El Clan del Sur

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  Mientras caminaba por el bosque de coníferas escuché un ruido, me agache y me escondí detrás de un árbol, intente mirar que era pero no veía nada, cuando de repente escuche una voz que me dijo con mucha fuerza: ¿Quién eres? ¿Qué haces aquí? Me asuste y caí de espaldas mirando al hombre cara a cara, sus ojos eran de un intenso color rojo y vestía harapos.

– ¡Responde! – Me dijo él tratando de intimidarme – ¿A qué clan perteneces?

– ¿Clan...? – No sabía a qué se refería –.

– ¿Entonces eres un nómada? – me pregunto más relajado –.

– No sé de qué me hablas

– ¿Cuánto tiempo tienes como vampiro?

– Un par de días...

  Exhaló y me dio la mano para ayudarme a levantar, se la di y me levante.

– Gracias – le dije –.

  Mientras caminábamos me dijo que él estaba haciendo guardia por su territorio que se extendía por unos veinte kilómetros cuadrados y que pertenece a un clan compuesto por cuatro vampiros más y él.

– ¿Qué es un clan? – le pregunté –.

– Un clan es un grupo de personas, en nuestro caso vampiros, que viven en un grupo y defienden una misma causa.

– ¿Y que es un nómada?

– Un nómada es una persona que no tiene un lugar fijo, si no que siempre está desplazándose.

– Hum... ya.

– Ya casi llegamos – me dijo –. Y... ¿Cuál es tu nombre?

– Sebastián.

– Hum... yo soy Alex.

  Llegamos a lo que era su casa, de inmediato salieron cuatro chicos, debieron de haber percibido mi olor, también tenían los ojos rojos.

– ¿Quién es él? – Pregunto uno de los chicos –.

– Es un neófito que me encontré en el lado oeste de nuestro territorio – respondió Alex –. Mira, te los presento, ellos son Juan, Salomón, Guillo y Fabián.

– Hola... yo soy Sebastián – me presente –.

  Los muchachos me recibieron muy bien, me preguntaron cómo fue mi transformación, yo les conté mi historia y todos quedaron conmovidos.
Ellos se veían jóvenes, como de unos veinte años, pero el menor, Juan, tenía unos treinta y ocho años de edad y asimilaba diecinueve.

  Ya habían pasado cinco días desde mi llegada y los chicos me habían enseñado mucho sobre nuestra especie, me dijeron que ellos estaban divididos por dos estratos reconocidos, "La Alta Comisión Vampira" que era donde estaban los vampiros que se consideraban superiores a los demás por tener habilidades especiales – poderes – y eran los que tenían el derecho de tener vampiras. Me quedé asombrado, no sabía que aparte de las habilidades que nos daba el cambio también nos otorgaría poderes, pero ellos me explicaron que solo el 5% de los vampiros podían tener poderes. Y el otro estrato era la de "Los Vampiros Comunes" que era en donde estaban los vampiros como nosotros, simples y sin vampiras – excepto los nómadas, que ahí podía haber vampiras renegadas –. Y las rebeliones contra "La Alta Comisión Vampira" no se mencionaban porque la alta comisión los eliminaba al enterarse de sus planes. Aproveche y les pregunte que como los eliminaban, si se suponía que los vampiros son inmortales.

– No, te explico – me dijo Alex –, nosotros no podemos morir, por eso somos inmortales, pero si podemos ser asesinados, en las luchas con otros vampiros podemos destruirnos entre sí, podemos desnucar y arrancarles las partes del cuerpo a otros vampiros en la pelea, y los vampiros con poderes tienen más ventaja porque los ayudan a pelear.

– Entiendo – le respondí –.

  Fuimos a cazar Juan, Salomón y yo, necesitábamos energía. Casamos un oso y entre los tres lo llevamos a la base y allí comimos todos.

  Alex me enseño a pelear, me enseño tácticas para decapitar vampiros. Entrene luchando contra Alex, pero era muy bueno y no me dejaba ni tocarlo, siempre me agarraba la cabeza y me hacía presión, tanta que temía en que me rompiera y solté un chillido.

– ¿Estás bien? – Me pregunta Alex –.

– Sí, es solo que es algo intenso.

– Pues deberíamos descansar ¿Vale?

– Ok. 

Una Venganza DobleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora