Rayo de Energía

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  Ya tenía ocho días con ellos, pero yo no quería quedarme, quería vengar a mi familia, así que les dije a los chicos que si me podían ayudar a encontrar al vampiro que me desgracio la vida, ellos sabían que los vampiros que chupaban sangre humana y que eran capaces de dejar transformar a alguien eran los de la alta comisión y no querían enfrentarse a ellos.

– Lo siento, pero no podemos ayudarte ­– dijo Fabián –, eso sería planear nuestra propia muerte.

– Entonces me iré yo solo – les dije – ¿Hacia dónde queda la alta comisión?

– Queda hacia el norte, a cientos de kilómetros de aquí – dijo Salomón –, o tal vez miles a miles de kilómetros.

– Vale, me iré de inmediato.

– ¡Estás loco! – me dijo Alex – ¡Si te enfrentas a ellos te mataran! Mejor quédate aquí con nosotros.

– Lo siento – le dije –, pero me prometí vengar a mi familia.

– Ok, has lo que quieras pero primero te despediremos a nuestro modo.

  Alex se me acerco y empezó a tocarme las piernas, me resulto incómodo, así que le quite las manos de mis piernas.

– ¿Qué haces? – le pregunte –.

– Ya nos hemos aguantado mucho – me respondió – Y no te puedes ir sin que antes te probemos.

– ¿Probemos? – Esa palabra me asusto –.

– Si, ya sabes, necesitamos satisfacer nuestros deseos sexuales y sin mujeres cerca no nos queda otra opción que recurrir al homosexualismo, y tú ere nuevo y ya te vas, así que no podemos desaprovechar esta oportunidad.

  Alex se me acerca decidido a querer "probarme" y los demás no se quedan atrás. Alex me tomó del brazo pero le di un golpe en el pecho con tanta fuerza que lo empuje dos metros hacia atrás.

– Tranquilos muchachos – les dice Alex con un tono tranquilo – Yo me encargo, no podrá contra mí.

  Alex corrió hacia mí y me tomo del brazo y me hizo arrodillarme, pero le di un manotón y me pare rápido, este se me lanza encima y queda arriba de mí pero mis pies están en su barriga, lo empuje con los pies y callo él de pie un metro atrás, me levante y él empezó a caminar hacia mí, yo sabía que no podía contra él.

– ¡Detente! – le advertí pero no me hizo caso –.

  Estire mi brazo con la palma de la mano abierta en señal de que pare, tenía mucha adrenalina en ese momento y ya cuando él estaba a un metro de mí sentí que mi brazo se sobrecarga y de mi mano sale un rayo – como un relámpago que se desprende de las nubes en una tormenta – que impacta a Alex, todo paso en cuestión de segundos, este empieza a temblar, sus ojos se tuercen y cae de rodillas al piso para luego caer de cara contra el piso. Los demás me miran sorprendidos y aterrados, mi brazo aún estaba extendido y lo voltee en dirección a ellos para asustarlos, ellos reaccionaron rápido y se intentaron cubrir con sus brazos.

– ¡Por favor no! – me dice uno de los chicos –, ten nos piedad.

– ¡Lárguense! – les grite con autoridad –.

– Está bien – responde Salomón aterrado – pero déjanos llevarnos a Alex.

– ¡Movete pues!

  Los chicos cargan el cuerpo inconsciente de Alex y se lo llevan. Yo estaba sorprendido de lo que acababa de hacer, no tenía idea de cómo lo hice pero estaba seguro que ese era mi poder y tenía que aprender a usarlo si quería vengarme de ese vampiro.

  Empecé a caminar hacia el norte y en el camino iba practicando para ver cómo podía soltar ese rayo otra vez, tenía que poder dominar mi poder a la perfección.

  Pensé en que le habría pasado a Alex después del impacto de mi rayo, vi que sus ojos se torcieron y callo inconsciente, tal vez ya se haya despertado.

Una Venganza DobleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora