Santuario de athena
—¡Pero que calor!— un joven de cabellos blanquecinos, ojos rojizos y piel bronceada asentó un pilar en el suelo y apoyo sus brazos en el. Solo llevaba unos pantalones de color azulado y unos zapatos cafés, el torso lo tenia descubierto
—Venga Death— otro joven de cabellos celestes, ojos del mismo color y con piel de porcelana se quito el sudor de su frente con su antebrazo. — Tantos años viviendo en grecia, para que estes quejandote del calor ahora — al igual que su compañero, su torso estaba expuesto. Tenia pantalones de color blanquecino y zapatos negros
— Hay de calores a calores dita..., ¡y este es el peor que he sentido desde que resido aqui!— se quejo el cuarto guardián, tratando de darse aire con su mano la cual movia de arriba a abajo
— ¡Hey holgazanes! — gritaron a sus espaldas — Dejen de cuchichear y lleven esos pilares a virgo — pasando de ellos, un hombre de cabellos azulados levemente claros y largos, de piel canela con una camisa azul claro, pantalones cafés y zapatos del mismo color — ¿O es que las nenas ya no pueden? — solto con burla
— ¡Callate Kanon! — dijeron al unisono. El geminiano solo se carcajeo; los otros dos tomaron un pilar más cada uno y se encaminaron al templo de la virgen, kanon detuvo su risa y los siguio con sus dos pilares en el hombro derecho.
— ¿de verdad hace tanto calor? — hablo un joven de piel canela, cabellos y ojos cafés un poco rojizos y expresivos. Llevaba un hanfu de color blanco con negro, sus pantalones y zapatos tenian el color del ultimo. Miro a su compañero; un joven de gran altura, cabellos castaños cortos y los ojos igual de color. Traía una camisa amarilla clara, pantalones cafés y zapatos negros.
— Usted ya se ha acostumbrado. Con todos los años que tiene aqui o en las cascadas, maestro — contesto de manera amable
— Tal vez si sea por eso Alde
— comento con una sonrisa— Bueno, continuemos llevando estos pilares para virgo — subió un pilar a cada uno de sus hombros y alde poso dos en su hombro derecho y una más en el izquierdo.
De seguro se preguntaran como es que nuestros caballeros están en el santuario, pues, se supone que perecieron en la destrucción del muro de los lamentos
Pues bien comencemos...
...
Días después de aquella fatídica batalla y al no tener a alguien al mando en el inframundo, muchas almas salieron al mundo de los vivos, incluso aquellos condenados en el Cocytos. Ahí mismo es donde los dorados se encontraban.
Athena, los jóvenes de bronce y algunos más de sus soldados, tuvieron que aliarse a los espectros restantes para devolver las almas al inframundo. Más como condición, athena se quedaría con las almas de sus guerreros para poder revivir les; claro que muchos no estuvieron de acuerdo con aquello, pero eran los únicos que habían aceptado ayudarlos con ese problema, asi que mucha opción no tenian.
Pasaron al menos ocho meses para que lograran atraparlas a todas. Las que dieron más trabajo fueron las de los niños, entre ellos aioros...y la del maestro dohko. Si cuando tenia un cuerpo para sus antiguos compañeros les era difícil detenerlo, siendo solo su alma fue más escurridizo y travieso.
Los espectros no mostraron su agradecimiento, ni un gracias salio de parte de ellos y eso molesto a los jóvenes al verles irse sin más
— Que groseros — aseguro jabu. Llevaba puesta su armadura, mientras se cruzaba de brazos viendo a los espectros irse.
— Tranquilos chicos — calmada athena poso una mano en el hombro del caballero de unicornio — Es normal que actuaran asi
Dedico una dulce sonrisa a sus guerreros — Solo por unirnos por una causa, no significa que seamos aliados..., no después de destruir a su dios — bajo un poco la mirada por lo último.
— ¡Saori! — el caballero de andrómeda llego corriendo a la entrada del santuario en donde estaban.
— Shun, ¿Que pasa? ¿Por que vienes tan alterado?
— Es Seiya y... — trato de explicar cansado el de cabellos verdes, había hecho toda una carrera desde el templo del patriarca para informar a la joven diosa.
