№7

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He pensado en suicidarme.... Escribir una carta y ponerla sobre mi cama para dejar de sentirme sucia y rota. Pero no sería buena idea mi mejor amiga no podría vivir sin mí, lo sé, ella es demasiado tímida como para conseguirse otra nueva mejor amiga, además de que ella tiene el síndrome de Tourette. Mi pequeña niña.

Estaba tan concentrada en mis pensamientos que se me olvidó que estaba en clase, gracias al puto profesor que me sacó de mi zona de confort.

Sr. Sullivan: Señorita Turner, ¿le aburre mi clase para no presentarle atención? — Sí.

— No. — Maldito profesor.

Sr. Sullivan: Entonces no le importará explicar el ejercicio, ¿o sí? — Sonrió.

— Eh, claro que no Sr. Sullivan.— Mierda, mierda, mierda.

Me levanté de mi asiento, creí que estando lejos de la vista del profesor no me tomaría en cuenta... Ahora debo de elegir otro asiento.

Sentí miradas cuando pasaba por los asientos de los demás, Victoria mi mejor amiga me miraba de reojo.

Estaba enfrente del pizarrón y el profesor se sentó.

«No entiendo nada».

— Pues...— No, no podía, como odio matemáticas.

Sr. Sullivan: ¿Sí Sr. Mason? — Me dí la vuelta para mirar al chico guapo —pero nerd— que levantaba la mano.

Mason: Perderemos el tiempo profesor, si estaba mirando a otro lado significa que no le interesa esta clase. — No recordaba cuanto odiaba a este chico.

Es guapo pero nerd, siempre creí que era el hijo de un Dios griego por su bello y perfecto rostro, parece que la pubertad no a tocado a su puerta, es un chico frío, no es popular siendo jodidamente sexy y es el único chico que no está en el equipo de fútbol... ¡Oh! Se me olvidaba.

El el hijo menor del Sr. Sullivan.

Mason Sullivan.

Mason: ¿Te puedes hacer a un lado? — Sus ojos azules oscuros hicieron que mis pensamientos se fueran y volviera a la realidad.

El profesor Suspiró— Siéntese señorita Turner.

Regresé a mi lugar avergonzada, ¿ese que se cree? Qué no crea que solo por ser el hijo del profesor de matemáticas puede faltarme al respecto... Puede ser guapo pero es muy orgulloso.

Mason: De nada, Turner.— Alcé la vista, el ejercicio estaba resuelto en un par de segundos.

Sr. Sullivan: Gracias Sr. Mason, es muy inteligente.— Dios, elogiando a su hijo en su clases.

Mason: Lo sé. — Me miró de reojo y se sentó en su lugar que estaba una silla atrás de la mía.

«Vaya, que modesto». Nótese el sarcasmo.

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