25 de agosto del 2012.
El accidente...
Las vacaciones habían llegado y un mes antes habíamos planeado irnos todos a la casa de la playa en punta cana. Amaba ir allí, podía quedarme horas en la playa haciendo foto a absolutamente todo.
Éste año estaba más emocionada porque tendría la oportunidad de hacer una sesión de fotos de maternidad, éstas vacaciones llegaron con mi madre teniendo su vientre bien abultado de 7 meses. Yo no podía soportar la emoción de que tendríamos una hermanita.
Éramos tres, el más grande Rafael, la segunda yo, Abigail, luego sigue Johan y ahora la pequeña Lía que dentro de poco convertiría una familia de cinco a una familia de seis.
Todos estamos ansiosos a su espera, la habitación ya está lista, todos estamos listos, solo esperamos el día.
Al llegar la noche fuimos a cenar y pasamos un hermoso momento en familia y así fueron transcurriendo los días, hermosos, felices, cada uno de esos días fueron memorables y seguirán siendo memorables en mi vida.
Luego de dos semanas en punta cana llega el momento de volver a casa ya que mi padre tenía que comenzar a trabajar al día siguiente, nadie quería irse pero el deber llamaba.
—¿Están todos dentro?— pregunta mi padre como de costumbre.
—SII—contestamos todos al unísono.
Y emprendimos viaje a Santo Domingo, la capital del país que me dio una segunda nacionalidad y el país que tanto amo estar.
Pusimos música agradable para hacer el camino más ameno, pero yo suelo ponerme los audífonos con mi propia música para dormir mientras íbamos de camino ya que nos quedaban unas 3 horas para llegar porque mi padre siempre iba a paso de tortuga por el hecho de cuidar la familia y todas esas cosas.
Sentía que el sueño me iba venciendo e intenté despertar cuando sentí un impacto tan fuerte que en vez de despertar perdí la noción del tiempo...
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Después Del Accidente.
RomanceEn una hermosa y enorme casa en República Dominicana vivía yo, Abigail... Junto a mis padres y mis hermanos. Donde la paz, la felicidad y la armonía entre cada uno reinaba de una manera en que ninguna adversidad podría cambiar esa perfecta combinac...