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—¿Qué haces, idiota! —interrogue en cuanto me percate de lo que estaba sucediendo. James tenia a un atemorizado Adrien contra la pared y con su mano izquierda en su cuello, dispuesto a pegarle con la derecha. —Aléjate, tu —baje un poco la guarda recordando con quien estaba hablando. Pero james no soltaba aun su agarre. Su mirada rencorosa viajo por unos santiamenes de Adrien a mí.

De un empujón lo lanzo en mi dirección y de mala forma se dirigió a el chico a mi lado. —Que yo no vuelva a verte con ella, me haces el favor. Porque para la próxima no dudare en mandarte como un regalo para el hospital.

Espere unos instantes a que la situación se calmara para hablar.

La reparación del chico a mi lado era aún muy fuerte. A la distancia que estaba podía escucharla.

—Mierda —musitaba repetidas veces.

—Ya cálmate, ¿Quieres?

—¡Estas loca! Por un segundo vi como pasaba mi vida frente a mis ojos —dio un largo y dramático suspiro.

¿Sabían qué? La curiosidad es el deseo e interés que tiene una persona por asuntos que no le conciernen en nada y no es de su incumbencia, pero, aun así, pica y pica insoportablemente.

Y ¿Sabían qué? En este momento sentía curiosidad.

—¿Qué fue lo que sucedió? —inquirí cuando el chico ya se había calmado.

Me miro expectante, pero luego, sus zapatos se veían más interesantes, porque desvió la mirada allá e ignoro mi pregunta. Así que con toda mi vergüenza Sali del callejón que dos carpas de la actividad habían creado.

Me sentía cansada. Ya de mi parte había dado en adopción 15 perritos y no tengo dudas de que Laura dio más que yo, ella es más buena que yo en este asunto. Ya había recogido mis cosas que me iba a casa.

Después del incidente Adrien no se alejó de la carpa principal que eran en la que yo estaba presentando a todos los perritos que me fueron asignados, solo se pasó el resto de la noche pendiente a su teléfono.

—Es hora de irnos —anuncie.

Adrien levanto su cabeza de lo que sea que estaba jugando en su teléfono y asintió.

En todo el camino no dijo, ni hizo nada más que caminar a mi lado.

Justo cuando nos detuvimos a esperar nuestro autobús, observe dos tipos que también se acercaban a nuestra parada. Venían con un caminar particular, ''con estilo callejero'' diría Laura. Se sentaron en la bancas de la parada. Yo estaba de pies, Adrien estaba a mi lado, pero sentado junto a ellos.

Ninguno de los dos chicos había mostrado su rostro, uno llevaba una capucha que ocultaba completamente su rostro. El otro chico mantenía la cabeza hacia abajo y yo solo alcanzaba a ver su perfil. Una cola de un escorpión se asomaba en su cuello. Se veía horrible.

Odio los tatuajes, nada más.

Estos tipos no me inspiraban nada bueno.

Mire buscando la atención de Adrien, el niño este, estaba absorto de la situación que comenzaba a insinuarse peligrosa.

—¡Oye! ¡Devuelve eso!

Todo ocurrió muy rápido.

En un segundo, el chico de la capucha arrebato el teléfono a Adrien. En otro, el del tatuaje golpeo al pobre muchacho que no escapa de una, y en el siguiente, los dos corríamos tras ellos.

—Ya no puedo más —cese, parando la carrera. —Ya está perdido. Les perdimos el rastro hace ya mucho. Por favor ya para, en serio no puedo más.

El chico frente a mi paro al igual que yo, y recargo sus manos en sus rodillas.

—No puedo creerlo. Un día en esta maldita ciudad y ya casi me matan a golpes por una chica y ahora me roban. —se queja entre jadeos. —¿Qué más falta?

Su mirada reparo en mí, mirándome como si yo pudiera parar su tormento.

Al menos que le robaran hizo que por lo menos me mirara.

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Hola! Espero que lo hayan disfrutado y que hasta el momento la historia les este gustando.

Bye!

¿Como enamorarlo?Where stories live. Discover now