" De verdad quería mi vida de regreso"

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ALLEN


La mayor parte de las decisiones que he tomado podían considerarse como reverendas estupideces. Desde hace más de un año no había hecho nada bueno con mi vida, todo giraba en torno a fastidiar a mi padre y el ver a mi madre cada día más consumida en su propia depresión me animaba a continuar con ello.

Millones de pensamientos se maquinaban en mi cabeza a cada segundo, pero en el momento en que había roto aquellas barreras de silencio todo había quedado reducido a nada.

Conocí a aquella chica en un hospital, con su figura escuálida y fantasmal que se paseaba por los pasillos del piso en el cual nos encontrábamos hospitalizados. Las personas la saludaban con cortesía y ella siempre correspondía con una bella sonrisa. Envuelta en aquella bata azul que resbalaba por su hombro dejando ver su blanca piel sin indicio de lascivia y ese cabello revuelto que no la hacía lucir menos atractiva.

Desde ese primer momento en que la vi mis ojos habían quedado fascinados con cada rincón de su cuerpo, de sus movimientos finos y aquella bella sonrisa que me mostraba lo colores más luminosos que jamás creí poder presenciar. Pero conforme la conocí me enamoré de su corazón antes que de cualquier otra cosa.

Como si el tiempo se hubiera detenido en cuanto nuestros labios chocaron me quede perdido entre las mil sensaciones que mandaba la proximidad de Edén a mi cuerpo.

Sus labios eran tan dulces, su lengua inexperta. Podía sentirla temblando entre mis brazos pero ya no estaba seguro de si atribuírselo al frío, ya que ahora la sensación de un calor abrasador nos llenaba por completo.

Sus manos en mi pecho se cerraron sobre mi chaqueta como quien teme estar dentro de un sueño, aferrándose a algo irreal. Dejé que mi paladar se impregnara del dulce sabor de ella tratando de borrar cualquier otro recuerdo impuro que haya quedado arraigado en mi subconsciente, la quería solo a ella, y desde ese momento así sería, solo ella. La chica del hospital, la que recibía los copos de nieve con una expresión de dicha. Edén, la pequeña niña que me hacía creer en un lugar más allá del arcoíris.

Con un movimiento suave me alejé de ella para darle un beso corto, un último roce de labios.

Sus ojos se abrieron enfocando los míos, un brillo especial los cubría. Esa mirada en donde reclamaba más de lo que acababa de recibir como una niña pequeña esperando por más de su postre favorito, sonreí ante ello. Sus mejillas sonrojadas y su respiración lenta, pausada, un poco dificultosa.

—Ese beso ha sido el mejor de mi vida —dije  perdido en su expresión de sorpresa.

—No seas mentiroso —reclamó haciendo un mohín y desviando la mirada —. Soy una niña sin experiencia.

Una risa ahogada salió de mis labios logrando que su expresión de irritabilidad aflorara aún más, y antes de que pasara cualquier otra cosa busqué su mirada con la mía de manera insistente, nuevamente eso bellos orbes con tonos de esmeralda me observaban cubiertos de vergüenza.

—Créeme cuando te digo que ha sido el mejor de mi vida —aseguré de manera firme.

Su expresión había sido de rendición, negó con una sonrisa y su mano se posó en mi mejilla regalándome tiernas caricias.

Una vez más dirigí mis labios a los suyos, sus ojos se clavaron en los míos. Con mi proximidad logré que se encogiera sobre su lugar esperando el contacto. El cual nunca llegó.

—¿Así que esta era la urgencia que tenías por salir del salón? — Evan se encontraba de pie en la entrada del instituto observándonos con una sonrisa pícara, y a su lado Matt mantenía una sonrisa apenas perceptible.

Amor Silencioso |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora