6. el día que te perdí

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The Rose ; Sorry

Yokohama, Japón. 06 de febrero de 2019

Querida Hinata.

Es momento de despedirme. Quiero darte un "hasta pronto" porque es lo que realmente necesitas... alejarte completamente de mí.

—No —digo en voz alta. Arranco el papel del cuaderno, lo hago bola y lo tiro en el cesto de basura lleno. Permanezco unos segundos observando con suma atención la montaña desbordante de papeles puestos en el contenedor donde escribo los intentos malogrados de mis bochornosas declaraciones sentimentales.

—No pensé que fuera tan difícil —Froto mi rostro con mis manos heladas antes de sacudir mi cabello con agonizante desesperación.

Durante tres horas he tratado de escribir una carta medio decente donde quiero expresar, sin parecer amenazante o chantajista, por qué planeo darle a Hinata la libertad que ansía. Quiero que comprenda porqué voy a renunciar a todo este intento de recuperar algo que no tiene solución.

¿Qué si me estoy rindiendo? Puede ser, ni yo mismo me entiendo. Estoy confundido, no sé si debo seguir adelante o simplemente debo parar y dejar que las cosas pasen por sí solas, planeo dejar que ella tome las riendas de una vez por todas, y si quiere soltarlas no me voy a oponer.

Siento que estoy poniendo a Hinata en una situación complicada que evidentemente ella nunca pidió. No supe nada de ella desde que terminamos, de no ser por el ultrasonido de Boruto y la nota que mandó hasta el día de hoy no sabría de su existencia. Creo que la estoy presionando demasiado, y comienzo a temer que ella está mejor sin mí.

A lo mejor, Hinata y yo no estamos destinados a estar juntos. Me estoy ilusionando con algo que capaz jamás llegue, quizás estoy buscando amor en el lugar equivocado.

—¡¿Qué mierda estás pensando?! ¡Ella es el amor de tu vida, sólo es que la perdiste por tu egoísmo! ¡Nadie tiene la culpa de lo que está pasando más que tú mismo, imbécil! —Me reprendo por la grotesca idea que tuve antes. Tiro de mi cabello cuando escondo el rostro entre mis rodillas.

¡Claro que Hinata me ama! Pero también sé que el amor no es suficiente para mantener a dos personas juntas. Sin confianza no hay nada, muchas veces lo dijo ella.

¡No sé qué hacer! ¿Debo parar, dejar de buscarla? ¿Seguir insistiendo y escribiendo mis sentimientos en un pedazo de papel? ¿Y si no funciona?

Escucho el sonido chillón de la tetera hirviendo. Ese sonido me recuerda cuando tuve la mala fortuna de conocer al ex novio de Hinata en persona.



Apagué la estufa cuando sonó el timbre. Me quité el mandil y me sequé las manos mojadas gracias a que antes estaba lavando los platos. Me apresuré a abrir y entonces lo vi, al principio no sabía quién era, pero el sólo verlo me dio mala espina.

Era alto, delgado, de cabello marrón oscuro y un poco largo. Sus ojos ámbar tan helados como un témpano de hielo advertían nada bueno.

—Hinata Hyuga, ¿vive aquí?

Fruncí la mirada cuando la nombró por su primer apellido. Todo aquel que ha escuchado las noticias en televisión, periódicos o la radio, sabe que la hija del Primer Ministro ya no es una Hyuga.

—Uzumaki —corregí de inmediato—, sí, aquí vive. ¿Y tú eres...?

—Mi nombre es Utakata Rokubi. ¿Puedes decirle que estoy aquí?

Era él, no tenía la menor duda. Destacaba excepcional con la descripción que un día sin querer Hinata hizo sobre él. Soberbio y educado al mismo tiempo, físicamente "encantador", como ella lo llamó, y con una postura altamente engreída.

1:31 AMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora