Capítulo Final: Parte II

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El mismo pastor les abrió la puerta de su casa a los oficiales Ramírez y Martínez, no perdieron tiempo y le mostraron la orden para revisar la casa

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El mismo pastor les abrió la puerta de su casa a los oficiales Ramírez y Martínez, no perdieron tiempo y le mostraron la orden para revisar la casa. Fue al llegar a la habitación de Karla donde encontraron debajo de la cama, un candelabro que pertenecía a la iglesia, revisaron también sus brillos labiales, tuvieron que llevarlos todos ya que no tenían mucho conocimiento de cosméticos. Ramírez le pidió a Karla que lo acompañara a la estación, el pastor, desconcertado, los acompañó también.

Cuando Ramírez llegó  Luciana y Alex le informaron lo sucedido con Margarita, quien estaba retenida en la celda de la estación. Ramírez le pidió a Luciana que identificara el tono de rojo de lápiz labial. Ella lo hizo.
Llevaron a Karla a la sala de interrogatorios, la joven se encontraba evidentemente nerviosa.

—Señorita Zúñiga ¿nos puede explicar qué hacía este candelabro debajo de su cama? —interrogó Ramírez.

Karla desvió la mirada, no pronunció palabra alguna.

—Es mejor que colabore señorita, pueden reducir su pena si lo hace —le dijo para animarla a confesar.

—El día de la reunión de jóvenes me despedí de Antonio como de los demás chicos, pero nunca salí de la iglesia, me escondí para no ser vista —respondió atropelladamente—.Unos días atrás habíamos discutido porque... estoy embarazada, y él simplemente no quería hacerse cargo de su hijo, así que aproveché que estaba a punto de irse de la iglesia para golpearlo con el candelabro—agregó lamentándose. Ramírez escuchaba atento—. Me quité el velo que traía y lo dejé ahí, usé a mi favor lo que antes había pasado con Felipe para que culparan al mismo asesino por la muerte de Antonio —comentó entre lágrimas—. ¡No lo quise hacer, lo siento mucho, Dios no me va a personar y mucho menos mi padre! — exclamó muy conmovida.

Después de la declaración de Karla, también fue encarcelada. El pastor no podía  creer que su hija hubiera sido capaz de matar a una persona, mucho menos que estaba embarazada faltando a su religión.

Luciana se preguntó cómo una persona creyente pudo hacer algo así. Ahora Karla esperaba un bebé, al que daría a luz en la cárcel.

***

Al día siguiente la noticia corrió como pólvora. Karla, Margarita y Carlos fueron trasladados a la capital para el inicio de su juicio .
El entierro de Antonio se realizó sin contratiempo.

—Hemos resultó los casos, los felicito a todos. Hicimos un buen trabajo —les dijo Ramírez a sus oficiales, aplaudieron a modo de celebración.

Poco después Alex se acercó a Luciana.

—Ahora que terminó el caso, ¿qué te parece si tú y yo salimos en una cita? —le preguntó con una sonrisa.

Luciana sonrió ante su propuesta, creía que ya era hora de tener algo más una cita con Alex.

—Me encantaría, Velázquez —respondió con una sonrisa.

El Misterio Del Velo NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora