pasó a Ingeniería industrial, a Matemáticas, a Farmacia y finalmente encontró su pasión en la moda. Era un genio con las telas y la confección, poco después encontró algún gusto en la literatura y decidió complementar sus rumbos con la misma. Ahora está trabajando en una tesis para concretar una maestría, donde habla de la intervención de la literatura histórica occidental en la moda del siglo XX en Europa.

Ninguno de nosotros entiende la relación, pero el chico está entusiasmado y hasta planea hacer de su idea un libro.

Es nuestra distraída y dulce rata de biblioteca, pero no la cambiaria por nada en el mundo.

Los cuatros siempre estuvimos presentes en los más dulces y dolorosos picos de nuestras vidas, de todos nosotros, quizá me atribuí el rol de mamá. Y de alguna forma, guardan un respeto en bromear y jugar, que no limitan entre ellos.

Siempre han velado por mi, y yo por ellos.

Su criterio fue fundamental cuando decidí dejar las residencias universitarias para empezar mi vida en pareja con Yugyeom, y fueron también ellos quienes en un chat grupal enviaron posibles nuevos departamentos que encontraban en internet cuando tuve que mudarme.

La venida de Sunmi a la Ciudad, siempre fue un símbolo de fiesta.

Ni cuando encontró a Eric, besando a otro hombre.

Ni cuando Bambam tuvo que despedir a su primer novio, Yuta, pues regresaba a su hogar en Japón.

Ni cuando Jaebum tuvo que admitir que cada vez que Sunmi regresaba y partía, su corazón latía con más y más fuerza, como si le conociera de nuevo.

Había algo en estas simbólicas muertes de las que hablaba Bambam, que entre los tragos y las viejas bromas internas, nos hacían renacer de nuevo.

Todos mis amigos me protegían de verme con el corazón roto, pero simplemente hay batallas que no puedes esquivar.

Y estar juntos hacía que el impulso de comenzar de nuevo no se sintiera lleno de cargas y lamentos que solo apaciguan nuestro coraje por enfrentar la vida.

-No sabes cuánto coraje tienes, hasta que lo necesitas, Val, este quizá sea el primer hombre que te quita la voluntad de amar pero no te dejes, efectivamente hay muchos chicos, y efectivamente hoy solo lo querrás a él, pero no permitas que te quite el sabroso gusto de sentir de nuevo. No se lo permitas ¿Me oyes?-Sunmi soltó cada oración como si leyera mis pensamientos, todos mantuvimos el silencio, y conforme cada una de sus palabras se armaban en sus labios mis ojos se empezaban a cristalizar. Al terminar, se subió en la silla de metal que Segundos antes refugiaba su trasero y gritó.-¡NO SE LO PERMITAS!

Justo ahí lloré, y saqué cada partícula de dolor que se acumulaba en mi pecho.

Todos brindamos con tequila, y nos reímos de las vueltas de la vida.

Lloré, como me había retenido tratando de salvar el día, lloré hasta desnudarme completamente de los prejuicios y auto señalamientos que había plantado durante mis días de luto.

Lloré.

Pero con mis amigos me sentía como si no vistiera nada, me sentía renovada, limpia.

Al menos por hoy, lloré, pero llorar me hacía sentir desnuda y se sentía de maravilla.

Don't feel like crying | Kim YugyeomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora