Cassandra tenía la mirada perdida, se encontraba analizando los hechos expuestos y las variables. ¿Quizá Buckman era un hombre muy afortunado? ¿O tal vez sus amigos tenían razón y no lo quería afrontar?
—Esperen... Al pie de la montaña había un poblado, Ya está! Fue asesinado por la tribu que vivía allí como un sacrificio a sus dioses—se levantó exaltada de su asiento buscando entre los libros que se encontraban en aquel lugar.
—Cómo estás tan segura? — Preguntó Ashley con el ceño sutilmente fruncido.
Cassandra estaba tentada a comentar algo, pero no podía decir libremente todo lo que pensaba, al menos no con la presencia Ashley y otros estudiantes.
—Mi abuela...— soltó mirando a Dmitri de una manera perspicaz, dejándolo notar cómo encubría hechos que sólo ellos dos sabían. Señaló un libro de la estantería, el cual el rubio le alcanzó. Ella tomó el libro al cual le deslizaba las yemas de sus dedos quitándole el polvo—Ella me dijo que nació al costado de la montaña, en el bosque WitchHill- Dijo hojeando las amarillentas páginas del libro.
Ashley estaba a punto de preguntarle sobre su abuela, pero Dmitri la detuvo. No era que a la castaña le incomodara hablar sobre ella, al contrario le encanta hablar de su abuela, sino que se inspiraba y a veces decía cosas que no debería.
—Antes de fallecer, me comentó que nació en ese bosque — Comenzó Cassandra— Me dijo que cuando era niña solía ver fuegos artificiales desde la ventana de su habitación, la verdad es una pena no poder contar más acerca de eso, era una niña aún, y su vida no me parecía tan interesante...
A la chica se le hizo un nudo en la garganta, le parecía increíble la manera en la que Cassandra hablaba del fallecimiento de su abuela como si fuera un tópico usual.
— Hmm, quizá lo de los ritos sea cierto... ¿O qué otra razón podría existir? —Soltó Ash, aniquilando la tensión que se había creado por unos instantes.
—¿Ovnis?—Aventuró Dmitri.
—Que buen chiste—comentó Cassandra con media sonrisa— pero no es momento de bromear...
—Hablo en serio, existe también esa posibilidad...—replicó el rubio.
Los tres chicos se quedaron callados por unos segundos. Ashley se intentó concentrar mirando a los alrededores de la habitación, como si se tratase de una búsqueda del tesoro. Ella dirigió su mirada a la mesa en la que yacían los otros miembros del grupo de investigación con una mirada perdida. Se giró en la dirección de Cassandra, percibiendo como su aliada la miraba con una cara realmente confusa, casi como si estuviese congelada.
Una parte de ella quería salir corriendo y la otra quería gritar.
Dulcemente, Ashley deslizó su mano por lo largo de la mejilla de la castaña.
—Cariño, esa broma es súper vieja...—rodó los ojos.
No recibió respuesta alguna.
—Cassandra, ya. Deja de seguir fingiendo...
Cometió el error de empujar a la chica de su silla. Y tras haberlo hecho, vió como la nombrada anteriormente al entrar en contacto con el suelo se astilló, tal y como si se tratara de una muñeca de cristal. La rubia, sorprendida por lo que había presenciado, se lanzó en el piso justamente a un lado de donde el cuerpo yacía.
—¿Cassandra? Cassandra, perdóname, qué te ocurre?— comenzó a sollozar la rubia.
Al igual que la vez anterior, no obtuvo respuesta.
-—Cassandra Cassiopea Cole, habla!—volvió a sollozar la rubia, dejando unas lágrimas correr por su mejilla.
Estaba confundida, no sabía que estaba pasando. Pasó de hablar con sus amigos a ver cómo Cassandra, su mejor amiga, se encontraba en el suelo astillada como si estuviera hecha de vidrio.
Cerró los ojos con fuerza, tenía una sensación muy amarga y un nudo en la garganta. Cuando volvió a abrir los ojos ya no se encontraba en la escuela, ni siquiera estaba el cuerpo gélido de la castaña, se encontraba en una habitación muy oscura.
Comenzó a caminar, explorando la zona en la que se encontraba, mirando a todas partes intentando encontrar un interruptor o algo por el estilo, cualquier cosa que iluminara la habitación.
Se dirigió, o mejor dicho, chocó contra una pared. Sacudió su cabeza y deslizó su mano por la longitud de ésta, intentando encontrar un botón. Tras no conseguir nada, golpeó su cabeza contra la pared, se sentía estúpida. Al haber hecho esto, se volteó y se deslizó hacia el suelo, viendo nuevamente mirando hacia el gran vacío.
Ella se sentía ligeramente incómoda, al no saber nada del entorno en el que se encontraba le generaba una mala vibra. Cerró los ojos por un corto lapso de tiempo, deseando que todo eso fuera una inexacta pesadilla.
Al haber pasado unos minutos se escuchó un grandísimo estruendo.
La rubia, temerosa, se separó casi instantáneamente de la pared dirigiéndose a la esquina contraria. Sintió un escalofrío recorriendo su cuerpo. Escuchó una especie de sonidos como si se tratase de unos engranes. Unos segundos vió un resplandor saliendo desde la pared en la que hasta no hace mucho estaba recostada. Tenía una expresión facial de terror, quería gritar, pero sin embargo no podía ni siquiera procesar una palabra.Cada vez el resplandor se veía más y más encandilado. Se podían escuchar unos pequeños murmullos. Ella sin duda alguna estaba preparada para lo peor. Finalmente la habitación en la que se encontraba se iluminó. Dejaba notar unas paredes blancas, y unas cuantas telarañas. Ella con los ojos sumamente entrecerrados se encaminó hacia la luz.
Al estar ya en la otra habitación vió, con sus preciosísimos ojos verdes, unas paredes metálicas recubriendo la nueva habitación. Veía una silla en medio de la sala, a la cual dió unos pocos pasos. No sin antes mirar cada esquina de la habitación, notando cámaras.
—Bienvenida, señorita Stone — anunció una voz gruesa, sobresaltado a la muchacha. Sus ojos esmeralda estaban más abiertos que nunca.
— ¿Q-quién eres?— preguntó mirando hacia sus alrededores.
— No temas, sólo te traje hasta acá para hacerte una propuesta... —respondió, evadiendo la pregunta.
— ¿Cómo llegué hasta aquí? Yo hace unos minutos estaba en el instituto. ¡Ví cómo mi mejor amiga se quebraba cual vaso de cristal!
— Oh, eso. Pues tiene una explicación bastante graciosa y depende de ti...
— ¿Qué?
— ¿Crees en la magia?
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Más Allá Del Bosque
Fiksi Remaja¿Qué pasaría si la historia que todos conocemos, de la niña con caperuza roja cuya abuela enferma vivía en el bosque, sólo fuera la deformación de un relato del que hasta ahora nadie sabía? Una raza antigua con el don de manipular elementos desenfr...