HIM

II

- Eso es todo, recuerden que este año seré su director de grupo, no tomen el brazo si les doy la mano. - Nathan, el coordinador de secundaria y profesor de sociales, finaliza la clase con un aburrido y largo discurso. - Ya, váyanse.

Los 17 estudiantes salen del aula apenas abren la puerta como una estampida, espero a que todos salgan y conservar mi compostura, Laurel igual.

- Que día tan largo, no puedo creer que en el primer día enserio se atrevan a dejarnos mil cosas por hacer.

- Ni yo... - Contesto poniendo poca atención a lo que Laurel dice.

- Lástima que no nos dio clase hoy, igual no le ibas a prestar mucha atención a los números, ¿no? - Mi mejor amiga me lanza una sonrisa pícara, y yo hago como que no sé de qué habla; pero en realidad sé muy bien que se refiere a 'Él', a quién llevo mirando todo el rato que llevamos fuera.

- ¿Disculpa? - Alzo una ceja y pongo mis brazos en jarras.

- No, no te disculpes, ya me voy. - Ríe mientras se despide. - Bye.

- ¡No te vayas! - Ríe y me ignora. - Genial. - Digo con sarcasmo sin saber muy bien qué hacer ahora mientras espero para irme a casa, no suelo ser muy sociable, en realidad solo hablo con Laurel y con nuestro amigo Peter que para mi desgracia no vino hoy.

Me dispongo a buscar a mis 3 hermanos, para averiguar qué sucede y por qué aún estamos en el colegio si ya ha pasado media hora después de la salida. Le doy la vuelta completa a la gran casa, que para ser un colegio no es tan grande, pero para ser una casa vaya que lo es. Y ¡Bingo! Que sencillo, los 3 en el mismo lugar, pero... ¿Por qué?

- Ah, ella es Diana. - Señala mi hermano mayor, Eddie, que está dos cursos por debajo de mi, sí, no es muy aplicado. Pero no veo muy bien a quién se dirige hasta que me abre paso y... ¡Ay no! 

- Tú debes ser su hermana. - Sus ojos penetran mis pensamientos e invaden mis fantasías. Ay Diana, contesta rápido y no lo arruines.

- Eh... sí. - Me doy una cachetada mental por no haber conseguido decir mas nada mientras me revuelvo en mi lugar. Él sonríe y sé que se burla de mi, pero me da una vibra cálida, su sonrisa es abrasadora y reconfortante.

- Siéntate. - Prácticamente me ordena y yo obedezco sin protestar, el aroma de su perfume invade mis fosas nasales y desearía que se impregnara en mí para oler a 'Él' el resto del día; bueno, eso es algo enfermo pero no me importa en realidad.  - Y ¿Por qué están aquí aún? - Intenta romper el hielo, o más bien el severo iceberg que acabo de crear con mi tensión.

- Justo eso venía a preguntarle a mis hermanos.

- Pero... no lo has hecho. - ¡Pero qué está insinuando! Sonríe con ojos divertidos y con la lengua sutilmente atrapada entre los dientes. ¡Pero que encantador es!

- Ya iba a hacerlo, eh... justo ahora. - Contesto cortante. No me gustan mucho las bromas... Sr. "Como sea que te llames"

- Seguro. - Ríe y le volteo los ojos, no sé por qué siento que se burla de mí.

- En fin... - Exijo una explicación por parte de mis hermanos hacia la pregunta que acabo de hacer; o que 'Él' acaba de hacer mas bien.

- Acabo de llamar a mi papá y dice que en un instante nos vienen a buscar. - Dice Eddie quien en realidad es mi hermanastro al igual que Sam, y a quien acaban de llamar es a mi padrastro.

- Está bien. - Respondo y espero que nos quedemos en silencio.

- Y ¿En dónde vives? - Sigue.

- Eh... al sur. - Titubeo sin  parar, ya quiero que esto acabe.

- ¡Que casualidad! Yo igual. - Esto va de mal en peor. - Quizá...

- Ya vinieron por nosotros. - ¡Demonios, Dan! ¿Por qué ahora? Mi hermano, esta vez si el de sangre, interrumpe a este hombre y ahora estoy segura que no terminará la frase.

- ¿Quizá qué? - No puedo ocultar mi inmensa curiosidad.

- Nada. Nos vemos Diana... - Sonríe desafiante, y vaya que sabe lograr en mi el efecto que desea.

Suspiro y me levanto de mi asiento sin despedirme siquiera. De camino a la puerta de salida mis hermanos se burlan de mi, jamás me han visto actuar de forma tan estúpida, estoy segura.

En el largo trayecto a casa no hago más que mirar por la ventana y recrear en mi mente los últimos minutos deseando que ya sea mañana, lo mismo hago en la noche hasta por fin caer en un expectante sueño.