Capitulo 3. One Point Perspective

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—Espera un momento, no puedo simplemente dejar todo y acompañarte a una escuela mágica. Esto no es el inicio de un libro de Cassandra Clare, esto es la vida real.

Nick no entendió mi referencia así que simplemente la ignoró.

—Mira, mientras antes averigüemos lo que eres, mejor. Si partimos ahorita puede que llegamos allá al ocaso, para media noche ya estarás de vuelta.

Miré fijamente a Nicholas mientras trataba de tomar una decisión. Por un lado no podía confiar tan fácilmente en alguien a quien acababa de conocer y hablaba de falsos dioses y cultos paganos. Pero por otro lado lo que había sucedido la noche anterior me había sacado un susto de muerte y realmente no quería que se fuese a repetir.

—Esta bien, solo necesito antes pasar a mi casa por unas cosas.

Nick no puso ningún inconveniente con esto, así que nos dirigimos a mi casa. Sentí que alguien nos seguía por lo que me encontré volteando hacia atrás cada pocos metros. Nick notó mi nerviosismo y se acercó a mi hasta que nuestros brazos comenzaron a rozarse al caminar. Miré en dirección a las calles vacías y un mal presentimiento se asentó en la boca del estomago. Instintivamente deslicé mi mano para rodear el brazo de Nick. Sin preguntar nada él lanzó una mirada furtiva a nuestro alrededor, y de manera casual deslizó su brazo por encima de mis hombros para acercarme aun más a él.

—¿Crees que algo nos esta siguiendo? —Nick inclinó la cabeza para hablar en un quedo susurro contra mi oído. Un escalofrío me recorrió la columna al notar que había dicho algo y no alguien.

—No lo se. Siento como si algo nos estuviera observando. —Hablé lo más bajo que pude pero aun así mi voz se escuchó más fuerte de lo que me hubiera gustado.

—¿Algo bueno o algo malo?

—Algo no humano.

Las calles que solían estar arrebatadas de trafico y peatones se encontraban desérticas, lo cual era un mal augurio en una ciudad tan acelerada como Chicago. Si Nueva York era la ciudad que nunca duerme Chicago era el lugar que nunca se detenía.

—No te separes de mi—susurró Nick contra mi oído. —Voy a ponernos un hechizo de protección. Comenzó a murmurar un cántico en latín y a pesar de que no sabia el significado de sus palabras me tranquilizó la suave cadencia de su voz.

Finalmente llegamos a mi casa y solté un gran suspiro de alivio. La puerta estaba abierta, lo cual indicaba que mi abuela ya había llegado de la florecía ya que siempre tenia la mala costumbre de tener abierto cuando estaba en casa. Sin embargo entré y me di cuenta de que en realidad la casa estaba vacía.

Subí los escalones a mi cuarto de dos en dos, y abrí la puerta casi esperando encontrar algo diferente. Sin embargo a primera vista todo seguía igual a como lo había dejado en la mañana. Alguien había abierto las ventanas y ahora la luz inundaba el desordenado orden que era mi habitación. Como siempre el piso estaba lleno de ropa tanto limpia como sucia, los libros que ya no cabían en mi librero estaban apilados sin orden alguno contra las paredes de la habitación, y mi mesita de noche estaba llena de tazas de té y café que todavía no había bajado a la cocina. Mi escritorio todavía estaba repleto por hojas de problemas que había utilizado para hacer mi tarea de calculo.

¿Pero acaso no había dejado mi carpeta sobre la silla por que me había dado flojera meterla a la mochila? Ahora esta descansaba sobre el sillón de mezclilla, justo hasta el otro lado de la habitación. Y podría jurar que mis papeles se encontraban más ordenados de como yo los había dejado en la mañana.

"Estas paranoica" me repetí a mi misma. "Todo esta igual, justo como lo dejaste esta mañana"

Busqué una mochila debajo de la cama y comencé a llenarla con cosas que pudiera ocupar. Algo crujió en el pasillo y volteé alarmada a la puerta. Solté un suspiro de alivio al ver que solo se trataba de Nick.

All Good Girls Go To Hell | Nick ScratchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora