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V saborea sus labios antes de hablar, y recolecta el aire suficiente en sus pulmones.

-Me gustas tanto que simplemente corro a ti como un chiquillo desesperado.

"No te confíes. Es un artista del engaño"

¿A qué diablos está jugando?

-¿Crees que te salve solo porque te necesitaba para Tae? -él ríe irónico- En realidad el que te necesita soy yo, Tania. Por ti quiero cambiar.

Achico  mis párpados en su dirección.

Es complicado recibir este tipo de información e interpretarlo de forma positiva. Nos quedamos en silencio. Yo mantengo mi mente ocupada en el demandante análisis de su desordenado modo de pensar. Él simplemente está esperando alguna reacción de mi parte.

-¿Qué es todo esto, V? ¿A qué juegas?

-No estoy jugando a nada - aclara rápidamente , haciendo una negativa con el movimiento de su cabeza-, no estoy jugando a nada -rectifica con seguridad-. Estoy siendo sincero contigo.

Yo, como reflejo, sujeto sus manos y las alejo de mi rostro en tanto retrocedo unos pasos.

-Tú no estás bien. Necesitas...

-Te necesito a ti.

Me callo de golpe y en sus ojos se aviva un resplandor inquietante que me provoca algo de pavor.

-Basta -ordeno y le doy la espalda, dispuesta a caminar a la habitación y encerrarme en ella. ¿Qué coño le sucede a este par de hermanos?

-Tú revives una parte de mí que pensé que había muerto -continua-. Cuando te veo, quiero ser mejor. Y no te digo todo esto esperando que me correspondas. No lo espero porque hice las cosas mal contigo y sé que me lo merezco. Pero dejame...dejame enmendar mis errores contigo. No sabes cuanto lamento haber actuado como lo hice, pero era la única manera para convencerme de nuestras diferencias y mantenerme al margen. 

-¿Entonces que tiene que ver Tae en todo esto?

Se silencia. Está dudando en sí es sensato continuar con el hilo de la conversación. Como señal, su celular suena en ese preciso momento. El rubio lo saca del bolsillo de pantalón y tras chequear el nombre, en su rostro se afianza a una mota rigurosa que hace acrecentar una intriga en mí por conocer el responsable de la llamada.

-Ya vuelvo -dice y se pierde por el pasillo hasta internarse en la habitación.

V pasa un largo rato encerrado. Al salir me comunica que lo más sensato que puede hacer después de -imprudente y atolondrado- discurso es concederme un tiempo a solas para pensar con claridad. Desde entonces permanece en la cocina.

Yo por otro lado, permanezco sentada en el suelo maderado de la sala interpretando el papel de una adicta de gomitas a la par que me entre tengo con los protagonistas de la película que se reproduce en la pantalla del televisor. Ha empezado a oscurecer ya y todo a mi alrededor empieza a sumergirse en sombras retocadas con los débiles halos de luz que se colean desde el exterior.

No he dejado de pensar mientras llevo mecánicamente las peloticas comestibles hacia mi boca. Francamente mi cabeza no es para nada productiva en estos momentos. No sé qué coño debería hacer. Dejo la bolsa con gomitas a un lado y me pongo de pie. Tomo una bocanada de aire sintiendo ese recelo esparciéndose con cada paso que me acerca a la cocina.

Me apego a la pared, optando por visualizar al coreano de manera furtiva. El rubio está de pie frente a la pequeña cocina sobre la que una olla es calentada por una hornilla encendida. Mete una cucharilla en la olla de la que emana un vapor que se extiende en el aire mientras tararea una canción. Está tan concentrado en la preparación de la cena que hasta luce como una persona normal.

FALSA REALIDAD (V/Ji Min)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora