#17 "El amor del verano"

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Francis:

¡Urra! Por fin vacaciones. La escuela era realmente tediosa, odio la escuela.

Me encontraba aún en clases, sentado y decayendo cada vez más y más sobre la mesa de la biblioteca escolar. Estoy en esta situación debido a que Yosseline dejó todos sus proyectos finales hasta última hora, y pues los tiene que entregar todos hoy, yo solo estoy como apoyo emocional, que ni piense que le ayudaré en algo más que decirle "tu puedes, vamos".

-¿Conseguiste los libros que te pedí? - Hablando de la reina de Roma, la castaña de ojos azules llegó con una pila de libros, mientras me dirigía una mirada acusadora. - ¡Francisco! ¡Te lo pedí! - Sentenció.

-Cállate, ¿qué no ves que estamos en una biblioteca? deja que los demás se consentren. - Musité con un tono de burla en mis palabras.

-¡Por dios, no hay nadie aquí! - Alzó nuevamente la voz.

-Shhhhh, ya silencio. - Nos regañó la bibliotecaria, que recientemente se había posicionado detrás de nuestra mesa de trabajo.- Niña, no me hagas sacarte de nuevo, ya son varias las veces que te tengo que correr por armar un escándalo. - Advirtió la vieja mientras movía su dedo índice acusadoramente hacia nosotros.

-Per... disculpe. - Dijo la ojiazul con la vista baja. - No volveré a crear alboroto. - Posteriormente de disculparse, fijó su vista en mi rostro burlón, para después clavar su furiosa vista contra la mía.

-Que no se vuelva a repetir. - Fue lo último que dijo la peligris para luego abandonar la escena.

-Jajajja - reí por lo bajo.

-¿Muy gracioso y todo no? - Preguntó retoricamente. - Cállate ya y ayúdame con esto.

Nos mantuvimos toda la tarde en la biblioteca, era muy tedioso haber pasado toda la maldita mañana en la escuela como para también estar ahí en la tarde. No quería ver más caras de personas, me deprimian aún más.

Me recosté en mi brazo derecho que con anterioridad había colocado sobre la mesa, cerré los ojos y me olvidé de todo por un momento; de mis problemas familiares, de la escuela, de las personas, de todo. Con excepción de mi querido Dilan, la única persona con la que realmente quería estár en ese momento.

-Jajaj estás pensando en cosas gays, ¿no es cierto? - Se bufó la castaña mientras recargaba su cabeza sobre su mano izquierda.

-Cállate, no podrías si quiera saberlo. - Sentencié molesto.

-Tenías una sonrisa ladeada, sé que pensabas en Dilan. Pobre pequeño, sabes que es ilegal, ¿no? - Dijo mientras aguantaba la risa, tratando de no soltar una carcajada que la sentenciara a ser corrida de la biblioteca.

-¿De qué hablas? ¿Por qué ilegal? - Sabía que lo decía de broma, pero me resultó bastante curioso, yo sé que nos llevamos por cuatro años, pero no me parese muy extenso.

-jaja, es que el niño tiene a penas catorse, y tu viejo, ya tienes diecisiete. - Continuó con sus esfuerzos de aguantar la risa.

-Oh dios, que atrocidad, malditos cuatro años de diferencia. La ONU ya me tiene en la mira. JAJAJAJA

-JAJAJAJAJA....

Las risas duraron poco, ya que a ambos nos sacaron de la biblioteca, al parecer no pudieron resistir nuestro estilo.

Yosseline tomó fotos de las páginas requeridas y las bibliografias de cada libro, por lo que no sintió preocupación alguna.

Bajamos las escaleras y nos dirijamos a la entrada, donde nos esperaban unos amigos de Yoss para llevarnos a casa. En el camino, pude contemplar las casa, los autos y a las personas, cosas que dejaría de ver un tiempo, ya que en estas vacaciones me la pasaría encerrado en casa con Dani y mi padre.

Posteriormente, los amigos de Yoss nos dejaron frente a los departamentos, para después desaparecer dejando un humo proveniente del escape en mal estado del auto.

