Capítulo 1

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EROS

Estoy corriendo por las calles, cansado ya de disimular que sé que me han estado siguiendo. Se me da bien el fingir, pero es aburrido jugar al gato y al ratón. Fui entrenado para ello.

Ingreso a uno de los bares que bien conozco y me deslizo entre la gente, quienes han decidido ir a beber algo después de sus horas de oficina. Ni siquiera ellos se percatan de mi presencia, soy como una sombra cuando se trata de querer pasar desapercibido.

Mi rostro no es mi único talento.

Salgo por la puerta trasera a un callejón y dejo en uno de los contenedores mi chaqueta. Me coloco las gafas de sol y retomo mi camino por la húmeda oscuridad del lugar, hasta que llego a la siguiente acera, perdiéndome nuevamente entre la gente, sorteando cuerpos de seres demasiado ocupados como para ver por dónde van.

Un par de chicas vestidas de uniforme me dirigen unas sonrisas, a lo que yo le respondo elevando una de mis comisuras. Una de ellas se sonroja y da media vuelta para charlar con su amiga, pero yo dejo de ponerles atención. Unos metros más allá, puedo ver a una rubia artificial caminando entre las personas.

Meto la mano a mi bolsillo para buscar el teléfono y marco el número que he aprendido de memoria. Veo a la chica tomar el suyo, luego de provocar que los transeúntes la observen con curiosidad, y llevarse el aparato al oído.

—¿Dónde estás? —pregunto, sabiendo que está a unos metros de mí.

—Caminando hacia el hotel —responde, deteniéndose junto al semáforo.

—No vayas ahí, nos han encontrado. —Intento que mi voz suene calmada, buscando que no se alarme más de lo que ya está.

—¿Quiénes?

—Puedo verte desde aquí —le aclaro, escondiéndome tras uno de los postes de luz para que no sea tan fácil divisarme—. Necesito que dobles a la derecha y camines recto por allí. No te detengas hasta llegar a la entrada del teatro abandonado, ¿me escuchas? Allí estará esperando Trina —ordeno.

Sienna mira hacia todos lados, buscándome entre la multitud. Una pequeña sonrisa se forma en mis labios al pensar en que puede que su expresión de preocupación sea por mí, que realmente piense en mi bienestar.

—¿Y qué hay de ti?

Bingo. Mi corazón se salta un latido y yo dejo escapar un suspiro de alivio.

—Iré esta noche, tenemos un plan que hacer —respondo, dándole la espalda para volver a escapar de quienes me persiguen. No puedo dejar que se acerquen a ella.

—¿Lo prometes? —pregunta, con la voz temblorosa.

Yo río ante la situación, pensando en que hace no muchos días le hubiera importado menos que nada mi muerte o mi desaparición. Ahora realmente puedo llegar a creer que ella siente algo por mí más allá que un odio iracundo por haber causado la muerte de su mejor amigo.

—¿Ahora te preocupas por mí? —pregunto, con una sonrisa en el rostro.

—¿Aún puedes verme? —pregunta ella, en cambio.

Giro mi cabeza para mirar por encima de mi hombro y la veo allí, con esa peluca que no le queda para nada bien. Definitivamente le queda mejor su color natural, el cuál remarca sus delicadas facciones y acentúa el hermoso violeta de sus ojos.

—Sí.

Veo como levanta su mano y muestra su dedo corazón. No puedo evitar reír, lo que hace que ella forme una débil sonrisa en sus labios.

Hipersomnia #1.5      [pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora