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Eran las 7:00 am, el sol brillaba con intensidad, un chico peli rubio corría a toda velocidad por la avenida stret, iba tarde una vez más, al llegar junto al parque , se detuvo un momento a respirar, cuando de pronto le pareció divisar entre los árboles una sombra que lo miraba fijamente, en ese momento decidió no prestarle atención y hecho a correr nuevamente, apenas llegó al instituto se percató que la puerta de su salón yacía cerrada, por lo que decidió a probar suerte y tocar.
Después de dos leves golpes la puerta fue abierta y se asomo su profesor de artes, un señor de mediana edad.

- Park Jimin, tarde de nuevo.

- Lo lamento profesor, me he quedado dormido.

- Adelante joven Park, que sea la última vez.

- Entendido.

De inmediato se adentro al salón y se dirigió a ocupar su puesto a lado del chico castaño y su mejor amigo Kim Taehyung.

-hola Jimin

-hola Tae

-cuéntame, ¿que ha sido esta vez?

-no he dormido nada.

-¿por que?

-tuve un sueño bastante raro.

-bueno, pues procura que tus "sueños raros" no te hagan reprobar.

-vale, ya entendí. Mejor dime que estamos haciendo.

-un dibujo, de lo que tú quieras.

-bien, gracias.

Jimin tomo su lápiz y comenzó a pensar en que podría hacer, sin embargo, no tenía ninguna idea lo suficientemente buena, por lo que se decidió a trazar líneas sin tener una idea clara. Sin darse cuenta comenzó a dibujar cada vez con más seguridad, no tenía idea de que estaba haciendo, pero no podía parar.
Al término de la clase Jimin termino, y se permitió por primera vez admirar su trabajo,
Lo que Jimin vio lo dejo pasmado , ¿desde cuando él dibujaba así de bien ?, pero lo que más le sorprendió fue observar lo que había ahí plasmado, era nada más y nada menos que el protagonista de la pesadilla que tuvo la noche anterior, un chico pelinegro con rasgos bien definidos, la imagen podría haber pasado desapercibida de no ser por aquellos ojos totalmente negros y las bellas y pulcras alas, obscuras cual cuervo, que brotaban de su espalda. En ese momento Jimin sintió un escalofrío totalmente aterrador por todo su cuerpo y salió fugazmente del aula, ignorando la voz de su amigo que lo llamaba desde lejos.
Al doblar la esquina Jimin sintió su sangre congelarse cuando vio al "demonio pelinegro" frente a el, cerro los ojos por un instante, y cuando los volvió a abrir no había nada ahí, el rubio, inseguro, inspeccionó a todo su alrededor, pero no había ni rastro del chico, por lo que siguió su camino hasta su hogar cada vez más seguro de que las horas de sueño pérdidas le estaban jugando una mala pasada.

Oscuro MisterioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora