Vampir

Capítulo III. Definitivamente muerta.

Parpadeó unas cuantas veces, al contemplar a la mujer que se encontraba tirada en el suelo. Rodó los ojos molesta al recordar como ella siempre le sujeta los pies al despertar… Es un fantasma atado a esa mansión, en la cual ahora reside.

Uno de sus pies tocó el frío piso, y aquella mujer avanzó rápidamente hacia él; con sus extremidades flexionadas imitando a una araña, el cabello arrastrándole y la mirada baja. Hinata se sorprendió ante la velocidad de aquel espectro; aun así se levantó para prepararse e ir a su nueva escuela… Como la buena alumna que fingía ser.

Cerró la puerta de su hogar, para encaminarse a su universidad que quedaba a unas cuantas cuadras de ahí. Su cabello aun se encontraba húmedo; maldijo a aquel “fantasma” por hacerle la jugarreta de cortarle la energía eléctrica. Ya después pensaría una forma de deshacerse de aquella mujer; siguió avanzando.

—¿Tarde Hyuuga? —Escuchó detrás de ella.

Observó al azabache que se acercaba, con su sonrisa arrogante. Esa sonrisa que antes todos le daban, recordándole cuan insignificante era, la vida miserable que llevaba…y como su madre la golpeaba. Torció la boca un poco, y unas ganas de estamparle la cara a ese Uchiha contra la cerca, la inundaron.

—B-buenos días, Uchiha-san —Hizo una reverencia—. M-me quede d-dormida.

—No te pedí una explicación, Hyuuga —siguió avanzando sin siquiera mirarla—. No es como si me importara.

—L-lo siento —se disculpó avergonzada.

Lo vio alejarse, frunció el ceño; trató de controlar su ira.

— ¿Cómo es posible que ese engreído, tenga tantos amigos? —Mordió uno de sus dedos y siguió avanzando detrás de él.

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—No pude dormir ayer —Se quejó Naruto—, con lo que nos pasó…

—Quedamos que “eso” jamás sucedió —soltó Kiba.

—Si “eso” jamás sucedió… ¿Por qué tengo estas marcas? —Sakura mostró los rasguños que esos seres le habían provocado.

—¿Por qué dormiste mal? —habló Kiba—. Vamos chicos…es mejor vivir en la negación.

—¿En la negación? —preguntó indignada—, estas marcas no fueron causadas por una “alucinación colectiva”… Es algo más oscuro.

—Sakura, ¿no crees que sea mejor que esas heridas las vea un doctor? —cuestionó Chōji—, realmente lucen mal.

—Vamos con la “vieja” —sugirió el rubio—. Recuerden que cuando íbamos a la preparatoria, ella era doctora ahí.

Sin embargo, el ambiente cambió drásticamente, todos se quedaron callados al instante, bajaron la mirada; Naruto entendió ahí su error, recordando la causa que hizo que su ahora directora cambiara, convirtiéndose en una persona triste y gris.

—Había olvidado que la “vieja” Tsunade cambió —Habló triste, mientras se rascaba una de sus mejillas—, d-desde de la muerte de Hinata.

—¿Y-yo morí? —se escuchó una voz femenina detrás de ellos.

En la entrada del salón, se encontraban Sasuke, y a su lado, Hinata. La Hyuuga los miraba sumamente “estupefacta”.

—¡Hinata! —Soltó pasmado—. No me refería a ti… Veras, antes…nosotros…

—Por cierto, anoche cuando nos encontraste —la joven de ojos jade interrumpió al rubio—, ¿viste el salón destrozado?