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Y como había dicho Aizawa, allí estaba él con una bandeja con dos platos de sopa en ella. Shinsō ayudó con las cosas, ya que traía un anotador entre uno de sus brazos.

─¿Para qué el cuaderno?─Indagó Hitoshi, el peli negro miró de reojo a su curioso chiquillo.─No me digas que harás de psicólogo.

Aizawa no era de hacer bromas o de intentarlas siquiera, pero quería hacer una excepción para su hijo, después de todo necesita un momento con él. El mayor llevó la palma de su mano a su pecho e hizo una expresión que representaba la palabra "ofendido" . Esto, por supuesto, dejo sin palabras al menor, y no logró ahogar una leve risita. Al oír eso, Shota se alegro de haberlo hecho reír.

─Funcionó. La revista "Padres de hoy" tenía razón, la risa es la mejor medicina.─Mumuró con una expresión extraña. Shinsō frunció el ceño con algo de diversión.─Esto será tu bitácora, de ahora en más no saldrás de casa sin esto.

Cuando terminó le entregó el anotador que vio anteriormente, lo revisó por si había algo escrito, ademas de que en la primera hoja dijera "De papá para Shinsō", pero no halló nada. Y Hitoshi se interrogó a si mismo por unos minutos pero ninguna interrogante era respondida.

Shinsō analizó por segunda vez las palabras de su padre. ¿A que se referia con bitácora? ¿Sería un experimento? . Aizawa al ver el confundido rostro de su hijo, optó por iluminarle antes de que el chico perdiera la cabeza.

─Aquí anotaras cada acción que te hace feliz e infeliz, cuando estás con Midoriya. Te daré un plazo de una semana.─Mencionó con sonrisa extraña, por no decir macabra. Hitoshi observó nuevamente el cuaderno que estaba en sus dedos y se cuestionó lo que anteriormente venía pensando con respecto a la escuela, pero por alguna razón no se lo dijo a su padre.

Después de eso, pasaron toda la tarde degustando la sopa que había preparado el mayor. También hablaron de cosas como el amor, la univerdidad, pero para que la situación no estuviera tan seria Aizawa le relató sus más graciosas experiencias en el amor, e incluso le confesó que una vez estuvo enamorado de unos rollos de canela. Y así pasaron un ecantador momento entre padre e hijo, que tanto había deseado Aizawa.

[...]

Ya era de noche, las estrellas no eran tan visibles ese día y esto colocaba de mal humor a Shinsō, el cual esperaba poder presenciar aquella luminosa belleza. Pero no se podía, y de cierto modo esa situación le recordó a Midoriya, su ser era tan puro y precioso  que no se atrevía a opacarlo con su oscuro ser.

El chico se asomó por vantana, colocando sus dedos por el fragil vidrio, que al igual que las estrellas le recordó a Midoriya. Tan transparente e hiriente por su translucida alma y belleza, pero a la vez tan sensible.

─Qué me haz hecho Midoriya...─Susurró al firmamento. La puerta de su habitación fue abierta dejando pasar a Aizawa.

─Shinsō, hijo.─Comentó con pesadez, el llamado fijó su vista en el mayor temiendo a lo que dijese este.─El director de U.A acaba de llamarme, me informó que no aceptará que te pierdas una clase más.

Hitoshi suspiró con fastidio, pues no hallaba las suficientes ganas para ir a ese lugar del demonio, pero al menos tenía dos motivaciones; una de ellas era su padre, quién siempre está para él, y la otra era las notaciones que tendría que poner en la bitácora.

─De acuerdo, iré mañana y me pondré al día. Prometo esforsarme e intentar recuperar el tiempo perdido.─Demandó de manera fria, dejando ver que esta vez iba en serio.



















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Hola~~ ¿cómo están?
Como sé que me voy a perder unos días les dejo este capítulo, espero que lo disfruten.

Enséñame a Amarte MidoriyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora