Capítulo 5

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Capítulo 5

Sasuke

Me dejaron limpiarme en una zona comunitariamente vacía. Al principio no quería perder el tiempo. Tenía que llegar a Naruto, pero no me dieron muchas opciones, lo cual resultó ser algo bueno, porque yo lucía como algo salido directamente de las montañas. Una ligera barba en mi rostro estaba fuera de control. Después de un afeitado y una ducha rápida, me puse los pantalones de chándal negro y la camisa blanca que me habían dado. El mismo uniforme estándar que utilizaban desde hacía años. Nada como vestirnos a todos de la misma forma para hacernos sentir como un rostro sin nombre en una multitud.

Cuando había estado allí antes, todo se trataba sobre mantenernos en control. A mí parecer, Jinchuriki no era diferente.

Casi me reí cuando la realización me golpeó. Probablemente siempre había sido Jinchuriki el que dirigía el espectáculo, incluso cuando yo había sido integrado hacía tantos años.

Cuando el guardia regresó, era el mismo idiota de antes y lo primero que hizo fue comprobar la hoja de la navaja plástica.

Levanté una ceja. —No soy tan estúpido.

—Es bueno saberlo —fue la respuesta—. ¿Listo?

—Sí.

Se hizo a un lado, abriéndome el camino otra vez hacia el pasillo. Mientras nos dirigíamos a otro ascensor, se mantuvo pegado a mi cadera. — Estás tan cerca de mí, hombre, que siento como si tuviera que llevarte a cenar o algo así. Por lo menos debería saber tu nombre.

Golpeó el suelo. —La gente me llama Shikamaru.

Mis ojos se estrecharon. Había algo en él que me recordaba a Yagura y demonios si eso era un buen presagio. —¿Ese es tu nombre?

—Es con el que nací.

El tipo era tan encantador como... bueno, como yo en un mal día.

Volteando la mirada hacia el número rojo en el ascensor, lo vi bajar constantemente. Mi estómago se retorció. Si Tsunade estaba jodiendo conmigo y Naruto no se encontraba aquí, estaba a punto de averiguarlo.

No sé lo que haría si no lo estaba. Probablemente me volvería loco. No pude evitar lo que salió de mi boca después—: ¿Lo has visto... a Naruto?

Un músculo se flexionó en la mandíbula de Shikamaru y mi imaginación comenzó a correr a toda velocidad hasta que respondió.

—Sí. Me lo han asignado. Estoy seguro de que te gustaría mucho.

—¿Está bien? —le pregunté, ignorando la broma.

Se volvió hacia mí y la sorpresa cruzó su rostro. El intercambio de insultos y ataques no estaba en mi lista de cosas por hacer en ese momento. —Él puede... él puede que esté como se esperaba.

No me gustó la forma en que sonó. Tomando una respiración profunda, me pasé la mano por el pelo húmedo. La imagen de Deidara enloqueciendo vino a mi cabeza. Un temblor recorrió los músculos de mi brazo. No había duda en mi mente que no importaba en qué condición estuviera Naruto, podía manejarlo.

Lo ayudaría a ponerse mejor. Nada en este mundo podía detener eso, pero no quería que él experimentara algo que pudiera dañarlo.

Como el matar a Pain lo habría hecho.

—La última vez que lo comprobé, estaba dormido —dijo cuando el ascensor se detuvo—. No ha estado durmiendo bien desde que lo trajeron, pero hoy parece estar compensándolo.

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