3. el día que te soñé

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GOT7 ; 안 보여 (Come on)

Yokohama, Japón. 31 de enero de 2018

Querida Hinata.

La noche anterior soñé contigo.

Estábamos en ese lugar del cual hablamos constantemente, hicimos planes e imaginamos muchas veces visitar.

Te mantenía envuelta desde tu espalda, conectando mis manos con la piel de tu vientre hinchado de siete meses, las olas del mar acariciaban con esa delicadeza familiar nuestros pies desnudos. El viento simplemente te hacía ver más hermosa, el sonido de la arena ser arrastrada por el mar hacia su interior era tan placentero como las veces que ponía mi oreja en tu estómago y escuchaba la vida de nuestro hijo latir.

Verte acompañada de exuberantes paisajes se asemejaba a una obra maestra valorada en cuantiosa cantidad. Me trajo ese placer que regocijaba al presumir como mi compañera cuando todavía nos adorábamos, bueno, yo lo sigo haciendo, incluso con tanta intensidad que roza en lo insano.

Al despertar, solitario, vacío, sin el aroma de tu suave cabello bajo mis fosas nasales, te extrañé un poco, bastante más.

¿Te conté sobre la primera vez que fuiste la protagonista de mis sueños?

Tuvieron que pasar un par de semanas compartiendo el mismo techo para que pudiera ver a la mujer que se escondió bajo una imagen falsa y poco agradable que me hice al inicio. No eras la mala persona que por varios días me hice creer.

Ocurrió una semana después de que tu papá me sugiriera comenzar a trabajar con él y yo acepté. Que ilógico trabajar para la persona que encabezaba mi lista de desprecio, tu padre, el primer ministro, no era el padre de familia amoroso y honorable que la televisión nos vendía, no necesité indagar sobre el tema para saberlo. Por la forma en la que te hablaba y como cambiaba tu estado de ánimo cuando nos visitaba era más que suficiente darse cuenta.

No quiero hablar de tu padre, así como él no quiere saber nada de mí, y no me importa de cualquier forma, porque únicamente importas tú.

¿Por qué soñé contigo?

Tal vez fue el "buen día, ¿cómo dormiste?" de diario. Quizás fue la personalidad encantadora y simpática, o que de inmediato te ganaras el cariño de mis padres, incluso de mis amigos, sobre todo de Sakura... es curioso, ¿no lo crees? De la nada pasamos de ser novios a ser sólo amigos. Creo que ahí estuvo el secreto siempre, ella y yo no funcionamos como pareja, como tú y yo, Sakura es como mi hermana, y me alegra que viva una vida feliz junto a mi mejor amigo. Sin resentimientos como tú me enseñaste. ¿Sabes? a veces me fastidiaba cuando Sakura te quería tener para ella todo el tiempo, y como olvidar cuando reventé de celos porque Kiba insinuó que le gustabas. Sé que no sabes esto porque me esforcé en aparentar que ese sentimiento de posesión era sólo una mala jugada y no significaba nada. ¿Ahora entiendes por qué no te hablé durante todo ese día?

Perdón por eso. Lamento que no quiera compartirte con nadie.

A lo mejor fueron tus sonrisas cautivadoras que me obsequiabas constantemente, tus risas contagiosas y el sencillo sentido del humor que podía acabar con un mal día poniéndome extraordinariamente de buenas... Tus ojos risueños con los que me mirabas tímida cuando llegaba a casa con tu postre favorito. ¿Te cuento algo? Amaba la forma en la que cubrías tu rostro colorado cuando yo era el causante, por eso lamento que mis descontrolados coqueteos involuntarios te hicieran sentir tan avergonzada e incómoda en algunas, o en todas, ocasiones.

Para serte sincero, no creo que pueda elegir sólo un momento. De hecho, todo aquello fue participe en detonar ese caos que me azotó después de que soñara a mí besando tus rosados labios, tocando tu suave piel. No fue disgusto, fue confusión, porque aunque me repitiera que aquello estaba mal en realidad se sintió bien, tan magnífico. Por largas y tortuosas horas compartiendo mi calor mientras dormías deseé poder probar lo que mi sueño me incitó.

Fue durante las épocas de lluvias, cuando la primera tormenta local de la temporada nos dio una visita desafortunada. Ese día tu padre llamó para decir que me tomara el día libre. Pese a que se comportó como un ser sin corazón antes, él sabía la fobia que le tenías a los rayos y me lo advirtió, estoy casi seguro de que se preocupó por ti.

