6.

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Al llegar la tarde del siguiente día ellos, Yoongi y Jimin se encuentran sentados esperando a que Jeongguk llegue a casa para que puedan ir a la reunión con el gerente de eventos del hotel. No está seguro del por qué Jimin quiere acompañarlos, pero no le importa.

Además, han encontrado una manera entretenida de pasar el tiempo.

—Todo está en el ángulo de la muñeca, —explica Jimin desde su lugar en uno de los taburetes de la barra de desayuno—. Si no tienes la muñeca rígida, sólo hay que girar.

Yoongi sonríe. Él está sentado en el sofá, mirando hacia arriba a Jimin al otro lado de la habitación. —Muñeca rígida, eh?

—Tienes una mente sucia, Gigi —dice Jimin sonriendo.

Yoongi intenta ahogar su sonrisa. —Lo siento.

—Sí, claro —dice Jimin una vez que Yoongi pone cara seria de nuevo— observa. —Toma una de las palomitas de maíz de su paquete y la sostiene en alto para asegurarse que Yoongi le está mirando—. Lo haces así. —Entonces lanza la palomita de maíz al aire, inclina su cabeza hacia atrás, y la atrapa en su boca.

—Haces que parezca tan fácil, —dice Yoongi resoplando por la expresión de suficiencia en el rostro de Jimin.

—Eso es porque lo es. Un niño de cuatro años de edad puede hacerlo.

—Cállate, —se queja. Toma un poco de palomitas de maíz de su propio paquete y trata de copiar lo que Jimin acaba de hacer. Ninguna palomita de maíz cae siquiera cerca de su boca—. En serio, —dice exasperado— ¿mi cara tiene repelente contra las palomitas de maíz o qué?

Jimin se ríe. —No, simplemente no eres capaz de atinar. Abre la boca.

—¿Qué?

—Ábrela —repite Jimin sosteniendo una palomita de maíz—. Apuesto a que voy a lograrlo desde aquí.

Esta vez Yoongi no puede sofocar su sonrisa aunque lo intente. — ¿Quieres que abra la boca —dice lentamente y con insinuación en su tono—, para que tú la pongas dentro?

Jimin parpadea, después de un momento sus ojos se iluminan, y una pícara sonrisa se extiende por su cara. —Sí, —dice con sencillez, y luego tira la palomita de maíz a través de la habitación en dirección a la boca abierta de Yoongi, atinando justo en el blanco. Su cara se llena de presunción de nuevo, pero después se oscurece con algo más—. ¿Cómo sabe?

—Salado, —dice Yoongi de forma deliberadamente sensual e intercambian una mirada que es menos divertida y más como algo cercano a la excitación.

Y eso es peligroso.

Afortunadamente, el teléfono de Yoongi suena rompiendo el momento.

—¿Hola? —dice al contestar. Jimin mira hacia otro lado, se ocupa en recoger las palomitas de maíz que cayeron en la barra de desayuno.

Es Jeongguk, y suena como si estuviera en medio de una reunión. —Hola cariño, escucha, me quedé atrapado en este rodaje y voy tarde. ¿Tú y Jimin pueden encontrarme en el hotel?

—Uh, está bien —dice con el ceño fruncido—. Te veo en un rato.

—Gracias. Te amo.

Yoongi cuelga, mira a Jimin. —Quiere que nos encontramos con él allí.

Jimin alcanza su chaqueta y las llaves. —Conduzco yo.

El aire sopla lleno de hielo cuando salen, y Yoongi envuelve sus brazos alrededor de sí mismo, temblando. —Dios, hace mucho frío.

el mejor amigo de mi prometido. jimsu. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora