Comer, comer, aunque lo odiara era necesario como respirar. Esa noche junté la determinación suficiente y cociné el que antes era mi platillo favorito. Me era difícil comprender cómo hacía unos meses lo adoraba, pero eso ahora no importaba, lo único realmente sustancial era demostrar que Lucy estaba equivocada. Porque ¡Rayos! ¡Yo no estaba enferma!
Encajé varios macarrones en la punta del tenedor. Era repugnante y peor fue la sensación de nauseas que me vino al olerlo. Al sentir aquella masa caliente cerca de mis labios, apreté los dientes y maldije a toda la comida que había ingerido alguna vez y a toda la que tendría que comer en un futuro.
Un nudo se formó, expandiéndose por mi garganta. Solté varias lágrimas, no lo soporté, alcé las manos y estrellé el plato contra la pared. Aquella situación era abominable, una blasfemia hacia mi cuerpo.
Decepcionada, me eché a llorar, había fallado...y pronto todos comenzaron a notarlo. Octavio habló conmigo. Obviamente yo le negué mi problema, no podía aceptar que estaba mal y menos en voz alta. Mamá era otra historia, insistió hasta convencerme de ir con un doctor y cuando lo consiguió, éste me recetó unas pastillas caras para estimular el apetito, que terminaron en la tasa del baño.
Las semanas pasaron y mi estado empeoró significativamente, baje a 46 kilos.
Mi abuela trataba de supervisar mis comidas, mas su esfuerzo fue en vano, siempre me daba la maña para ganar...o ¿Perder? ¿Por qué acaso había un ganador en esto? ¿De verdad podía considerarme una triunfadora? Porque no me sentía como tal.
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Ámbar ¿Morir por ser perfecta?
Teen FictionMuchos dicen que la vida es marcada por experiencias, incluso por momentos, por lo que sé, ellos se equivocan, la vida es marcada por ideas, las ideas son tan fuertes que pueden cambiar nuestro mundo... La protagonista, Ámbar, es una chica impulsiva...