CAPITULO 7 - ¡LO QUE NO SABIA!

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Tomaba unas cuantas cervezas con Lexia, Sofía y Nancy, en lo que debían ser las últimas clases del día. Aunque era algo que contenía mucha levadura no me importó, todo lo que me pusiera alegre valía la pena, en consecuencia, tomaba más de lo que comía.

Miramos a Natasha y Vanessa pasar por enfrente de la lúgubre casa abandonada cercana a la escuela, en la cual nosotros nos embriagábamos, bueno en realidad no era tan tenebrosa y puesto que estábamos a unos metros de la puerta, y completamente borrachas, más bien el ambiente era alegre.

Daniel se juntaba con Germán y Aarón, Vanessa con Natasha y yo con Lexía y las demás, en conjunto todos formamos un grupito. Por alguna razón, Lexía y Natasha se odiaban, tal vez los rumores eran ciertos, tal vez ellas estaban interesadas en Daniel, pero de ser así ¿por qué no me odiaban a mí?

Preguntó Lexía barriendo las palabras. —¿Sabes lo qué es ser una arrastrada? —Antes de permitirme contestar ella mordisqueó el borde de su botella y rio apuntando hacia afuera. —Eso es ser una arrastrada...es ser simplemente Natasha. —Se lamió los labios—. Una arrastrada es aquella que le ruega a un hombre.

Sus ojos delineados de negro, brillaban venenosos enmarcados por aquel torbellino rojizo y corto que era su cabello.

Miré hacia la ventana una vez más. Como siempre, Natasha jugaba con su cabello, su larga melena castaña era su adoración. Por lo general cuidaba llevar peinados distintos todos los días, en esa ocasión llevaba uno de rulos.

—Es una mujer sin dignidad —añadió Nancy dando un trago, mientras Sofía se quedaba botada en su hombro.

Alcé la ceja. —¿Todo esto es por Daniel?

Lexía se rio de forma escandalosa. —¿Por ese escarabajo? —Apaciguó su risa—. En su momento sí.

Se sostuvo de uno de los pilares viejos de la casa y se dio algunas vueltas.

—Verás, Daniel la usó y la botó, luego me utilizó a mí y Natasha era tan patética que se arrastró a sus pies rogando que la siguiera usando como el cubo de basura que es...Daniel es hombre y bueno... —Giró los ojos hacia arriba y relamió sus labios—. Es obvio lo que pasó o mejor dicho, —Levantó mi barbilla— lo que sigue pasando, querida.

No podía ser, Natasha no podía ser tan cruel, ya todos sabían que yo salía con él, aunque no fuera oficial casi éramos novios.

—Así que te recomiendo que te cuides de esa zorra asquerosa. Yo siempre he tenido problemas con ella, por alguna razón le gusta ser plato de segunda mesa de todos los hombres que están conmigo. Es una perra y nunca se sabe cuándo una perra va a clavarte los dientes....

—¡Ahuu!

Se emitió un aullido fuerte, había sido una broma de Sofía que se despabiló con el alboroto.

Nancy agarró otra botella. —¡Bravo! La estás asustando.

—Sólo la prevengo, ¡vamos, se ve tan inocente!

Sofía canturreó cortando la plática de tajo. —A lo que sigue, ¿quieren ir al Grito mañana por la noche?

Yo me negué, no por la conversación extrañamente desagradable, sino por la fecha, como podía festejar el día de la muerte de mi hermana. Las chicas se estaban poniendo de acuerdo cuando yo me levanté y me despedí, inventé que tenía que verme con un amigo. En realidad tenía una cita con Daniel.

Fuimos a fumar como todas las tardes. Cuando llegué a casa, aun traía el efecto de la droga. Entré a la cocina y aproveché que no había nadie para ensuciar un plato, lo puse en los trastes sucios y me salí al balcón de mi cuarto para fumar un tabaco.

Estaba tan tranquila, el cigarro explotaba el efecto de la mota de maravilla. Sentí cómo me iba un poco de lado, cuando me agarraron en curva.

—¿¡Qué estás haciendo!? —gritó mamá desconcertada.

¿Desde cuándo estaba ella ahí? ¡Diablos! Me había atrapado.

—Hablando contigo —contesté sin más.

—¡No puedo creerlo! ¡Tira esa cosa! ¡El cigarro te hace daño!

Giré lo ojos y aspiré una vez más. —Lo que no te mata te hace más fuerte.

—¡No puedo creer esto! —Me quitó el cigarro y lo apagó en mi brazo—. ¡A ver si te quedan ganas de encender otro!

Chillé de dolor. Corrí al baño y me encerré. Si mamá se ponía como loca por algo tan sencillo, no imaginaba qué pasaría si se enteraba de lo otro...

Ámbar ¿Morir por ser perfecta?Where stories live. Discover now