Día 2: Abrazándose o dándose mimos

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Invierno era la mejor estación para Kaiba. Le transmitía calma y no se sofocaba con el calor, como en verano -y así, podía acurrucarse con Jounouchi-. También porque él era todo un muchacho hogareño, no era muy de salir.

Era de noche, y Kaiba al fin acabó con su jornada laboral. Cuando llegó a la mansión, supuso que Jounouchi estaría descansando en la cama.

Y en efecto, lo estaba.

Este chucho...

Kaiba procuró no hacer mucho ruido mientras se cambiaba de ropa, pues Jounouchi armaba un escándalo cada vez que le interrumpían el sueño, y lo mismo ocurría con el CEO.

Apagó todas las luces de la casa y se metió en la cama. Pero en cuanto lo hizo, Jounouchi por instinto se giró y se acurrucó en su pecho.

— Así que estabas fingiendo, ¿eh? — Vaciló Kaiba, aprisionándolo entre sus brazos. — Sé que me necesitas para dormir.

—...Puede. — Jounouchi murmuró y le devolvió el abrazo.

Kaiba, contento, cubrió más con la manta a ambos y enredaron sus piernas con los del otro.

— Descansa, Jou. Mañana te espera una sorpresa. — Anunció el CEO tras cerrar sus ojos.

El rubio se apartó rápidamente para mirarle vivaz.

— ¿¡Qué dices!? ¿¡En serio!? ¡Jo, ahora quiero saber qué es!

— Ya lo verás. — El castaño tiró suavemente de su brazo para que se acostara de nuevo en su pecho.— Ahora duerme.

— ¡Hmp! Está bien. Buenas noches, Seto. — Dijo, y seguido se dejó llevar por la fragancia que el cuello ajeno emanaba.

Entre caricias disimuladas, y achuchones que daba Jounouchi somnoliento, cayeron en los brazos de Morfeo. Realmente, era la manera favorita de Kaiba para conciliar el sueño.

Reto: 10 días de OTP 》海城 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora