Entre las sombras de: Crystal Lake

Capitulo 1.

Aún recuerdo el día que Christof fue adoptado, sus llantos se escuchaban desde fuera del orfanato, se aferraba con tal fuerza a mis piernas que temía que me dejara solo en bragas de Hello Kitty. Recuerdo a la Madre Alice sujetándolo de sus piernas tratando de que se soltará de mí, y a sus padres adoptivos viendo con preocupación desde la puerta.

-Vamos, Christof, tienes que ir con tus nuevos papis- apenas si podía hablar con el esfuerzo que hacía.

-Nooooo!- seguramente su garganta ya tenía algunos puntos de sangre por los gritos.

-Chris!, me bajarás la pijama!- me aferre a los elásticos de mi pijama térmica de Barbie.

-Lo prometimos!!!! Siempre- sus ojos verdes me miraron con lágrimas en los ojos y allí comprendí, que desde ese día estaría sola, no más travesuras juntos, o escaparnos a mitad de la noche al gran comedor del orfanato para robarnos unas galletas saladas, las cuales fingíamos que eran de chocolate oh bombones inclusive de gotas de arcoíris. En un ágil movimiento la Madre Alice pudo soltar a Christof de mis piernas para así entregárselo a Edward, el nuevo padre de mi amigo, sus padres se despidieron da la Madre Alice y se lo llevaron cargado mientras sus gritos y llantos se escuchaban por los pasillos del lugar, recuerdo el gran nudo en la garganta que se había instalado en mi garganta nada más perdí de vista a Christof.

Mi pecho se contrajo, y el aire era imposible de llegar hasta mis pulmones, al fin había comprendido a los niños cuyos mismos padres iban a dejar a este lugar. Mis piernas tomaron voluntad propia y corrí por donde se habían llevado a Christof, lo vi sentado en la parte trasera del auto mientras las lagrimas mojaban su rostro, sus padres se despidieron y subieron a su auto, mientras yo corría lo mas que podía para alcanzarlo,

-Christof!- corrí unos pocos metros detrás del carro, mientras que Christof lloraba sin parar y pasaba al área del maletero para pegar su mano en el vidrio.

Los días pasaban cada vez mas lentos, y el hambre estaba comenzando a abandonarme, varias hermanas y madres del orfanato intentaban subir mi animo sin saber que no seria posible hasta ver a mi amigo otra vez, los demás niños no entendían mi cercanía con Christof, nunca entendieron que éramos almas gemelas, nacidas para estar siempre juntos, siendo los mejores amigos contra el mundo.

Los días sin él eran tortura pura, cuando el estaba aquí, era muy usual ser regañados por haber corrido en los pasillos, reído muy fuerte oh inclusive gritando por nuestras peleas tontas de quien era mas bonito de los dos, al final siempre ganaba, siempre decía que era broma que era la mas bonita del lugar. Cuando tuve razonamiento de estar en el orfanato entro en mi una tristeza que solo Christof podía apartar, creaba historias acerca de por que había terminado allí, la mas usual era que mi mama me había dejado allí por que era tan bonita que los hombres malos querían robarme.

Tres meses pasaron hasta que lo volví a ver y luego un año después, el día de mi cumpleaños un 19 de octubre, estaba mas que feliz, pero podía notar que Christof no lo estaba tanto, sus papas, me regalaron muchas cosas, algunos cambios de ropa nueva color rosa y mucha muñecas barbies y escenarios para ellas, libros para colorear y una caja inmensa de colores crayola con brillantina. Habían traído un pastel, para mi y mis amigos, era enorme de dos pisos con forma de princesa lo triste es que solo éramos nosotros cuatro. después de comer en un silencio un poco incomodo Christof y yo salimos a jugar al patio. Había crecido bastante, es obvio, una alimentación adecuada si funciona, él era 2 años mayor que yo, con tan solo 10 años ya se podría decir que seria un chico rompe corazones.

-Que te pasa? no pareces feliz- me senté en la hierba seca que había en el patio.

-Nos mudaremos a Thunder Lake un pueblito, que según mis padres es mágico- ahora entendía el por que su actitud- vine a despedirme, nos vamos en cinco días.