♦ Capítulo Cuatro ♦

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Disculpas y Plan VV:

Derek. 

Me escondí detrás de un muro luego de salir corriendo para que Catherine no me atrapase, la verdad es que intentaba ayudarla y aunque sé que estuve mal nunca le daré el gusto de saber que tiene razón. Miré hacia los lados intentando ver si el perímetro era posible de pasar por lo que cuando no vi a nadie me permití suspirar profundamente antes de empezar a caminar rumbo hacia la salida; Catherine debería de agradecerme por permitir que repitiera el examen con el profesor Fritz, sin embargo aunque me pase un poco al amenazarlo con ser despedido pero fueron con buenas intenciones porque en toda la sesión de clase que le di sobre el examen de matemática estuvo atenta y en realidad me parece un poco estúpido la razón por la que le quito el examen por eso mismo tuve que tomar medidas extremas.

Saqué las llaves del auto de mi bolsillo, iba saliendo ya de Campbell y tenía ya localizado mi auto, empecé a mirar mis zapatos. Ahora que empezaba a analizar las cosas, no sé dónde se metió Catherine ya que escuché sus pasos pero después no la escuché más. . . ¿le habrá pasado algo? ¡No! No merece que me preocupé por ella ya que lo sucedido hace un rato por andar preocupado por ella no salió de la mejor forma. Giré a mi izquierda y noté como el auto de unos de los jugadores de baloncesto haciéndome sobresaltar lo que me hizo retroceder un paso evitando ser atropellado, deje pasar el susto mientras que mi pecho subía y bajaba agitado por el recién susto, una mano se puso en mi pecho antes de seguir caminando pero logré soltar un pequeño grito al ver a Catherine cruzada de brazos después de que el auto hubiese pasado, ¿Cuándo apareció? ¿Desde hace cuánto me esperaba? ¿Por qué Sophia nos miraba abrazándose a sí misma en contra de mi auto?

—Catherine, yo. . . — Levantó un dedo que hizo que me callará, el nerviosismo me estaba empezando a invadir por lo que, aunque me irritase que me dijese que hacer, me quedé callado.

Lanzó miradas discretas antes de señalarme con su dedo índice que me acercase lo que me hizo tragar en seco, me acerqué más o menos lento hacia ella y cuando estuve frente a ella pude sentir su mirada queriendo asesinarme.

—Justo ahora, me estoy aguantando para no golpear y en verdad que me estoy aguantando pero eso se arregla después, justo ahora necesito de tu ayuda. — Enarqué una ceja mientras fruncía el ceño, ¿ayuda. . . mía?

—Vaya, no me lo esperaba pero está bien. ¿Qué necesitas? —Le pregunté cruzándome de brazos.

—No te lo diré acá, me llevarás a mí y a Soph. . .Sophia a mi casa. Allí te contaré todo, andando. — Me dijo girándose caminando con paso firme delante de mí, se detuvo y se giró para acercarse si la seguía lo cual si era así ya que logré llegar hasta ella, poco después llegamos a mi auto donde noté los ojos rojos e hinchados que se cargaba Sophia, ¿estaba llorando? La verdad es que no quise preguntar por lo que solo conduje hasta la casa de Catherine.

Al llegar allí estacione frente de su casa, miré a Catherine y luego a Sophia antes de ver como ambas salían del auto dándose un abrazo, escuché como Catherine le murmuraba algo pero no logré descifrar que es. Salí del auto para pasarle seguro y acercarme a Catherine pero claramente teniendo distancia porque sentía que en cualquier momento me iba a agredir así que cuando llegamos a su puerta esperé con distancia moderada antes de entrar cuando está abrió la puerta haciéndose a un lado para que yo pasase. Su casa estaba en completo silencio pero no era por eso en realidad, era porque todos los que se encontraban allí me miraban fijamente y a Catherine, me sentía vigilado y era raro cuando me sentía así pero parecían halcones que esperaban a casar en cualquier momento; Catherine me tomó del brazo para después desaparecer de vista de sus familiares, empecé a observar su casa por dentro, era de colores neutros, resaltaban los colores ya que algunos eran más claros y otros más oscuros, algunos muebles eran colores fosforescentes dejándose resaltar mientras que en las paredes habían muchos cuadros y fotografías, se sentía tan hogareño, se sentía como en casa dejándome un pinchazo en el pecho sin embargo decidí ignorarlo.

S.O.S ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora