2.

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Al siguiente día al despertar encuentra el otro lado de la cama vacío, lo cual no es inusual. Jungkook siempre se levanta temprano, y Yoongi decide dormir hasta el último minuto que le es posible.

Se levanta y estira la espalda, casi se ha olvidado del inoportuno huésped hasta que lo encuentra en la cocina sentado junto a la barra. Apenas si mira a Yoongi cuando este pasa por ahí para ir al baño.

Yoongi nota que Jimin ya se ha adueñado del espacio en el tocador. Hay una botella de loción para después del afeitado, un cepillo de dientes extra sobre el lavabo y una toalla húmeda colgando detrás de la puerta. Se siente como un idiota cuando toma la loción y olfatea, pero aun así lo hace. No reconoce la marca pero le parece que es costosa.

Jimin aun lee el periódico cuando Yoongi entra en la cocina para preparar café. El corte de pelo perfectamente estilizado y el traje gris que viste irritan a Yoongi. —¿Para qué vistes con traje? —Las repentinas palabras sobresaltan a Jimin, como Yoongi lo esperaba.

Solo cambia la página y murmura—: Me gusta lucir bien.

—Y ¿para eso tienes que vestir de traje? —Se da cuenta como ha sonado “no tienes que vestir de traje para lucir bien”. Tiene la esperanza de que Jimin no lo haya notado.

Jimin cierra el periódico, se endereza y gira para mirar a Yoongi de frente. Yoongi en lugar de preocuparse por la respuesta, se concentra en el perfecto delineado de su barba.

—¿Tienes algún problema conmigo, Yoongi?

—No —murmura y frunce el ceño—. Ni siquiera te conozco.

Jimin mueve la cabeza de lado, está
considerando que decir. — Debes darle una oportunidad a un colega antes de juzgarlo.

Pero Yoongi no lo está juzgando. Se juzga a sí mismo y su inhabilidad para poner atención a otra cosa que no sea lo atractivo que este hombre le parece cada vez que le mira.

Es ridículo.

Jimin levanta la mano y la pasa por su barba recortada, la manga de su americana sube un poco por su brazo revelando su reloj, el cual brilla con el rayo de sol matutino.

—Ese es un bello reloj.

Jimin mira el objeto, lo recorre con los dedos.

—Era de mi padre —su voz es gentil— la única cosa decente que herede de él.

Yoongi puede leer entre líneas, se da cuenta que hay rencores ahí y se siente obligado a ser empático. —Yo nunca conocí a mi padre.

Jimin le mira con curiosidad, pero no pregunta.

—Probablemente fue mejor así.

No puede pensar en una respuesta así que se ocupa preparando café a solo diez pasos de distancia de Jimin.

Jimin lee nuevamente el periódico pero Yoongi cree que lo hace solo para aparentar.

—Entonces, ¿a qué te dedicas?

—Negocios.

—¿Qué clase de negocios?

—De esto y aquello.

—Si quieres que te dé una oportunidad no seas tan evasivo.

—No hagas tantas preguntas —deja el periódico a un lado y mira a Yoongi directamente a los ojos.

—No eres bueno para relacionarte con la gente, ¿verdad?

Jimin sonríe, sus ojos brillan divertidos.

—Lo mismo te digo.

La puerta se abre antes que Yoongi pueda responder y Jungkook entra, suda acalorado después de su carrera matutina. —Buenos días — dice pasando de ellos y se va directo a donde está la jarra de café—. ¿Ya hay café preparado?

el mejor amigo de mi prometido. jimsu. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora