Capítulo 11

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Capítulo 11

Naruto

Sasuke estaba totalmente pasmado y callado. Yo también. Las únicas dos personas que no miraban boquiabiertos a Sai eran Yagura y Juzo. Incluso Shikamaru tenía la boca abriéndose y cerrándose como un pez, pero creo que tenía más que ver con la hermosura del menor de los Uchiha que el significado que esto tenía para Sasuke.

Sai era algo fuera de este mundo, extraordinariamente hermoso. Con sus brillantes mechones cortos negros cayendo en cascada alrededor de su frente, su piel preciosamente pálida contrastaba con esos ojos oscuros, era deslumbrante. Una versión más delicada y sutil de Sasuke e Itachi. Podría hacer que los humanos, extraterrestres, híbridos y aparentemente también los Orígenes se detuvieran en su camino.

Shikamaru parecía como si hubiera visto a un dios japonés o algo así.

Sai salió disparado fuera de la puerta, con lágrimas derramándose por sus rosadas mejillas. Retrocedí un paso justo a tiempo. Se lanzó hacia Sasuke desde varios metros de distancia. Él lo atrapó mientras el menor envolvía sus brazos alrededor de sus hombros después de acertarle un puñetazo en su pecho.

—Mierda—dijo él, sus palabras amortiguadas por todo el cabello de su hermano menor—. ¿Qué están haciendo aquí?

—¿Qué crees, idiota? —Respondió con voz ronca—. Teníamos que hacer algo. Pero te nos has adelantado como siempre, cabrón.

Abracé mis manos en mi pecho, cerca de las lágrimas mientras otra forma aparecía en la entrada y salía deambulando. Contuve la respiración, no podía creer cuan... cuan diferente se veía Itachi. Corpulento, alto y su cabello muchísimo más largo que antes amarrado a una coleta, lo demacrado en su rostro había desaparecido y las oscuras sombras debajo de sus ojos ya casi ni existían, era la viva imagen de su hermano de en medio pero más adulto.

Sasuke levantó la cabeza, como si hubiera sentido la llegada. Su boca se movió, pero no había palabras. Ninguno de nosotros podría haber esperado verlos aquí. Igual que yo el Uchiha de en medio probablemente creía que nunca volvería a ver a sus hermanos.

Itachi cruzó el pórtico y dejó caer los brazos alrededor de sus hermanos menores. Las tres cabezas negras estaban inclinadas juntas. Sasuke tenía una mano empuñada rodeando la parte de atrás de la camisa de Sai y la otra rodeando la de Itachi.

—Es verdad —dijo Itachi sonriendo—. ¿Qué demonios, tonto hermano menor? Siempre quieres ir un paso adelante de mí, ¿eh?

Sasuke sujetó la nuca de su hermano mayor y presionó su frente con la de él.

—Tú, idiota —dijo, dejando salir una risa entrecortada por la emoción—. Deberías de saberlo mejor. Siempre me encargo yo mismo de resolver las cosas.

—Sí, y espera... ¡Estoy enojado contigo! —Sai retrocedió y golpeó fuertemente otra vez a Sasuke en el pecho—. ¡Pudiste haber conseguido que te mataran haciendo eso! Tú, idiota, estúpido, imbécil. —Lo golpeó otra vez.

Shikamaru hizo una mueca de dolor y murmuró—: Maldición, ese doncel... ese doncel sabe golpear.

—¡Oye! —Riendo, Sasuke agarró su mano—. Déjalo ya, torpe. Obviamente, no conseguí que me mataran.

—¡Me preocupé, bastardo! —Sai hizo a un lado los cortos mechones de su cara e inhaló profundamente—. Pero te perdono, porque estás en una pieza y aparentemente sin daños, estás aquí, pero jamás hagas algo que...

—Bien —dijo Itachi, dejando caer un brazo alrededor del cuello de su hermano menor, girándolo—. Creo que ya entendió el punto. Todos entendimos el punto, Sai.

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