-Buf - Suspiró la más baja- Quiero dormir y no despertar hasta que sea mañana - Dijo, aunque no le creo, ya que a penas son las seis con doce. Con suerte y tomaba una siesta corta.

-Igual, pero antes debo ir a ver a Dilan. - Mencioné, para después colocarme bien la mochila y dirijirme a la gran casa naranja que se encontraba cruzando la calle.

-Bien, saludalo de mi parte. - Recitó animadamente, para fijar su rumbo a las escaleras de los departamentos e ir a casa.

Luego de despedirme de mi amiga, caminé rápidamente hasta la puerta de mi novio, quería verle cuanto antes ya que no tuve oportunidad de verlo en todo el día. Llegué al pórtico y toqué el timbre una sola vez, para esperar pacientemente una respuesta.

-¡Fran! - Me saludó aquel castaño de ojos verdes que traía a mi corazón hecho un lío desde ya hace varios meses. - Sabes, ese color de cabello te sienta de maravilla - Exclamó, luego de ver el notorio cambio del blanco al café azabache.

-Si, decidí que el blanco llamaba demaciado la atención, así que opté por teñirlo a su color original. - El cabello blanco literalmente solo fue cosa de un mes, mi hermana simplemente quiso probar un tinte en mi.

-Em, bueno, ¿quieres pasar? - Preguntó tímidamente el castaño, a lo que solo me limité a responder con una sonrisa.

Luego de abrirme paso hacia su morada, me invitó a sentarme en el sofá de su sala, "Ahora regreso" dijo para después adentrarse a su hogar en busca de su madre. Yo me quedé sentado paciente y obedientemente, mientras esperaba el regreso de mi novio.

Saben, planeaba pasar las vacaciones encerrado en casa, pero pensándolo mejor, creo que mejor pasaré mis días con Dilan.

En fin, charlamos, cenamos y al final dieron las ocho en punto, yo tenía que regresar ya a casa, si no mi hermana se preocuparía bastante. Erika fue muy amable en recibirme, siendo una persona tan amable y cálida, no me sorprende que sea la madre de este dulce chico.

Posteriormente de la cena, Dilan me acompañó a la salida para despedirme.

-¿Quieres que nos veamos mañana? - Se animó a preguntar.

-Sabes que siempre voy a querer que nos veamos. - Me acerqué a él para abrazarlo y así seguidamente tomar su cintura y depositar un casto beso en su frente.

-Sabes... que me avergüenzo fácilmente. - Habló mi pequeño novio intentando no tartamudear en el intento. - Pero, quiero que me des un buen beso de despedida. - Me miró desidido.

-Bien. - Sonreí, para después tocar suavemente la comisura de sus labios con mi pulgar, masajeando su labio inferior. Fijé mi vista en sus manos temblorosas que se dirijan a mi nuca y así acercarme aún más a él.

El ojiverde cerró sus párpados, esperando una reacción, mientras que yo solo me limité a seguir observando sus facciones, repitiendome una y otra vez en mi mente; "¿Cómo es que un chico tan lindo y tierno, pudo fijarse en alguien como yo?"

-Si no lo haces pronto, yo tomaré la iniciativa. - Me regañó sutilmente.

-Quiero ver que lo intentes. - Respondí retador. Pero Dilan no lo pensó dos veces, y aterrizó sus delgados labios contra los míos, creando un lindo beso que no duraría más de unos segundos.

Nuestro noviazgo ya no era una relación de unas semanas, ya no se comportaba tan tímido como antes, él ahora también podía tomar la iniciativa.

Luego de concluir nuestro momento, deposité un beso corto en sus labios para después besar su cuello.

-¡ay, no hagas eso! Sabes que me da cosquillas. - Se quejó mientras me alejaba de él. - Eres muy injusto.

-Lo sé. - Fue lo último que dije, para después caminar hasta el inicio de la calle y despedirme una vez más de Dilan.



















-No homo.

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