La sola mención del caballero de pegaso, alerto a esta, quien fue corriendo en dirección a lo que quedaba de los templos.
— ¡Señorita, espere! — sus guerreros siguieron a su diosa dicho eso.
...
Tardaron al menos una hora en cruzar lo que restaba de las casas zodiacales. Llegados al templo, athena empujo las puertas de madera desesperada.
En el centro de este se encontraban ikki y hyoga, junto a seiya. Shiryu no se encontraba presente, pues pidió permiso para ir en el jet de saori para ver a shunrei en rozan. El caballero de dragón, desde que termino la pelea con hades y el problema de las almas, no había tenido tiempo para la joven, quien estaba al tanto de todo por las cartas que este le enviaba sin falta. Por eso decidio ir al menos por unos días y despues traerle.
Apenas pasaba un día desde que partió.
El castaño se encontraba viendo desorientado a todos lados en aquella silla de ruedas, pero al escuchar su nombre provenir de los labios de su diosa, no pudo evitar verla y sonreírle.
— ¡Saori! — una inmensa alegria lo invadió y trato de pararse para ir con ella. Fénix y cisne lo notaron; lo ayudaron a levantarse y caminar. Una vez estuvieron cerca, saori abrazo llorando a seiya, y aunque no entendiera mucho lo que pasara, correspondió al abrazo de la fémina.
Unos minutos pasaron para que la joven cesara su llanto. El rubio y el de hebras azules separaron al muchacho de ella.
— Saori...
— No te preocupes — la de cabellos lilas quito unas cuantas lágrimas de su rostro. — Te explicare más tarde. Al parecer no eras solo la razón por la que requerían mi presencia.
— En efecto — fénix dejo a Seiya con Hyoga, camino a un espacio del templo al que no había prestado atención la fémina. Siguiéndolo; quedo impactada al notar los cuerpos de su orden dorada, incluidos kanon, shion y dohko rejuvenecidos y aioros, aquel que la salvo hace tantos años, con su apariencia mucho más juvenil en comparación a los otros.
Tambien se encontraban algunos de su orden de plata, diviso a un joven de cabellos celestes tomado de la mano de una joven rubia. Ella no los reconocía, pero Seiya y Shun si.
— Orfeo, Eurídice... — murmuro pegaso con mucho asombro
Todos llevaban vestimentas blancas. Cualquiera diría que estarían simplemente durmiendo.
— ¿Como es que están aqui? — Saori se arrodillo junto a aioros y quito unos cuantos mechones de cabello marrón de su rostro
— Creo que fue su forma de agradecer de los espectros — Ikki saco una pluma de color negro tirando a morado y se la entrego a Saori
— Escuchamos un ruido provenir de aqui — explico Hyoga — Al llegar eso fue lo único que encontramos junto a los cuerpos de todos ellos — los miro
Saori simplemente sonrió. Escucharon algo romperse en las habitaciones del templo. Nachi empujo una de las puertas, y asustado se agacho rápidamente; las almas habían salido de los frascos que las contenían con los sellos de athena y fueron directo a los cuerpos.
Una luz envolvió cada uno. Saori cerro sus ojos por la intensidad de esta, solo para abrirlos al oir a alguien toser.
...
Aioros comenzó a abrir sus ojos y lo primero que vio fue a una bella joven de cabellos lilas y un bello vestido blanco. Vio directamente los ojos turquesas de ella y extrañamente le parecieron familiares.
— ¿A-athena? — dijo sin pensarlo.
Los demás comenzaron a despertar tambien. Algunos se sentaban y otros lograron pararse, con cierta dificultad. Se vieron entre ellos y a los demás en el templo
Por extraño que sea, coordinados vieron a su diosa al igual que sagitario lo hacia. Ella solo les dedico una sonrisa cálida tomando la mano de aioros
— Bienvenidos a casa... — y las lágrimas brotaron nuevamente
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.---22 marzo 2019---
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~[Gold Heirs]~
FanfictionSe dice que el sol muere cada día, para volver a brillar con aún más intensidad, permitiendo que con su luz, la tierra progrese. Y después de incontables caídas, por fin, obtiene su anhelada estabilidad. Con Nike en mano, y su objetivo por delante...