Recuerdo que desde el momento en que había salido de mi casa había sentido que alguien me observaba.
Todas las noches solía salir a correr al parque a la misma hora, siempre por el mismo camino, pero había algo en aquella noche inusual que me había puesto los pelos de punta desde el instante en qué puse un pie en el parque.
Sin darle mucha importancia al asunto comencé a hacer mis estiramientos y empecé a trotar para calentar. Me gustaba entrenar en aquella zona ya que se encontraba lejos de la ciudad. El aire solía estar menos contaminado y algunas veces incluso se podían ver las estrellas. Aquella noché la luna llena brillaba en su completo esplendor, el cielo tan despejado que se podían ver casi todas las constelaciones del firmamento.
Seguí corriendo por mi ruta usual sin poder quitarme la sensación de que había algo raro. Me detuve y me quité un audífono tratando de averiguar que era lo que encontraba anormal en el ambiente. Pero no vi ni escuché nada, así que decidí ahogar mi sensación de incertidumbre poniéndome los audífonos de nuevo y subiendo el volumen de la músicas al máximo.
En el aire flotaba un dulzón aroma a algodón de azúcar quemándose, pero lo adjudique a algún drogadicto quemando droga en alguna parte de la arboleda.
Comencé a meditar sobre si seria mejor regresar sobre mis pasos hacia la ciudad cuando de pronto una sombra negra deslizó detrás de mi. Sin pensarlo me di una vuelta y enfrenté a la sombra que me seguía, pero ante mi no había nada más que un montón de arboles sacudiendose bajo la fuerza del viento.
"Estas paranoica Dahlia" me reprimí a mi misma. "Tienes que dejar de ver tantos documentales de asesinatos y crímenes sin resolver de Buzzfeed."
Decidí que después de todo la vida fit no valía la pena y decidí mejor regresar a mi casa. Troté hasta llegar a la calle principal esperando sentirme más tranquila entre más personas, pero cuando llegué esta se encontraba completamente sola, no había ni un alma a la vista. De pronto las luces de las lamparas se apagaron, y como si alguien hubiese accionado un interrumptor las estrellas y la luna también desaparecieron. El olor a algodón de azúcar quemado se intensifico y me golpeó como si me hubieran dado un puñetazo en la nariz.
De pronto la sombra oscura se empezó a alzar ante mi, y esta siguió alzándose y alzándose hasta que alcanzó una altura de tres metros. Por mas que trate de encontrarle forma no pude encontrarle sentido al monstruo que se había formado ante mi. Múltiples cuernos gigantes brotaban de su cabeza y de su espalda, y cargaba una armadura llena de largo picos afilados. Su un rostro estaba completamente deformado, y el simple hecho de tratar de verlo a los ojos me retorció el estomago. En lugar de ojos tenia unas cuencas negras vacías, de las que serpenteaban anguilas negras. El monstruo estiró uno de sus largos y escalofriantes brazos hacia mi, a lo que yo solo alcé mis brazos en una patética defensa. Sus puntiagudas garras estuvieron a punto de agarrarme cuando se escuchó un fuerte chasquido, y la bestia retiró la extremidad a toda velocidad.
La bestia cornuda gruñó y desapareció en un parpadeo, llevándose consigo la niebla que se había alzado de la nada.
Mi mente y mi cuerpo ya no pudieron mas y me colapsé en el piso. La luz regresó a la calle y unas personas se acercaron y me preguntaron si estaba bien.
¿Que demonios acaba de suceder?
— ¿Estas bien?¿Como te llamas? —preguntó un chico mientras me ayudaba a incorporarme.
—Dahlia —logré articular —¿Tu viste lo que paso? —le pregunté histérica mientras miraba a mi alrededor a la espera de que el demonio regresase.
—No, pero ¿que fue lo que tu viste? —preguntó con demasiado interés.
—No, nada. Yo, hmm, tengo que irme. —Y salí corriendo sin hacerle caso a lo que el chico gritaba detrás de mi.
ESTÁS LEYENDO
All Good Girls Go To Hell | Nick Scratch
FanfictionA Dahlia siempre le han dicho bruja por su buena suerte a la hora de ganar apuestas pero nunca llegó a pensar que esto pudiese ser más que una chiste entre amigos. Sin embargo, el día en que se tropieza con un demonio por accidente es también el día...