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—Aquí es— la señora encargada de los departamentos abrió la puerta del departamento que Mark había visto en renta. La verdad es que la puerta había rechinado un poco, pero eso no le dio miedo y no le dio mucha importancia el pelinegro, debía deshacerse de sus pensamientos paranoicos por un momento —Como ves, o mejor dicho oíste, la puerta rechino; eso pasa porque el departamento lleva mucho tiempo sin ser ocupado por alguien, en serio, mucho tiempo.

—Claro no hay problema, nada que un aceite o algo no arregle— dijo positivo el menor, la señora asintió con una sonrisa y prosiguió por entrar.

Mark le siguió, yendo a paso lento e inseguro, cuando estuvo por completo en aquél departamento, ese mismo escalofrío le recorrió la médula espinal; pero no le dio importancia, estaba viendo su posible nuevo hogar, debía dejar de pensar en eso.

—A pesar de que el departamento no ha sido habitado por bastante tiempo, siempre se mantiene en limpieza, cada último viernes de cada mes nuestros encargados del mantenimiento vienen y hacen su trabajo; así que por el mantenimiento o higiene no debes preocuparte— Mark asintió, el lugar no era del todo desagradable, estaba oscuro y daba una mala pinta, como si ahí hubieran matado a alguien; tal vez era porque las cortinas estaban cerradas y la señora no había prendido las luces —Entonces, ¿Vas a querer rentar?

—Por supuesto— confirmó Mark.

—Bien, iré por los papeles esperame unos minutos— el menor asintió —Puedes seguir viendo el departamento mientras regreso.

—Claro, gracias— la amable señora sonrió y salió del departamento cerrando la puerta detrás suyo, el lugar se había vuelto más oscuro y Mark se asustó un poco.

Una suave brisa se hizo presente detrás suyo, la había sentido pasar por su nuca; se volteó algo asustado, entonces vio una silueta en la esquina de la sala, parecía mirarle fijamente, pero a pesar de eso, Mark no sentía miedo o intimidación como solía ser; ladeó su cabeza, intentando averiguar si aquello era producto de las cortinas y luz.

Caminó hacia el interruptor, sin despegar la vista de aquella esquina, sintiendo aún la mirada de quien fuera que le mirará. Encendió la luz, y no vio más a la sombra, desapareció como por arte de magia; el pelinegro sacudió varias veces la cabeza, intentando sacar de su mente la imagen de aquella silueta.

«Todo es parte de tu imaginación» se dijo a si mismo, repitiendo esto una y otra vez.

—Listo, ya los tengo— escuchó a sus espaldas, Mark dio un pequeño saltito seguido de un grito bastante agudo —Cielos, lamento asustarte.

—Ah, no se preocupe— habló Mark, aún con el corazón latiéndole al cien —Suelo asustarme con facilidad— la señora asintió y se adentró nuevamente al departamento, el menor nisiquiera había escuchado cuando ésta abrió la puerta.

—Antes que nada, ¿Estás seguro de querer estar aquí?— Mark asintió con detenimiento, ¿Por qué tanta insistencia? La señora asintió y puso delante suyo los papeles —Bueno, entonces firma aquí, por favor.

Mark tomó el bolígrafo y firmó, una extraña sensación le invadió, algo que le decía que lo que hacia estaba mal pero también estaba bien; le confundía un poco aquella extraña sensación, ¿Qué debía hacer? ¿Irse o quedarse?

[...]

Ya había pasado casi dos semanas desde que Mark se había mudado a aquel departamento, las cosas iban bastante bien; dejo de ver a sus padres, se escuchaban menos ruidos y ya no veía a gente en la madrugada rondar por ahí... pero había algo que le seguía incomodando, le ponía nervioso.

Ángel fantasma ψMarkHyuckψDonde viven las historias. Descúbrelo ahora