Ámbar ¿Morir por ser perfecta?

CAPITULO 18 - MENOS HUMANO

Papá sacudió las manos. —¡¿Sabes cuánto tuve que pagarle a ese chico para que retirara la demanda?! ¡Y golpeaste a tu hermana! ¡¿Qué te sucede?! ¡¿Estás mal de la cabeza?!

—¡En primera, yo no te pedí que pagaras nada! ¡En segunda, esa perra no es mi hermana! ¡Y en tercera, quizás si esté mal de la cabeza, pero dímelo tú, que eres el experto!

Suspiró. —¡Me rindo! ¡Ya no sé qué hacer contigo! —Se pasó la mano por la cara—. Estoy desesperado.

—Bienvenido a mi mundo.

Me levanté de la silla y salí del consultorio.

Sabía que lo que había hecho estaba mal, pero nadie me comprendía y comenzaba a creer que nadie sentía tan intensamente como yo lo hacía.

Me fui en coche al café del centro en el que me vería con David, obviamente no comí nada, así que pasé una hora esperándolo sin hacer nada en particular. Lo llamé varias veces, pero no fue hasta el final que alguien me contestó.

—Hola.

Era la voz de una mujer.

—Disculpe ¿Quién habla? Busco a David, soy una amiga.

—Soy su madre, mi hijo...murió. —Comenzó a llorar—. El funeral será mañana...

Colgué. No podía ser verdad.

El dolor no me dobló, no podía llorar, porque no podía ser cierto. Cuando llegué a casa sentí cómo el estómago se me volvía, corrí al baño y vomité. Luego fui a la cocina y tomé un vaso con agua.

Sobre la mesa miré el periódico local, ahí estaba como todos los días cuando mamá lo dejaba luego de desayunar.

Lo hojeé y en una de las noticias hablaban sobre la muerte de David, lo habían apuñalado en el lugar donde lo conocí, justo en una cancha de básquet. Hablaban mal de mi amigo, como estaba involucrado en las drogas, no investigaron mucho respecto de su muerte, dieron por sentado que había sido uno de sus enemigos dentro del mismo narcomenudeo.

Era triste que por el sólo hecho de estar metido en negocios sucios la policía le restara importancia a su caso, fuera lo que fuera que David hubiera hecho, no lo hacía menos humano.