FALSA REALIDAD (V/Ji Min)

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-Pensé que habías dicho que era una heladería -dije con mis ojos entornados en  dirección a Hari, quien observa el letrero con el ceño fruncido.

-¡Woah, me confundí! Pensé que esas palabras significaban "helado" en coreano. -argumenta arrugando su pequeña nariz en una aniñada mueca. Yo halo una de sus colas y ella se queja con un chillido-. ¡Yah, eso duele!

-¡Te pasa por tonta! -me excuso cruzando mis brazos y mirando a otro lado- Hay una gran diferencia entre "PETS" y "ICE CREAM", tonta -digo con obviedad.

-No lo noté -yo levanto la mano otra vez, en un gesto amenaza a otra halada del cabello azul de Hari, quien se encoge en su lugar como una niña asustada.

La coreana es tierna, idéntica a una muñeca de porcelana por su claro tono de piel,  tan blanca como la nieve; y sus facciones delicadas en donde sus ojos grandes con lentillas grises resaltan.  Es como una niña pequeña bajo mi cuidado, aveces simplemente no me resisto a su ternura.

Capturo sus cachetes con mis dedos y los estiro varias veces, sonriendo al verla quejarse y pegarme un manotazo en ambas manos para que la suelte.

-Olvidalo, te daré clases de letras extranjeras después -le digo girando sobre mis pies para empezar a caminar en sentido contrario a la heladería-. Lo bueno es que tengo trabajo, y pronto tendré mi nuevo celular -celebro aplaudiendo y captando la atención completa de la coreana-. Voy a comprar el último modelo Samsung que salga en el mercado.

-¡Oye! -apura su paso hacia mí, ya que se habia quedado parada analizando el letrero con motivos heladeros- ¿me compras uno a mí también? El mío ya se vuelve loco de repente -dice sacándolo de su bolsillo y evidenciando como el programa simplemente está detenido- ¿Ves? Está así desde que salí de casa.

-Pues busca un trabajo, al igual que yo -digo rodando los ojos.

-¡No seas malagradecida, Tania! -exclama mientras se cruza de brazos, mientras enojada se detiene haciendo un berrinche.

-¿Estás berrinchando?-cuestiono girando hacia ella nada complacida con su actitud- Mira, mocosa, los favores no se cobran -señalo con el índice en el aire, como una mamá hablándole a su hija de dos años-. Te lo he dicho un montón de veces. Y si vas a estar reclamando todo el tiempo no me los vuelvas a hacer -aclaro y seguidamente le doy la espalda y continuo mi camino.

Normalmente los coreanos tenían la maña de recordarte lo que habían hecho por ti como un método de manipulación para obtener lo que necesitaban. Y Hari no era la excepción, puesto que mayormente aplicaba esa técnica conmigo. En un principio caía, sobre todo por el hecho de no pertenecer a Corea del Sur del todo, y lo dejaba pasar por respeto a su cultura, pero con el tiempo, simplemente me rehusé a seguir siendo víctima de tal metodología coreana.

-Está bien, lo siento -musita cabizbaja, sintiéndose culpable por recordarme que ella me había hablado del trabajo-...¿pero me lo vas a comprar? -y entonces aplica otra metodología de manipulación coreana: aygeo. Saca su labio inferior más de lo normal y pestañea algunas veces...¡se ve tan cuchi! Ah, no me queda más que asentir, motivo que la hace saltar como una rana contenta- ¡Eres mi mejor amiga extranjera! -eufórica se guinda en mi cuello con sus brazos.

-Soy tu única amiga extranjera -recalco con mis ojos entrecerrados en ella, quien suelta una carcajada divertida.

Retomamos el paso tranquilamente bajo el sol hundiéndose entre las nubes, dando comienzo a la noche. El frío nos acecha, y agradezco llevar un suéter lo suficientemente grueso para evitar que este se cuele entre mis huesos.

-Ah, qué fastidio -dice la coreana de la nada, focalizando sus ojos en un punto en específico frente a nosotras. Yo, con motivo de saber lo qué le había puesto tan de mal humor de repente, llevo mi vista hacia el punto.