Los estruendosos ruidos de una rama golpeando mi ventana me despertaron de golpe, apenas pude fijarme en el viento y en el aguacero que caía cuando los golpes en mi puerta me hicieron voltear. Supuse desde un principio que eras tú, ¿quién más? Si bien dormíamos en habitaciones separadas éramos los únicos que habitaban la casa.

Miré la hora en mi teléfono celular: 1:31 am. ¿Por qué siempre te pasabas a mi habitación, a mi cama, a la misma hora?

Te vi parada en la entrada, tus hermosos y encantadores ojos brillaban con intensidad, estaban más abiertos de lo normal, y admito que me causo un poco de ternura y diversión a la vez. Tu cuerpo tembloroso se asemejaba a la gelatina de yogurt que te gustaba desayudar... aunque siempre terminabas comiéndote una ración de mis waffles, y yo trataba de comerla para darte gusto a tu antojo.

Escuchamos un estruendo del rayo impactar en algún lugar no muy lejano de nosotros, te estremeciste, cubriste tus oídos con fuerza.

—¿P-Puedo dormir contigo? ¡Sólo por esta noche!

Te exaltaste cuando viste mi cara de duda. Me explicaste apresurada, insegura, y arrepintiéndote cada vez que decías una palabra, sobre cuánto le temías a este clima con sus luces estrepitosas.

Te dejé quedar.

Fue el primer gran salto a enloquecer.

Tu rostro rojo cuando te dije que no dormiría en el suelo fue luz para mis ojos.

¡Por Dios, Hinata! podía sentir desde el otro extremo de la cama donde tu cuerpo tiritaba en exageración. Pero, ¿tu fobia era el causante, o era mi cuerpo cerca del tuyo? Aquí entre nos, prefiero la segunda opción.

—Deja de temblar y duérmete antes de que tenga que obligarte a hacerlo —te dije dándote la espalda, como tú lo hacías a mí.

No respondiste.

Ahora que lo pienso, en verdad deseabas eso ¿no es así?

Debo admitir que me tenías un poco fastidiado, y aparte de eso, en esos días ya aceptaba que me gustabas un poco. Qué digo "poco", "demasiado" es una mejor expresión. Siempre me pareciste linda, muy guapa y atractiva para alguien que se cohibida frente a la gente. No era tu intensión lucir como una mujer sensual, sin embargo tu comportamiento y monumental figura te hacían ver así. Tarde o temprano iba a caer en tus encantos sin que te lo propusieras, lo supe desde los primeros días de casados.

No lo pensé por más tiempo, me volteé y envolví tu abdomen ligeramente abultado con mi brazo. Sentí en mi piel tu tensión aumentar.

—Levanta la cabeza, usa mi brazo de almohada. Sólo es dormir, Hinata, no significa nada.

Significó más de lo que conjeturé.

Tu trasero moviéndose en mi pelvis era una agonía, aun no sé si lo hacías consiente o solo eras víctima de tus nervios. Debí poner un cojín o algo entre nosotros, pero sinceramente estaba deseoso que sintieras lo que estabas despertando. El olor de tu enjuague, la finura de tu piel, la satisfacción de poder acariciar tu cuerpo me estaban volviendo loco. Un loco que pudo contener cada gota prematura de deseo.

Te quedaste dormida a pesar de que la tormenta no parecía terminar. Yo no pude dormir tan fácil. Fuiste un estimulante masculino natural para mí.

Entonces cuando por fin caí en el mundo de sueños, apareciste tú. Tú. Tú. Tú. ¡Maldición! ¿Por qué te estaba besando? ¿Por qué ponía mis manos sobre tu cuerpo privado?! ¡¿Por qué deseaba recordar más cuando desperté?!

Esa noche fue el comienzo de muchas otras noches en vela, cuando te metías en mi cama a la 1:31 am con el pretexto de no poder dormir fue el comienzo de noches soñando a mí besándote, acariciándote, haciéndote mía. Todo eso hasta que no fue más un sueño.

Espero no te moleste, pero haré lo posible para soñarte otra vez.

Me despido de ti antes de caer en mi cama extrañándote.


Atentamente: tu fiel soñador, Naruto Uzumaki.

1:31 AMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora