Crane

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Mirando el cielo oscuro, reflejándose los fuegos artificiales en la calma del lago, Allen parpadeó lentamente. Este lugar iba a ser memorable al ver unos destellos de luz azul flotando al cielo.

¿Creía que iba a recordarlo?

Sintiendo sus palabras como una patada en el estómago, jadeó temeroso. Cada situación iba a ser olvidada, tampoco volvería a verlo. ¿Dónde está la voluntad en tal estado? ¿Quién era capaz de tenderle la mano?

—Estas llorando.

Allen pudo sonreír débilmente. —Realmente estoy llorando.

—¿Por qué?

A sus trece años, Allen pensaba que la vida era como los cuentos infantiles que su madre le contaba antes de dormir. Y en su interior anheló con fuerza que fueran verdad, y no una simple y amarga alegría.

Las delicadas cejas se contrajeron y su labio inferior tembló. —Sólo soy un niño, lloro cuando estoy triste.

Allen volteó, mirando las suaves luces desprenderse del cuerpo de Kanda y él mirando el cielo con una plácida sonrisa, ignorando deliberadamente el hecho de su cuerpo translúcido. Ladeando la cabeza, Kanda dijo: —Ha sido un buen tiempo.

Su aspecto llevaba la apariencia de un joven sencillo y casual, la imperceptible curva en sus labios expresaba una satisfacción vaga y desinteresada. Le extendió la mano y esperó. La lógica era un razonamiento estricto, y pese a sus ideales no volvería a pertenecer y convivir con los vivos.

Su tiempo de vida se detuvo, su existencia era nefasta.

—Ha sido divertido —le confesó Allen, recibiendo una grulla.

Kanda sonrió de lado. —Por eso digo que eres un brote de habas.

Con el último fuego artificial estallando como un pitido, fue devuelto a la realidad, demostrando que todo el encuentro fue un simple anhelo otorgado, pese a la cruel realidad del destino y su inefable voluntad de no seguir adelante. Cerró brevemente los párpados, parado silencioso en el lugar vacío donde hace sólo unos segundos antes estaba Kanda.

Su anhelado deseo después de hacer mil grullas fue cumplido.

Limpiando el rastro de lágrimas en sus ojos, Allen levantó la mirada siguiendo el último retazo azul elevarse cerca y desaparecer.

Esta noche en vísperas de noche buena, la promesa implícita ante la tumba de Kanda fue cumplido. Solo quedaba dejar transcurrir al tiempo y rechazar la esperanza de reencontrarse.

Tres años desde ese día.

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⏰ Última actualización: Feb 20, 2021 ⏰

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