Ese Concierto

34 2 2
                                    

Una vez dentro de la tortuga nos dedicamos a buscar un buen asiento, con vista clara y que no tuvieramos problemas de audición . Aún faltaba muchisimo para que comenzára, así que decidimos salir a comprar algo antes para estar listos. Curiosamente al salir tú te me adelantaste un poco, pero, sin sospecha ni nada parecido, te seguí para saber si me descubrías. Te encontraste con un amigo, el cuàl te saludò de una manera muy extraña, pero de todas formas no era para sospechar tanto. Caminaron juntos y se metieron a un almacén, probablemente a comprar cigarros, y luego salieron juntos de allí, pero aún así parecía normal. Luego el se fuè, y yo me adelanté. Te pregunté quién era, pero tú me dijiste "No es nadie, solo un conocido". Aún con mis sospechas hice caso de lo que me dijiste, escudándome en el hecho de "¿Por qué me deberías mentir acerca de ésto?". 

Tomé mis cosas y salí de allí en busca del departamento, me compré un piano eléctrico hace dos escasos dìas atrás, allí he estado encimismado durante  horas y horas, creando cosas sin sentido pero en cada movimiento, en cada tecla, en cada melodìa, en cada pentagrama escrito, tiene significado distinto que hace vibrar mi ser, que me hace estar sincerarme conmigo mismo, me doy cuenta que sólo de ésto podría vivir, no hay nada más de lo que podría disfrutar plenamente.

Así yo tranquilo sin tener que buscar pretextos para dormir, me cansé y el curso natural de mi cuerpo cayó en el sueño y en brazos de Morfeo.

A la mañana siguiente ya vigoroso y dado el ánimo de la mañana procedí a bañarme, tomè un desayuno contundente y salì a hacer lo que no hacía hace muchisimo tiempo: trotar.

Recorrí toda la ciudad cuesta arriba y abajo, para luego terminar en el centro. Desde allí tomé una micro que me dejó muy cerca de la casa, y llegué a hacer el almuerzo.

Pensé en invitarte a almorzar, así que te llamé y contestaste, para mi sorpresa. Aceptaste y quedamos en encontrarnos en el Cantabria, a las 15.30.

Llegué a las 15.00 arreglado, de terno y corbata porque venìa de un casamiento, del cuàl no quiero hablar, y te esperè. Recuerdo que pedí al mesero que me trajera un amaretto bien cargado y un sandwich de lomo. Me quedé allí pacientemente.

A la 16.30 pensé en darme por vencido, así me incorporé para retirarme y pedir la cuenta, pero de pronto, llegaste corriendo y gritando: "Espera, lo siento, me atrasé mucho!!!"

GirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora