Estos días te sentías muy mal y eso era evidente.
Risotto, por supuesto, se dió cuenta de esto. Te quejabas de dolor cada mañana, te notabas cansada y fastidiada casi todo el día y no estabas comiendo correctamente. Esto lo preocupaba, ¿Era ya esa época del mes? Claro que sí.
No soportaba dejarte así e irse al trabajo cómo si nada; varias veces te había dicho que podía ayudarte a calmar el dolor con Metallica, pero respondías que no y solo era cuestión de tomar una pastilla e ignorarlo. No era algo grave y es normal.
Aunque esta vez los síntomas que tenías durante tu periodo si que pegaron fuerte.
El primer día despertaste retorciéndote de dolor, lo cual también despertó de golpe a Risotto. Enseguida se levantó y fue a traerte un vaso de agua y tus pastillas. Con dificultad lograste tomartelas y mientras te aliviaste, Risotto se quedó recostado contigo, en silencio abrazándote.
"Les avisaré a los demás que no iré a la reunión hoy. Me quedaré contigo."
Y así, te ordenó que te quedaras en la cama mientras te preparaba para desayunar. En esto, volvió a ofrecerte usar su stand para reducir el flujo y calmar el punzante dolor de tu vientre. La respuesta fué no como de costumbre.
Ya en la tarde dijo que debías levantarte y aunque sea andar por la casa ya que estar en movimiento te ayudaría.
Al fin el día terminó y ya no te sentías tan mal cómo esa mañana debido al cuidado y compañía de Risotto.
Después de tomar una segunda ducha en el día para estar fresca y que el agua caliente te ayudara a relajarte, te vestirse y te dirigías hasta la sala para estar un rato con Risotto antes de ir a dormir; cuando oíste que él estaba discutiendo con alguien por teléfono. Desde el pasillo te ocultaste y escuchaste atentamente a la conversación. Estaba hablando con Prosciutto, quien le reclamaba sobre el desastre que fue la reunión que tuvieron ya que no había quien pusiera un orden entre los miembros del equipo. Fastidiado, Risotto colgó y azotó el teléfono contra la mesa, tallando su sien con sus dedos y suspirando pesadamente.
Oh no. Por quedarse hoy a cuidar de tí tuvo problemas en el trabajo y con su equipo.
Te sentiste culpable de la situación; corriste hasta tu habitación y cerraste la puerta detrás de tí. Sin darte cuenta estabas llorando y querías gritar. Quizá exagerabas, pero en este momento odiabas "ser mujer", odiabas ese proceso natural en tu cuerpo que solo te causaba fatiga y ahora hasta peleas a tu pareja.
Tus apresurados pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de la puerta abriéndose. Risotto entró y su expresión era una mezcla de leve confusión y preocupación.
"¿Por qué estás llorando?"
"..."
"Oh, escuchaste lo de hace un rato, ¿No es así?"
Te quedaste en silencio nuevamente e inhalaste profundo. "... ¿Qué? No, no... Sólo, aún duele, y mucho! ¡...Odio esto...!"
"¿De verdad?"
"¡Sí!"
"Bien. Siéntate en la cama."
Dudosa, te sentaste al pie de la cama y Risotto se arrodilló frente a tí; sin siquiera avisar bajó tu ropa interior y abrió tus piernas.
"¡Oye! ¡¿Qué es lo que haces?!"
"Se que no quieres que use mi stand para ayudarte con esto... Pero si aún después de lo que cuide de tí sigues sintiéndote mal, no hay otra manera..." Conocías esa mirada y el tono en su voz; no lo parecía directamente, pero estaba retándote ya que sabía que no le confesarías lo evidente.
Pronto sentiste presión en tu vientre, no dolía, pero era una sensación peculiar. Metallica ya comenzaba a hacer efecto en tí. Mordiendo tu labio inferior, levantaste la mirada para posarla sobre cualquier otra cosa en la habitación.
Aunque le habías mentido a Risotto sobre tu estado, en verdad si seguías con un leve malestar, pero este rápido desapareció, suspiraste pensando que ya había terminado todo, no fué tan malo cómo pensabas que lo sería. Hasta que algo extraño salía de tí y recorría el interior de tu muslo izquierdo. Era algo sólido pero pequeño y delgado. Sudaste frío a la vez que bajaba lentamente hasta que él lo tomó en sus manos.
Regresaste la mirada a Risotto y sostenía frente a tí un collar plateado; la cadena era larga y tenía un hermoso dije de figura abstracta y en el centro de este una pequeña R parecida a la de su cinturón. No tenías palabras, pero si muchas preguntas en tu mente.
"Deberías sentirte mejor. Ya no hay tanta sangre y también pude hacer esto con ella." Se levantó y acercó para ponerte el collar, pero lo detuviste antes de que pudiera hacerlo.
"Espera- ¡No me lo pongas¡" Lo apartarse con tu mano. "Lo hiciste con... Esa sangre... Es asque-"
Serio te interrumpió antes de terminar esa palabra. "¿Por qué? Estuvo en ti y no es diferente a la sangre que ahora mismo recorre todo tu cuerpo, además, sólo es el hierro que contenía." Acercó su rostro al tuyo y te miró a los ojos. "¿No ves lo bello que pude hacer con una parte tuya que crees desagradable...?"
Sin más dejaste que volviera a poner el collar alrededor de tu cuello ahora correctamente al mismo tiempo que besó tu mejilla.
Subiste tu ropa interior y acomodaste tu falda para seguir a Risotto a la sala.
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Drabbles pedorros de La Squadra x Reader para satisfacer mis deseos más obscuros
FanfictionUna colección de drabbles que escribí para mi página de FB. Disculpen por la gran cantidad de contenido cachondo y cancerígeno.