capitulo 5 (maraton 3-4)

196 8 0
                                    

Alcé temblorosa la vista, reconociendo la voz.¿Porqué justamente debería encontrarme con él?No era justo, y menos estando como estaba ahora;con frío, pálida y con los labios mas oscuros queuna mora mientras temblaba como un chihuahua.

—¿Quién está hay? —volvió a preguntar Brandon .Sentía sus pasos acercarse cada vez más al lugardonde estaba acurrucada junto al viejo árbol.

—S-soy yo —mi voz apenas y fue un murmullo.Esperaba a que él me hubiera escuchado. Hubo unmomento de silencio y yo ya estaba pensando quese había dado media vuelta y se hubiera ido,abandonándome aquí en el frío.—¿______? —lo escuché acercarse algo más rápidoque antes hasta que logré ver su oscura siluetaentre los copos de nieve y el viento que se lograba apreciar como una neblina blanca. Sentí susprofundos ojos mieles mirar hacía mi dirección,pero no me inmuté ya que no podía estando así decongelada.Se acercó a mi a grandes zancadas para ponersede cuclillas frente a mi. Tenía puesta una bufandagris y un gorro negro de lana. Sobre sus hombros,llevaba una chaqueta impermeable que traíadesabrochada, lo que me dejaba apreciar loabrigado que estaba con una camiseta gruesa y unpolerón de polar. Se bajó la bufanda y me miróescéptico.

—¿Qué haces aquí y estando así de desabrigada?Acercó su mano para tocarme la frente, pero alhacerlo la apartó de inmediato.—Estás congelada. Dios, _____. Puedes morir estando aquí afuera. Acompáñame. —no era una sugerencia, más bien una orden. Negué temblorosa sin decir nada. Él se levantó y me agarró bajo lasaxilas, alzándome y obligando a mi cuerpo alevantarse

—No te dejaré aquí para que te mueras de frío. Te llevaré a mi casa y en el camino dejaréque me expliques la razón del porqué estar aquísentada y congelándote.No me podía mover, y eso lo noté cuando intentóhacer que caminara. Los músculos de mis piernasno reaccionaban y dolían de una formadesagradable. Negué, mientras que, con miedo, meaferraba al cuerpo de Brandon para evitar caerme.

—N-no me p-puedo mov-ver —mi voz salía entrecortada por la fuerza que hacían mis pulmonesal intentar inhalar aire caliente. Eran los primerossíntomas de que estaba comenzando a sufrir de hipotermia.Brandon me miró y, sin esfuerzo alguno me levantó yme apretó contra su cálido cuerpo, esperando queasí intentara recibir algo de calor. Caminó hastallegar a su auto, que era donde se dirigíainicialmente y me subió al asiento del copiloto,cerrando la puerta. Luego se subió el tras elvolante y comenzó a manejar entre los caminos nevados. Encendió la calefacción del auto y sentícomo el aire caliente comenzaba a chocar contrami rostro. En ese momento tenía los ojos cerrados,intentando inhalar el cálido aire que estaba dentrodel coche.Luego de unos minutos, abrí los ojos y vi como enese momento Brandon dirigía su mirada hacía la míay suspiraba. Se quitó la bufanda y con cuidado, la enrolló alrededor de mi cuello, sin siquiera desviarla mirada del camino.La bufanda tenía su aroma masculino y estabatibia por dentro. La lana era suave y producía enmi un leve cosquilleo con cada movimiento.Tal vez él no fuera tan malo después de todo, peroaún así, sacando aquella conclusión, no logréagarrar confianza.

—¿Y bien? —preguntó, sacándome de mis pensamientos.—¿Qué?

—Explícame el porqué, _____.Pensé en la forma de cómo podría explicarle. ‘’Mipadre en vez de golpearme me tiró fuera de micasa para que muriera de frío’’No, no era convincente decirle de esa forma.Intenté en crear una mentira creíble.

—Salí a caminar y comenzó a nevar pero en esemomento no me preocupé mucho. Luego de que latormenta comenzara más fuerte, me di la vueltapara regresar pero no lograba distinguir loscaminos. Entonces me senté bajo el árbol y esperéa que la tormenta terminará… Pero como puedesver la suerte no está de mi lado —intenté quesonara lo más convincente posible y que nosospechara de que era una mentira.Vi su expresión, y por primera vez me fijé en cómoera su rostro. Tenía una nariz entre recta yrespingada de un tamaño que se veía bien en su rostro. Sus labios eran de un color rosado pálido,pero no sabía si eran así o por el frío. Su labiosuperior era fino a comparación con el superior queera carnoso y un poco más oscuro que el superior.Tenía una ligera barba de un día cubriendo la parteinferior de su rostro. Sus mejillas eran lisas, suspómulos levantados lo que le daba una formaextravagante a su rostro. Su mentón estabapartido ligeramente por la mitad. Sus ojos eranlargos y finos, que estaban rodeados por unas largas y finas pestañas de color negro. Sobre ellos,unas espesas cejas del mismo color.Sus ojos se salieron por un momento del caminopara mirarme fijamente, antes de desviar sumirada. Me sentí intimidada, por lo que me di lavuelta para observar por la ventana y acurrucarmecontra el asiento de piel mientras esperaba ensilencio su respuesta.Suspiró antes de hablar:

—¿Cómo puedes perderte?—preguntó.Me encogí de hombros mientras juntaba miscongelados párpados y esperaba a que lacalefacción me calentara lo suficiente como paradejar de temblar. Aun que no sabía si estabatemblando por frío o por el miedo y la inseguridadque tenía hacía él.

—No lo sé.El camino fue una eternidad, por más que solohubieran pasado cerca de dos o tres minutos.Detuvo el auto, sacando las llaves de la chapa yabrió la puerta, mientras yo abría los ojos paraencontrarme frente a una enorme construcción.Jamás pensé que de cerca sería aún más enorme.A través de las ventanas lograba apreciar un ambiente acogedor; las luces estaban encendidas yen lo que parecía ser la sala había una gran chimenea encendida.La puerta de mi lado se abrió y vi como la manode Brandon se acercaba a la mía para agarrarla firmemente y sacarme de allí con cariño. Me cubriócon un brazo para que el frío no me volviera aconsumir y, luego de bloquear el auto, me llevó adentro a pasos rápidos. Entró y sentí como unaire cálido y suave se aferraba contra mi piel descubierta. Miré a mi alrededor boquiabierta,jamás hubiera pensado que su casa sería así de grande.

-------------

Salvame ||Brandon Meza|| ||Adaptada||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora