Capítulo 13

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Capítulo 13

Naruto

Me sentía como uno de esos personajes de caricaturas que delicadamente levantan la pierna cuando el Príncipe Encantador besa, estaba mareado de felicidad y con la mente en las nubes, sintiéndome de una forma que nunca creí posible. Era sólo un pedazo de papel que apretaba en mi mano. Un certificado de matrimonio entre dos nombres que ni siquiera existían.

Pero significaba el mundo. Significaba todo.

No podía dejar de sonreír, ni podía deshacer el nudo de emoción en mi garganta. Desde que intercambiamos votos, me encontraba en un constante estado de casi llanto. Sasuke probablemente creía que estaba loco.

Cuando salimos, la rubia de recepción nos detuvo. Me entregó una foto.

—De mi parte —dijo sonriendo—. Hacen una hermosa pareja. Sería una pena si no tuvieran algo que capturara el momento.

Sasuke miró por encima de mi hombro. La foto era de nuestro beso, nuestro primer beso como esposos. —Santo Kami —dije, sintiendo mis mejillas arder—. Estoy bastante seguro de que nos estamos comiendo el uno al otro, dattebayou.

Él se echó a reír.

La rubia sonrió al hacerse a un lado. —Creo que esa es la clase de pasión que dura toda la vida. Tienes suerte.

—Lo sé, de veras. —Y en ese instante sabía lo afortunado que era, considerando todo. Miré a mí... mi esposo. En el fondo, sabía que el matrimonio no era legal, pero se sentía real para mí. Mis ojos querían comenzar a soltar agua de nuevo—. Sé lo afortunado que soy, ttebayou.

El pelinegro me recompensó con un beso ardiente que levantó mis pies del suelo. En cualquier otro momento me hubiese sentido avergonzado por eso, ya que estábamos en público, pero no me importó. En absoluto.

Nos adentramos al auto mientras respiraba con dificultad cuando él se retiró, presionando su cuerpo contra el asiento. —Está bien —dijo—. Si no nos detenemos, haremos algo muy picante en este auto, dobe.

Me reí. —Eso sería un muy mal pago por habérnoslo prestado, teme.

—Sin duda.

Cuando llegamos a la casa de Layla, se acercó y me abrió la puerta del conductor. El aire frío se apoderó de nosotros—. Será mejor que salgas antes de que cambie de opinión, usuratonkachi.

No estaba seguro de si quería que cambiara de opinión, pero me obligué a salir del auto. Sasuke se encontraba justo detrás de mí, con sus manos sobre mi cadera mientras entrábamos a la casa por una puerta que daba a una pequeña despensa.

Kakashi se encontraba enfrente de nosotros en el momento en que entramos a la cocina, sus ojos oscuros resplandecían llenos de furia. —¿Dónde demonios estaban?

—Fuera —respondió el Uchiha. Rodeándome para bloquear al peliplateado.

—¿Fuera? —Lucía estupefacto.

Eché un vistazo alrededor del azabache, sosteniendo la licencia de matrimonio contra mi pecho. —Quería ver algunas cosas, ttebayou.

La boca de Kakashi se quedó abierta.

—No creo que haya sido una buena idea —dijo Shikamaru, apareciendo contra el marco de la puerta—. Hacer de turistas mientras tienen al gobierno entero sobre ustedes.

Sasuke se puso rígido. —Todo está bien. Nadie nos vio. Ahora bien, si nos disculpan...

Los ojos de Shikamaru se entrecerraron. —No puedo creer que ustedes dos...

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