El día transcurrió algo nublado y con una apariencia de que quizás llovería, las dos amigas se dirigían al restaurante familiar que habían acordado con su amigo dando pasos ligeros por las aceras de pavimento jugando, como lo solían hacer cuando eran niñas, a no pisar líneas ni grietas plasmadas en la acera razón por la cual casi terminan en el suelo al no mantener la vista en alto, chocando con ciertos objetos a los que se aproximaban.
Por otra parte, Dmitri, se encontraba en una especie de bar en un barrio que era conocido por ser un tanto peligroso. Sentado en una barra mirando el reloj de su muñeca cada 5 minutos esperaba impaciente a un conocido. Estaba teniendo una sensación extraña, de que algo malo podría pasar, como si se tratase un sexto sentido. Sacó su celular del bolsillo interno de su saco, marcando a un número reciente:
— Oi?
— Ya es tarde. — comentó en un tono de fastidio.
— Oh, Per favore, lascia il dramma, io sono già vicino...— Replicó la voz al otro lado de la línea.
Dmitri sólo soltó un bufido mientras rascaba su nuca, estaba un tanto impaciente ante la visita de un antiguo amigo cercano. Que era incluso aún más que cercano...
Cassandra y Ashley llegaron al restaurante de la familia de Dmitri, que poseía una variedad de combinaciones italo-mexicanas así como postres y demás aperitivos. Ellas solían ir a ese sitio a menudo, por lo que ya tenían una mesa especial y reservada. Al estar paradas en frente de la puerta de cristal se podía observar el lema de dicho comercio: "Ristorante Vitale, é vitale per la tua vita e anche per la tua pancia" Que significaba algo semejante a 'Vital para tu vida y tu barriga'. Al entrar pudieron ver que estaba hasta las metras, es decir, que estaba lleno. Ashley, que era más alta que Cassandra, alzaba su mirada buscando su mesa mientras caminaba hacia la barra en donde se encontraba una de las familiares de Dmitri con una espléndida sonrisa. Ambas chicas se sentaron en la barra al ver que su mesa estaba ocupada por una pareja de ancianos, podían esperar, pero les parecía tierno que el amor de ese par no se fuera con los años.
—Así serían los dos en unos cuantos años, si tan sólo le dijeras...—Susurró Cassandra de manera disimulada mientras detallaba los rasgos de la tía de Dmitri, la cual les servía un par de limonadas.
— Aquí no quiero que hables de eso, así que por favor cállate. — Resopló Ashley mientras veía como la tía de su amigo se acercaba con dos vasos de limonada.
Cassandra se sobresaltó un poco, para ella, desde el incidente en el instituto Ashley se comportaba de manera distinta. No era muy notorio pero en su tono de voz y sus expresiones había algo distinto.
— Alessia! Come stai? —Habló la tía de Dmitri en italiano, con una enorme sonrisa —Perché hai quella faccia? Cosa ti ha fatto cass?
—Sto molto bene e tu?, el resto no entendí...—Soltó una risa tímida, mientras Cassandra bebía de la limonada.
— Dice que porqué tenés esa cara, que qué te hice?—Dijo cassandra entre sorbos.
—Ah, dile que me duele un poco la cabeza...
***
Pasaron unas cuantas horas y Dmitri no llegó, Cassandra estaba algo preocupada porque no las había llamado. Pero aún así, decidieron volver a casa cada una con su parte de la pizza que habían cenado. Cassandra sonrió al ver unos rojizos cabellos escondidos tras un arbusto, suponiendo que harían una broma a su hermana mayor, mientras caminaban a la casa de Ashley. Para su sorpresa, al pasar en frente del arbusto, no apareció la niña con una galaxia formada por pecas en su cara cosa que intrigó a la castaña.
Ashley en ese momento andaba con la mirada muy en alto, sin fijar su mirada en algún punto en específico. Era muy raro que no haya dicho ni una sola palabra en el camino regreso a casa, pues siempre la castaña la mandaba a callar de lo mucho que hablaba.
Mientras Ashley se despedía de Cassandra y entraba en su casa una alarma llenó de ruido la silenciosa brisa que arropaba el pueblo en el que se encontraban.
— ¡Hay un derrumbe en la montaña!
Se escuchó una voz provenir de la casa vecina, era de la mujer a la que Cassandra y Dmitri se referían como Muina.
Cassandra volteó hacia el bosque y divisó a personas corriendo directamente al derrumbe, incluyendo a Muina. Sabía que no podían dejar que alguna roca cayese y desbordara el río, y si eso llegase a pasar, nuevamente reinaría el caos en el pueblo.
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Más Allá Del Bosque
أدب المراهقين¿Qué pasaría si la historia que todos conocemos, de la niña con caperuza roja cuya abuela enferma vivía en el bosque, sólo fuera la deformación de un relato del que hasta ahora nadie sabía? Una raza antigua con el don de manipular elementos desenfr...