Capitulo 1

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Los rayos del sol atravesaron la ventana sin

cortinas o visillos, llegando justamente en mis ojos

y logrando, así, que me despertara. Hoy era mi

primer día de la secundaria luego de unas

vacaciones pequeñas de invierno de dos semanas.

Me levanté, sintiendo un pinchazo de dolor en el

pecho, justo dónde papá me había roto la costilla.

Gemí por lo bajo, para luego ignorar el dolor e ir a

buscar algo de la única ropa que tenía y que aún

me quedaba. Sobre una desgastada silla de

madera, tenía mi ropa. Mi cuarto era muy pequeño,

y con suerte allí entraba la cama en la que dormía,

por lo que no podía darme el lujo de también poner

algún armario o algún mueble, uno, por que no

cabría, y otro, por que no teníamos dinero.

Saqué una remera color gris desteñido. Era vieja y

ya estaba desgastada, pero no tenía algo más

decente para ponerme. Me quité la blusa que ya me

quedaba pequeña y que la usaba para dormir para

ponerme la que había sacado. Seguido, saqué unos

jeans gastados, lo bueno es que eran de mi madre

y ella antes de que muriera me lo había regalado.

No me quedaban cortos como la mayoría, era una

ventaja. Busqué bajo la cama luego de

colocármelos mis viejas zapatillas deportivas y me

las coloqué. Cogí un polerón que había encontrado

olvidado en la biblioteca pública. Ése día había ido

allí para estudiar para un examen de Biología, y

cuando salía de allí lo encontré. Le había dicho a la

bibliotecaria que lo dejara allí con el resto de las

cosas perdidas, pero ella me había dicho que me lo

quedara yo. Así lo hice. Era tibio y suave por

dentro, y además me quedaba muy grande.

Saqué mi bolso donde estaban mis libros y

cuadernos que, trabajando a escondida, había

podido comprar junto con uno o dos lápices. El

bolso era viejo y feo, de un color café oscuro

desgastado y con manchas de todo tipo, pero no

me importaba mientras no estuviera en la

secundaria.

Sabía que a esta hora mi padre ya había salido a

trabajar, era Martes, hoy le pagarían y me libraría

de una noche sin golpes, ya que era obvio que

saldría a emborracharse por allí. Bajé las escaleras,

Salvame ||Brandon Meza|| ||Adaptada||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora