CIELO, TIERRA E INFIERNO

PRIMER DÍA

Siempre pensé en la muerte como una solución a mis problemas, imaginaba como seria y quienes irían e inclusive qué pensarían de mí.

Estoy aquí en un funeral, todos están vestidos de negro; algunos lloran desconsoladamente, otros simplemente muestran una expresión de desconsuelo y unos más sólo están dando el duelo. Lejos de todo eso, se siente un ambiente frío y tenso; algunos rostros se me hacían familiares y otros no. Después vi un rostro lleno de tristeza pura, era una mujer que lloraba desconsoladamente, me acerque y descubrí que era mi madre posada en el féretro; ¿Quién era el que estaba ahí?, ¿Por qué mi madre lloraba de esa forma?; solo existía una forma de descifrarlo, me aproxime presuroso y tan sólo con un vistazo me quede helado, sentía como un intenso escalofrió recorría mi cuerpo. El que había muerto era yo, todos estaban ahí por mi muerte, simplemente entre en confusión; me preguntaba una y otra vez que había sucedido. Después de eso todo a mí alrededor se oscureció y empecé a sentir una agitación interna como si estuviera cayendo de algún edificio alto o si estuviese bajando por la colina de una montaña rusa, de repente empecé escuchar que decían mi nombre de forma repetitiva, todo se estremecía a mi alrededor y se empezaba a despedazar como si de un espejo se tratase.

- ¡Despierta ya es hora de ir a la escuela! - exclamaba una dulce voz, - .El desayuno está listo en la mesa. Era mi madre que me despertaba como todos los días, con esa forma tan peculiar que la distingue.

Me quede un momento acostado, pensando en ese sueño extraño que había tenido; en lo que pudiera significar, tal vez era un simple reflejo de mis deseos más profundos, o simplemente fue porque la noche anterior vi una película de terror. Antes de poder terminar mis conclusiones volví a escuchar a mi madre que me hablaba para bajar a desayunar.

Todo en el comedor parecía un retrato típico y común que todos los días sucedía, mi hermano en la silla principal como si sentarse ahí le diera algún título de superioridad, cuando en realidad es un chico de 26 que sigue viviendo con su madre y lo único que logro en la vida fue graduarse de la preparatoria. Mi madre por otro lado siendo la clásica ama de casa que se preocupa por cualquier imperfecto en el hogar, una mujer que lo más que llego a aspirar fue casarse y tener un matrimonio como de cuentos de hadas, pero todo eso se opacó desde la muerte de mi padre hace 13 años atrás. Mi padre era un hombre ejemplar, trabajador, él era uno de los soldados más buenos que el ejército podría haber tenido, un modelo a seguir; alguien con muchos sueños y ambiciones las cuales fueron arrebatados por un misterioso accidente en avión.

- Vaya hasta que se despertó el príncipe de la casa- comentó mi hermano despectivamente.

- ¡Por favor no empiecen a pelear tan temprano! - replico mi madre azotando la mano en la mesa.

Los dos asentimos en silencio sin decir ni una palabra, ya que ambos sabíamos por lo que ella estaba pasando, el dolor de perder a su esposo y tener que llevar la responsabilidad de una familia racionando todos los alimentos debido a que el dinero de la pensión que llegaba cada mes no rendía lo suficiente.

Después de un desayuno algo incómodo me aliste para ir a la preparatoria; un día tan rutinario, como de costumbre en el camino me topé con Camila una de mis mejores amigas, más bien mi única amiga, me encantaba tanto su forma de ser, era amable con los demás y muy hermosa solo que siempre actuaba con gran timidez ante la gente. Pero cuando estábamos solos sentía como si estuviese frente a una actriz o algo por el estilo, actuaba con gran seguridad conmigo.

Recuerdo perfectamente cómo nos conocimos; fue una tarde de verano de hace 5 años,yo estaba en mi parque favorito, ahí es donde acudía cada que podía para librarme de mi estresante vida y reflexionar un poco; yo estaba frente a un lago que se iluminaba de un tono naranja intenso;de pronto la vi a ella, estaba sentada a la orilla del lago con una mirada perdida hacia el horizonte; me causo tanta intriga al verla porque es una chica que no había visto, tal vez era nueva en la ciudad. Tome valor y me acerque con ella.