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Hitoshi calló en cama con 39° de temperatura, porque para su mala suerte en vez de que Midoriya pescase el resfrio, lo pesco él. Tanto que le había hablado de los resfrios al de cabellos risados y ahora le sucede esto. De una cosa estaba seguro, que la situación por la que pasaba era producto del karma, todo esto por haberle hecho llorar a un angelito como Izuku.

Shinsō nombro por lo bajo cada maldición que existía en el diccionario, y esta acción captó la atención de su padre quien estaba pendiente de su estado.

─Bueno, parece que tu sueño al fin se cumplió, Hitoshi. Te quedarás unos días en casa.─Comentó su padre con su peculiar semblante serio, el otro lo miro con una expresión de cansancio, pues estaba afiebrado y con la nariz tapada.

Bufó aun con el termómetro en su boca. Sí, así es, Hitoshi tenía aquel aparato a pedido de su padre, el cual era el único -que él conocia- que velaba por su bien estar.

Y por la mente del chico paso aquella lamentable situación, en la que Midoriya se desmoronaba frente a sus ojos y él no hacía nada más que colaborar a su destrucción. Eso le hizo pensar en que tal vez no le gustaba más aquel chico, pero esa idea desapareció de su cerebro al sentir unas inmensas ganas de abrazar al más bajito.

Sin darse cuenta, Hitoshi ya estaba gruñendo y removiendose en su cama impaciente por recuperarse e ir en busca del chico para pedirle que lo perdonara. Pero algo le decía que esta vez había metido la pata hasta el fondo y no tenia posibilidades de salir ileso de esta.

─¿Qué es lo que te pone tan inquieto?─Indagó Aizawa trayendo en manos una bandeja con un plato de sopa en esta. El interrogado bufó haciendo que el aparato,que media su temperatura corporal, cayera sobre el colchón.─¿Y ahora qué? Adivinaré. ¿Midoriya?

Y como si hubiera dicho un tabú, Shinsō volteó su rostro hacia la pared para que su padre no viera sus vergonzados pomulos colorados.

Soltó una que otra grosería por lo bajo, siendo fulminando por la tenebrosa mirada de Aizawa, pues no le caía que su hijo dijera tantas barbaridades y más frente a él.

Hitoshi no soportó más y habló;─Deberias haber estado allí. Jamás pensé decirle tantas cosas horribles a alguien como él...

Aizawa frunció el ceño algo confundido por lo que había dicho su hijo. Seguido de eso dejo las cosas que traía sobre la pequeña mesita de noche.

Tomó asiento en la orilla de la cama, y con la mirada perdida en el suelo comenzó a murmurar cosas sin sentido, hasta que llegó a una conclusión.

─Primero que nada, ¿que es eso de "alguien como él"?─Dijo su padre mirandolo fijamente esperando la respuesta de su chico, este cerró los ojos y suspiró con fastidio, pues no le gustaba explicar.

─Quiero decir...que él es...es...es un chico cariñoso, paciente, bondadoso, y no importa cuantas veces lo rechace el sigue...sigue...─Detuvo sus palabras al percatarse de lo que estaba diciendo, o mejor dicho al caer en cuenta de que Izuku siempre lo perdonaba por más daño que le hiciera.

─Sigue...─Dijo él buscando que su hijo terminase la frase, pues Aizawa estaba a punto de presenciar como su hijo hallaba una respuesta sin su ayuda. Su descendiente lo miró por unos cortos segundos.

─Sigue...sigue a mi lado...aunque lo lastime, es...es como si me necesitara...como si piediera algo de mi, pero algo que ni él sabe...─Mumuró el chico, este cerró los ojos con pesadez y dejo caer su cabeza por el respaldo de su cama.─Diablos, e sido un idiota. Espero puedas disculparme...Midoriya.



































Hola~
¿Todo bien?
¿Me extrañaron?
Aquí les traje otro capítulo, espero que lo disfruten~.

Hola~¿Todo bien?¿Me extrañaron?Aquí les traje otro capítulo, espero que lo disfruten~

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Enséñame a Amarte MidoriyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora