En la cuidad de Cadwell, se respiraba un aire entre frió y caliente, siendo casi primavera, las primeras hojas verdes se hacían notar. Ya no era necesario usar gabardinas o guantes y ella lo agradecía. El duro invierno fue azotador ese año, ahora solo tenía una chamarra abrigadora y una bufanda de oferta que encontró en una tienda.
Bebió su última dosis de café mañanero, lista para empezar su día de trabajo. Pago con un billete pequeño y recibió el cambio, salió sonriendo, en verdad los colores de la primavera estaban destellando y muchos se quedaban mirando el árbol más antiguo que estaba cerca, ahora tenía pequeños brotes de hojas nuevas, algunas ramas aún estaban desnudas, típicas del invierno.
Subió a su bicicleta, observo la carretera, estaba libre. Era aún temprano, a penas salían a trabajar, decidió irse por el camino más largo, le encantaba mirar las casas de la residencial que estaba cerca de su trabajo, esas casas eran enormes y muy bien cuidadas, la vista siempre la dejaba pasmada, deben vivir personas muy importantes, tal vez empresarios y gobernadores, porque lucían muy caras, algo que ella nunca podría tener, a pesar de su buen trabajo.
Ser redactora de una revista le daba un salario promedio, no se quejaba pero a veces quería un poco más para seguir ahorrando, para esas vacaciones soñadas, irse a otro país, tal vez Japón, tal vez México, no sabía pero su alcancía estaba pidiendo a gritos más monedas. Ya iba ahorrando por dos años, tal vez tenga algo de mil o dos mil dólares ahorrados, lo que no era mucho.
Fue más lento al pasar por la residencial, los colores neutros y puertas de rejas de acero la saludaron, paso la primera residencia, un hombre recogía el periódico, típico señor usando una bata abrigadora, pantuflas y una taza humeante en la mano.
Lo mismo en la otra pero ahora era la sirvienta, tenía su uniforme puesto, la muchacha la vio y sonrió, siempre la veía. Estaba emocionándose por llegar a la casa más grande, la que tenía cuatro pisos, esa que parecía una fortaleza, las rejas eran más grandes y parecía la más cara de todas. Casi al llegar a la pared de mármol muy bien tallado, se bajó, pasaría caminando por si lograba cruzarse con el joven que siempre salía a recoger el periódico. Tontamente se arregló la chamarra, no es que le gustase pero, verse bien siempre era bueno.
Suspiro y llegando a la reja asomo la cabeza, vio la pulcritud del lugar, camino más lento conforme avanzaba, al parecer hoy no tendría suerte, suspiro y decidió subirse, será mañana o en la noche que había mas movimiento.
- Hola – giro asustada y lo vio, el jovencito le sonrió – como siempre muy temprano
- Hola – sacudió su mano – Buenos días, tu sabes mi horario
- Buenas – recogió el periódico – pero el otro camino es más corto
- Digamos que quería verte – bromeo – sabes que me gusta admirar las casas
- Son aburridas – se acercó – nada agradable a la vista
- Si vieras mi departamento, te parecerá más aburrido aun
- Tal vez vaya este viernes
- ¿En serio?
- Si, ya es hora, eso que solo tu sepas donde vivo no está bien
- Que galante resultaste
- Solo trato de serlo
El sonrió de manera tímida, esos ojos verdes profundos la dejaba noqueada, no podía creer que alguien tenga ese color. Él era más alto que ella, delgado, de facciones suaves, bien portado, típico de una familia adinerada. Eran amigos por decirlo así, hace seis meses casi lo había atropellado con su bicicleta cuando pasando por ahí, el salía. Desde ese día siempre hablaban, solo así, el al otro lado de la reja, le recordaba mucho a la película "El niño con pijamas de rayas"
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Amores Eternos - Fanfic Hermandad de la daga Negra (BDB)
RomanceHistoria ambientada en el mundo de la Hermandad de la Daga negra, en el transcurso de Amante al fin, (Libro de Qhuinn y Blay)y los demas Libros. Sariel Cruser es una mujer común y corriente con una vida agitada, sus relaciones amicales son extrañas...