Capitulo 2; Trotar no es solo un pasatiempo.

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Qué. No puede ser. ¡Él es Raúl! El de mi sueño. Esto no puede estar pasando, se lo tengo que decir a María. Tranquilízate Mafe, que no te vea emocionada, actúa normal.

-Bueno, nos vemos después – dijo despidiéndose con una mano.

-Claro, nos vemos al rato. – Y arrancó el carro pero algo lo hizo detenerse y retroceder hasta donde yo me encontraba.

-Disculpa, ¿En que casa vives tu? - me preguntó.

-Yo vivo justamente al lado de la casa que me preguntaste, la G-10. –

-Oh, ¡que bueno! Ahora si, adiós! –

-Bye. –espere que el entrara a su casa para poder salir corriendo y decirle a María.

-¡¡¡¡Mariaaaa!!!! – grite cuando la vi en la cocina.

- ¿Qué? ¿Qué te pasa? ¿Estas bien? – preguntó preocupada.

- No pasa nada, y sí estoy bien solo que, Adivina!!! – Dije, aunque no creo que lo haga.

- ¿Tú amor platónico vive al lado? – dijo ella, ¿¿¿como lo sabia???

- ¿Qué? ¿cómo adivinaste? – pregunté asombrada, sabía que me conocía muy bien, pero no sabía que era psíquica.

- ¿Adiviné? – dijo al igual de emocionada que yo.

- Sí– grite otra vez.

- ¿Cuál de tus amores? – preguntó curiosa.

- ¡¡¡Raúl!!! Espera, ¿cómo que cual de mis amores? – pregunte incrédula.

- Esta el rubius, logan, Raúl, ¿quieres que siga? –

- No. Pero, ¿sabes algo curioso?, justo hoy soñé con él, y apareció. – dije otra vez emocionada.

- Pero tonta, cuentame. ¿Qué te dijo? –

Duré un pequeño rato explicándole, ya que no habíamos hablado mucho. Al terminar María termino de hacer lo que estaba haciendo y nos fuimos a la casa de nuestra abuela. Allí no hicimos gran cosa, pero era domingo y estábamos en familia. Regresamos temprano a casa, yo diría que eran las 5:00pm cuando nos vinimos. María  se puso a hacer algo en la computadora  mientras yo salí a saltar con una vecina, ella se llama Valentina, es unos años mas grande que yo, pero es buena persona.

-¿Vamos a saltar hoy?-  pregunto Valen con la cuerda en la mano.

- Claro – respondí mostrándole la cuerda que traía.

Nos pusimos a saltar, yo era muy buena. Digamos que saltaba como lo hacen los boxeadores. En verdad, era buena. Creo que no pasaron ni diez minutos cuando Raúl salió de su casa y se quedo parado viéndome con media sonrisa en el rostro. Al parar de saltar me acerque a él, mientras que Manuel había salido de su casa, ahora no solo voy a tener a Raúl viéndome sino que el otro no me quitaba la vista de encima.

-Hola, bienvenido.– le dije queriendo ser amable.

-Hola, Gracias. Veo que saltas, eres buena. –

-¡Gracias! Hago esto todas las noches, salto un rato y luego troto.-

-¿Te molestaría que te acompañara hacer todo eso? Yo también salto y quiero mantenerme en forma.-

-Claro, ¿por qué no? – dije muy feliz. Obviamente quería hacer ejercicio con él.

- Mafe, no quiero ser entrometido pero, ¿quien es  ese que no te quita la vista? – preguntó él mirando a Manuel.

 - Él es Manuel, digamos que le gusto un poquito- respondí.

- ¿Un poquito?– Rió. – Yo diría que bastante – afirmó.

Mi vida con algo de fantasiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora