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Cassandra se encontraba calmada, serena como altamar, contemplando el cuerpo de su compañera yacer en una de las camillas de la enfermería del instituto. Rozando las yemas de sus dedos en su codo izquierdo, como efecto secundario de trastornos de ansiedad.

Quien estaba actuando un poco exabrupto era Dmitri. Estaba diciendo unas cuantas babosadas, impaciente porque Ashley despertara... Pero aún así notaba que Cassandra estaba algo ansiosa, cosa que no era muy conveniente para ambos en un lugar público. Se tranquilizó un poco y deslizó su mano en su bolsillo trasero sacando un paquete de chicles de canela, aproximándolo hacia la castaña, quien lo recibió y miró con cierta perspicacia.

— Pretendes que coma estos chicles que, literalmente, acabas de sacar de tu trasero? — Preguntó con una mirada irónica.

— Para tu información, tengo unos recipientes denominados bolsillos, además tendrás la dicha de haber tocado indirectamente mi majestuoso trasero. — Respondió burlón, mientras se recostaba contra la pared deslizándose hacia el suelo al lado de la camilla.

Cassandra desistió de molestarlo con sus preguntas y sacó dos láminas de chicle, recreando la acción de Dmitri, terminando en el suelo junto a él. Le extendió el paquete, el cual guardó en un audaz movimiento. Introdujo la mitad de uno de los chicles en su boca, para luego guardar la otra mitad y darle el otro a Dmtri, quien ahora se recostó en las piernas de su amiga.

Ambos estaban consternados por el percance pero, ¿Cómo iban a saber que había una araña por donde ella estaba? No tenían pista alguna de la supuesta araña, es más dudaban de que fuera un ser tan insignificante. Sólo vieron a la rubia caer desmayada sobre la mesa de la sala en la que se encontraban, sin araña, ni insecto posiblemente venenoso.

— ¿Sabes que si te ve con esa cara, de inmediato sabrá lo mucho que te importa?— soltó Cassandra deslizando sus dedos por las hebras rubias de su amigo.

— ¿Y eso qué? A este punto ya no importa si me importa o no. — resopló en un tono algo débil, con la voz ronca.

Cassandra sonrió un poco, en parte por la redundancia que acababa de hacer su amigo y también porque le parecía hilarante el hecho de que sus dos amigos se encontraran enamorados el uno del otro, pero ambos eran muy parecidos. Poseen un orgullo más grande que las zonas marítimas del planeta. A su vez le encantaba saber los sentimientos de ambos, porque podía llegar a manipularlos a su antojo, si alguna vez fuese necesario.

—En ese caso, ya que no te importa que te importe, podrías decírselo. — dijo en un tono de voz dulce y tranquilo.

El rubio pensó un poco, había captado la indirecta, seguramente si lo haría, no en ese momento exacto, pero lo haría en el momento adecuado.

—¿En verdad dije: 'No importa si me importa'?— preguntó tapando su cara con sus manos, avergonzado por lo que había hecho.

Cassandra soltó una pequeña risilla en señal de afirmación. A pesar de que odiaba que él estuviera en ese estado, no podía evitar sentir cierta ternura hacia él.

—Chi cheñol~ —siguió riendo.

—Deja de burlarte, enana farisea. —Soltó algo fastidiado mientras apretaba las mejillas de su amiga, quien en algún momento sopló una burbuja de chicle.

Siguieron riendo un poco más hasta que sonó el celular de Dmitri. Cassandra no pudo lograr ver quien lo estaba llamando pero él instantáneamente se levantó y salió de la enfermería, cosa que dejó a Cassandra algo perpleja.

—¿Quién murió?

Se escuchó minutos después una voz algo débil y aguda en la habitación. La castaña levantó la mirada y pudo ver a una melena rubia sobresaliendo de la camilla, junto con el agotado rostro de su amiga. Ella se levantó y sostuvo la mano de su amiga, ayudándola a incorporarse.

—¿Cómo te sientes?—preguntó la castaña, mirando atentamente a la rubia.

—Me sentiría mejor si me dieras chicle...— Extendió una de sus manos, mientras que con la otra se rascaba el cuello justo donde tenía el supuesto piquete de araña.

Cassandra buscó la otra mitad del chicle y se la entregó, suspirando porque ya claramente Ashley estaba bien y muerta de hambre.

—¿Dónde está?— preguntó refiriéndose a Dmitri, analizando la habitación.

La castaña estaba algo incómoda con la verdad, pero prefirió camuflarla.

— Eh, creo que dijo que iba a buscar comida. — Dijo desviando la mirada, esperando a que la rubia no preguntara más.

Ashley se preocupó un poco al ver a Cassandra algo desorientada, pero pensó que aún seguía preocupada por ella, así que tomó su mano.

— Cass, estoy bien. — Sonrió un poco.

Cassandra la miró incrédula.

— Si no me dices no me entero. — Respondió riendo mientras miraba su teléfono, enviándole un mensaje a Dmitri —, Oye quieres ir a comer pizza?

Un brillo fantástico se posicionó en los ojos esmeralda de Ashley junto con una sonrisa exagerada.

— Nunca nadie se había preocupado tanto por mí.

Más Allá Del BosqueWhere stories live. Discover now