Capítulo 85 - In mari inanitatis

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"Ferro... Ferro... ¡¡Pedazo de mierda, despierta!!"

Ferro abrió los ojos, estaba normal, aunque su mirada un poco perdida.

"¿Dónde estoy? ¿Quién eres?"

"Ya me conoces, soy Oder, nos conocimos en Galatea, estamos en tu área espiritual, tu alma, tu alma, tu mente, como sea que quieras llamarlo, este lugar no es real, por lo menos no del todo."

"¿Qué pasó?"

"No lo sé, pero solo me faltaba despertarte. Recuerda que debes buscar a Hope." le dije.

Antes de irme decidí darle un último consejo.

"Ten cuidado con todo lo que esté relacionado con Lockheart."

"¿La compañía que hizo IRO?"

"Ah, verdad que hicieron ese juego. No, estoy hablando de la persona que se hace llamar Lockheart. Me tomé la libertad de explorar tus memorias mientras no despertabas y ví el lugar al que desapareces, te ha servido para adquirir poder, pero estoy seguro de que este supuesto Centro de Realidades al que vas está relacionado con Lockheart de algún modo. En fin, encuentra a Hope."

Ferro parecía querer hacerme preguntas, pero con un chasquido de dedos hice que salieramos de ese lugar. Estabamos de vuelta afuera de la prisión de máxima seguridad, yo desangrándome, aunque no sentía dolor, tenía un hechizo para eso. Saqué de entre mis cosas una poción y la vertí sobre el cuerpo de Ferro, quitarle los implantes sin matarlo fue difícil. Le pusé una mochila con todas mis cosas, incluyendo un par de pociones que tenía para salvar a la gente del borde de la muerte y lo teleransporté lejos.

¿Por qué no tomé una de las pociones?

Mi respuesta es la siguiente: ¿Por qué debería haber tomado una?

Vivir, morir, me da igual. Mis ojos se sienten pesados, la sensación familiar. Por fin puedo descansar.

Varios meses después

"Científicos hijos de puta, salvándome y tratando de hacer drama ¿Ya te conté sobre cómo salvé a Ferro?"

"Siempre me cuentas tu historia Oder, no tiene sentido, además ya has tomado suficiente por hoy, en realidad más de suficiente por la semana, por el mes incluso." le dije al ebrio que viene todos los días.

"¿Me estás botando? Ok, pero si me ahogo en la playa es tu culpa."

Conociéndolo sí lo está diciendolo en serio, es capaz de meterse al mar y nadar hasta el fondo solo para ver cuan lejos llega, ya lo ha hecho ebrio un par de veces y solo sobrevivió de milagro.

"Lisa, acompáñalo a su casa."

Lisa ayuda en el bar, es una chica energética, lo mejor es que tiene paciencia con los dos clientes que siempre terminan tirados en el piso, incluso es amiga de ambos, aunque no se si Oder lo sabe, es muy inseguro a pesar de contar cuentos en los que él es el personaje principal.

"¿Por qué yo? Te toca a tí  llevarlo." dijo Lisa fastidiada.

"Estoy con un tobillo lastimado por el partido de ayer, hazme este favor." le respondí empezando a limpiar el bar.

Lisa suspiró.

"No se preocupen, yo puedo ir solo." dijo Oder, levantándose de su asiento y cayendo de cara contra el suelo.

Fuí rápidamente dónde él y lo levanté, mi tobillo dolió un poco, pero vale la pena ayudar a Oder, aunque él no lo crea.

"Se que nunca vomitas, pero igual, no lo vayas a hacer."  le dije poniendolo en un sillón frente a la clienta que en cierto modo es similar a él.

"Pedro, tengo que llevar a Freya a su casa." me contestó Lisa.

"Puedes hacerlo luego de dejar a Oder, o puedes llevar a los dos cuando se pongan un poco sobrios, ambos viven literalmente a cada lado del bar."

Freya vive al lado izquierdo del bar, Oder al derecho, no solo son clientes, son también mis vecinos, ambos aparecieron de la nada, no juntos, pero compraron las casas y no trabajan ni hacen nada parecido, Oder dice que está retirado, pero nunca dice a que se dedicaba, tal vez es millonario, quien sabe.

Estaba limpiando cuando los escuché conversar, ambos se habían recuperado rápidamente.

"¿Por qué siempre vienes a tomar tanto?"

"Aahhh...mmm...esteee"

Freya puso una mano sobre la mejilla de Oder. Freya, no puedes hacer eso, vas a hacer que le dé un infarto a Oder.

"¿Tiene que ver con toda la sangre que yace en tus manos?"

¿Qué?

"No creo." le contestó Oder.

¿De qué están hablando?

"Mi familia siempre ha tenido la habilidad de sentir esas cosas, además también he escuchado tus historias, no pensé que existiera alguien como tu."

El bar tembló por un momento. Una botella cayó de una repisa y se rompió.

"Perdón." dijo Oder.

"No fue tu culpa." le dije, pero él solo sonrió y continuó hablando con Freya.

"Pedro, mirá mirá." me susurró Lisa cuando estaba terminando de limpiar el bar.

Freya y Oder seguían hablando, estaban sonriendo, sonrisas de verdad, no las que la gente suele poner para satisfacer a otros. Sentí una sensación de calor por dentro, como cuando vez a un bebé reir, sonreí y me dirigí a limpiar lo de la botella, pero el piso no estaba sucio, la botella estaba de vuelta en la repisa intacta. Volteé a ver a Oder y Freya, ambos me estaban mirando tratando de aguantar su risa.

Ambos se fueron solos. Ambos tienen crédito de sobra, Freya porque nos pagó el primer día con un montón de monedas de oro y dijo que le avisemos cuando su lo que consuma supere aquello con lo que ha pagado y Oder porque nos dejó su tarjeta para que cobremos directamente. Ambos son flojos, raros, misteriosos y mis clientes favoritos.

Reencarnación en un Mundo de FantasíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora