EL MISTERIO DE SUS OJOS

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Esta vez Mis sueños fueron más intensos, yo volvía a estar en mi propio funeral y salía corriendo de ahí, después entraba a un callejón sin salida; frente a mí se encontraba Rodrigo, tenía una cara algo sombría, de repente empezaba a mirarme fijamente y su cara se distorsionaba de una forma tal que parecía otra persona o más bien otra cosa.

Desperté sudando y muy alterado, se escuchaba como mi corazón latía aceleradamente, antes de que saliera de la cama entro mi madre a la habitación con un semblante de tristeza y vacío. Trate de preguntar qué era lo que pasaba pero simplemente recogió la ropa sucia y me ignoro.

Me bañe y me vestí para alistarme a ir a la escuela y cuando me asome al comedor estaba mi hermano con un periódico en las manos, el cual lo arrugaba porque estaba muerto de nervios. Al fijarme me percate que estaba buscando empleo; todo esto era demasiado extraño. Opte por salirme ya que todo esto me sacaba de balance.

Al llegar a la escuela seguía con esa extraña sensación que rondaba en mí una y otra vez, no podía concentrarme en la escuela; por suerte hoy no tuve que contestar preguntas a los profesores. A pesar de que solía ser un día muy típico, faltaba Camila. Me parecía muy extraño que ella faltara a la escuela ya que nunca lo había hecho anteriormente, pero aún más que esto me intrigaba el que Rodrigo también faltara a clases.

Al salir de clases decidí ir a casa de Camila para saber la razón de su ausencia en la escuela, pero no fue necesario ya que me la encontré en el camino.

- Hey, ¿Por qué no fuiste hoy a la escuela?, ¿todo bien?- pregunte con intriga.

- Sí, todo perfecto- contesto Camila con un aire de indiferencia

- ¿adónde vas con esa maleta?....¡NO!, es mentira ¿verdad?- de pronto entendí todo y al instante mis lágrimas empezaron a brotar.

- Eres un tonto, no tenías a que venir- replico de manera arrebatada y con lágrimas en los ojos.

Un escalofrió recorrió mi cuerpo y lo único que se me ocurrió fue abrazarla con muchas fuerzas y decirle lo mucho que la quiero, y sin importar la distancia ella siempre será mi mejor amiga. Camila simplemente me abrazo y luego se alejó de mí secando sus húmedos ojos.

Con un semblante de vacío empecé a caminar y caminar sin parar, mi mente no tenía ideas claras lo único que sentía era un dolor que emanaba de mi pecho y como mi garganta se hacía un nudo. Sin darme cuenta llegue a aquel parque donde conocí a la persona más maravillosa del mundo. Me dirigí a la orilla del lago y me recosté en el pasto para ver las nubes como se movían de un lado a otro, de repente mi mente empezó a aclararse; todo empezaba a ser más lúcido cuando de repente volví a sentir que alguien me observaba, era él de nuevo, Rodrigo estaba sentado a la sombra de un árbol viendo me fijamente y por alguna extraña razón sin pensar me levante para dirigirme hacia él. Me senté a su lado pero sucedió lo mismo de ayer; ninguno de los dos emitió palabra, justo cuando me preparaba para levantarme e irme, él me tomo del brazo y me miró fijamente- no tienes por qué estar triste, los cambios son buenos- en ese momento mi sangre se congelo, mi piel se erizó por completo; lejos de sentir miedo, tuve un sentimiento que inundo mi ser a tal grado que caí de rodillas a la par que comenzaba a llorar nuevamente.

- ¿Cómo sabes lo que me pasa?- pregunte con la voz entrecortada

- ¿Saber qué?, yo solo observo la situación y deduzco que esas lagrimas son por la pérdida de alguien importante para ti... lo sé porque he vivido lo mismo- contesto con un suspiro de nostalgia.- tal vez es un don que me quedó, el ser empático con los demás con solo observarlos, y cuando te veo puedo decir que eres un mentiroso.

CIELO, TIERRA E INFIERNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora