III.- Adalia

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«Vuelve pronto» pensaba la de ojos grises apoyando su cabeza en sus brazos en el marco de la ventana.

De manera triste se separo de la ventana, sin embargo sus orbes fueron atraídos por el brillo del firmamento. Volvió a apoyarse en la ventana pero esta vez con sus palmas dejando que su rostro saliera de la ventana, para evitar perder de vista el movimiento de las estrellas, en particular sobre las que ella nació.

«Ya a pasado un año desde la guerra. . . Según palabras de todos dicen que te convertiste en un traidor. . .» se limpio una lágrima rebelde mientras mordía sus labios, aguantando los sollozos «Pero yo se que no es asi, se que estas cumpliendo con tu deber y cuando termines. . . volverás» Miro a su lado, pasando su mano por una pequeña maceta con unos retoños.

Mismos que al sentir fluir el cosmo, florecieron dejando ver unas rosas de un color tan rojo como la sangre.

«Lo se por que tu cosmo no me ah abandonado. . .» con lágrimas corriendo por sus pálidas mejillas sonrió al cielo mirando las estrellas guardianas que compartía con el.

Para finalmente separarse de la ventana y ocultándose entre las cobijas dejo que los brazos de Morfeo la envolvieran.

Sin saber que. . . su mayor sueño estaba por cumplirse. Pues en el santuario aquel corazón estaba desesperado por reunirse con aquel tesoro que había ocultado celosamente.

« Uno. . . dos. . . tres. . . » pensaba el joven de sedosos cabellos celeste, justo para después correr templos abajo.

Acuario. . .

Capricornio. . .

Sagitario. . .

Escorpio. . .

Libra. . .

Virgo. . .

Leo. . .

Y finalmente Cáncer. . .
Se detuvo llenando sus pulmones de aire, podría ser muy tarde para que algún  caballero estuviera despierto. . . todos menos. . .

— ¡Death! — susurro el bello hombre al entrar a la casa de la muerte

A sabiendas que las almas que custodiaban la casa ya le habían informado al a su guardian de la intrusión, así que espero. Llevo una mano a su boca, mordiendo la uña de su dedo pulgar con nerviosismo, temía tanto verse descubierto.

— Aphro. . . — menciono el nombre de su compañero para soltar un bostezo . — ¿Que haces acá tan tarde?

Tallo sus ojos carmesís con una de sus manos, para después mirar al bello hombre que lo había ido a buscar.

— ¿Estas bromeando? — le reprocho con la mirada. — Llevamos planeando esto desde que regresamos, no puedo creer que lo olvidaras

Mordió su labio, se supone que lo ayudaría con su coartada. Para alejarse de las peleas. . . para darle a ella aquello que tanto anhelaba. . .

«No puede ser. . . » Pensó el albino al mirar a su compañero

— ¡Demonios! ¡Hablabas Encerio!

— ¡¿Que esperabas?! ¡No voy, ni pienso abandonarla a su suerte! ¡No ahora que hay oportunidad! — Exclamó, con o sin la ayuda de su compañero, conseguiría su objetivo, no le fallaría, no podría. . . — Entonces. . . ¿vas a ayudarme o le temes a la cólera de Athena?

Lo estaba provocando, el canceriano lo sabia de sobra. Pero de igual forma, debería advertirle a Athena pero. . . incluso antes de su muerte, antes de jurarle lealtad a su diosa; había sobrevivido en las calles al lado de el mismo hombre que ahora pedía por su ayuda, y si había algo que Deathmask jamás se atrevería hacer, es faltar a su palabra con el doceavo o el décimo custodio.

~[Gold Heirs]~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora