Desde las sombras

Nuestros días - parte II

Era pasado medio día cuando Tomura toco dos veces la puerta del departamento de la familia Kumo, espero pacientemente a que le abriera alguien de la familia Kumo, sin embargo, después de casi diez minutos nadie abrió, pero estaba seguro de haber escuchado ruido en el interior del lugar, por lo que tomo la llave que le había ofrecido Inko dos semanas atrás y se adentró al hogar de su pareja destinada.

La sorpresa que se llevo fue grande al ver el desorden de cacerolas y toper's tirados por todo el piso desde la cocina hasta el pasillo de los cuartos. Siguió el camino después de quitarse los zapatos y justo cuando ingresaba al cuarto de Inko la escucho gritar.

— ¡Esta fría!

Sin demora entro al cuarto abriendo la puerta de un solo movimiento, asustando a madre e hijo que gritaron al instante. Cuando paso la primera impresión, la primera en saludarlo fue la mujer que estaba sentada en la cama con la boca cubierta por un cubrebocas, así como con todo el rostro mojado y con parte de la camiseta igual, recibiendo un abrazo de su chico peli-verde que lloraba mientras balbuceaba de forma inentendible.

— ¿Qué sucede? — Pregunto a la mujer cuando le fue imposible entender al menor.

— Bienvenido, Tomura-kun. —La señora Kumo le sonrió a su segundo hijo aun si no notaba el gesto por tener la mascarilla.

El recién llegado abrazo a un lloroso Izuku y lo arrastro con él hasta un lado de la cama al recibir un gesto de invitación por la mayor para que se acercara.

— Veras, Tomura-kun...

El niño más grande escucho la explicación del porque la angustia de su pareja; siendo derivada de que su amada madre había enfermado durante la noche, un leve resfriado a palabras de la mujer, pero a opinión de los más pequeños más grave, aun así, Inko les aseguro que estaba bien y que no necesitaba ningún médico, prometiendo recuperarse después de dormir un poco.

Era la primera vez para Izuku el cuidar solo de su madre durante un malestar, así que estaba bastante nervioso y temeroso de que pasara algo más malo. Anteriormente su padre o alguna vecina había ayudado a Inko en esos momentos, así como también contaron con la señora Mitsuki, pero en esta ocasión su padre no estaba y su vecina o la señora Bakugo no habían sido notificadas por el hombre del hogar.

— ¿Y porque gritaste? —Pregunto al recordar el grito de la mayor.

— ¡Ah, eso! —La mujer peli-verde rio y el pequeño Kumo se estremeció. — Izuku-chan intento ponerme un paño húmedo para bajar la temperatura, pero... —alzo la tela que aun escurría agua en exceso que contenía — como veras, no la exprimió del todo.

La mujer rio y él miro hacia abajo, sonriendo al notar el sonrojo de su pequeño amado que intentaba ocultar en su abrazo. Tras la explicación, Tomura entendió el porqué del desastre fuera de la habitación; seguramente su pequeño peli-verde lo hizo al buscar un recipiente para el agua, así como el trapo. Suspiro antes de tomar el paño y ordenarle a Inko que se cambiara la ropa. Tomura tomo el mando de la situación al ver que el pequeño Izuku estaba temeroso del estado enfermo de su madre.

Salió de la habitación con el paño y el recipiente de agua, siendo seguido por el más pequeño del hogar, quien le conto lo feo que fue despertar y encontrar a su mamá respirando con dificultad a causa del resfriado, además de no tener a nadie a quien llamar para pedir ayuda al no saber cómo utilizar el teléfono. Tras cambiar el agua, Tomura abrazo a su destinado dejándolo llorar por el susto que paso, asegurando que él le ayudaría ahora que había llegado.

— Todo estará bien, Izuku.

— No te vayas a ir, Tomu-nii. —Pidió, aferrándose a la ropa del mayor.