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Allí estaba yo, en mitad de la pista, rodeada de luces verdes y azules parpadeantes, con una chica que no conocía bailandome y susurrandome cosas al oido, y yo como una gilipollas mirando a la rubia liandose con un puto gilipollas.

Alba me miró y sonrió con aires de venganza, sabía que no me había gustado su manera de jugar y que se había pasado de la raya asi que sin más me fui.

–Natalia, espera.–Alba corrió hacia mí cuando salí de la discoteca toda enfadada.

–Alba, déjame, tienes a Joan esperandote dentro.

–Ha sido un error, te seguí el rollo y acabé pasandome.

–No, no somos nada no tienes ni que disculparte, ahora déjame que me voy a casa.

–Nat, espera porfavor.–me cogió del brazo y me acercó a ella.

–No tengo ganas de seguir ahí Alba, estoy cansada y tengo sueño.–me chafé de su agarre y salí de allí a paso rápido, dejano a Alba al otro lado de la acera.

Lejos de enfadarme con ella o algo seguía enfadada conmigo misma, asi que evité pensar sobre el tema y dejar de darle vueltas, de camino a casa llamé a África y le conté todo lo que había pasado, por suerte mi amiga aún estaba despierta y en casa.

–Como me oyes tía.

-Te has tomado la frase de sin drama no se vive a lo literal eh.–decía al otro lado de la linea.

–Muy graciosa, pero no me puedo enfadar con ella tía, no tengo ningún derecho, solo que me da coraje.

–Te hace falta corashe...–canturreó.

–África, tronca.–escuché como se reía al otro lado de la linea.

Es para quitarle hierro al asunto, te estarás pillando.

–Si claro, no tengo yo otra cosa mejor que hacer.

–Entonces, ¿por qué te molesta?–me mantuve en silencio unos segundos hasta que finalmente hablé.

–Pues no lo sé, porque parece que me ha estado usando o algo.

Nena, si te ha ido a buscar y todo cuando te has ido, no me seas penca.

–Mira, África, yo que sé, acabo de llegar a mi casa, voy a darme una ducha y a reflexionar del tema y me acuesto ya.

Como tú veas, llamame si necesitas algo. Buenas noches, cariño.

–Buenas noches, te quiero.–y colgué.

Abrí la puerta del portal y subí con desgana por el ascensor hasta llegar a la puerta del piso. Al llegar a la puerta decidí seguir subiendo hasta encontrarme con la azotea, nunca había estado allí, pero en el anuncio del piso la mencionaba.

Al subir y abrir la puerta de metal la brisa que corría allí arriba comenzó a bailotear alrededor de mí, avancé hasta el borde del edificio, el cuál tenía un muro que te separaba del precipicio.

Desde allí arriba se veía Valencia tranquila e iluminada por miles de farolas, nuestro edificio era bastante alto por lo que había unas vistas impresionantes.

Desbloqueé mi móvil y puse música para relajarme, tumbandome en el bordillo ancho, no había si quiera peligro por que había la suficiente distancia como pra caber tres personas más y yo.

"Bitches broken hearts" de Billie Eilish estaba sonando cuando escuché la puerta de metal abrirse de nuevo, quitando toda la atmosfera que la canción y el pequeño susurro del viento había creado a mi alrededor.

Me fijé a ver quien era, pero no se distinguía por la oscuridad de la noche, hasta que vi la silueta de la persona en cuestión, era una Alba ajena a mi presencia que se acercaba también al bordillo.

Ni si quiera había reparado en que estoy aqui, me pregunté si solía venir más veces aqui y no nos había dicho nada.

Sin más, pasé de ella, no iba a hacer nada que me delatara que estaba ahí, ni quería levantar el móvil para que no se iluminara mi cara.

Bajé el volumen de la música por si decía algo o hablaba con alguien o lo que sea. Pasaban los minutos y no decía nada.

–¿No vas a hablarme?–rompió el silencio y como consiguiente todos los muros que había estado formando.

Si sabía que estaba aqui, y estaba actuando como que no, no le iba a hablar, eso lo tenía claro, pero, ¿Cómo sabía que estaba aqui?

Vi su figura moverse hacia a mí y en ese momento no sabía que hacer, asi que me incorporé y dejé mis piernas colgando por el lado de dentro de la azotea. La rubia seguía acercandose y se colocó entre estas.

–Nat, –me llamó y giré la cabeza hacia un lado.– mírame porfavor.–me giró la cara con delicadeza dejando sus manos en mis mejillas.

–¿Qué quieres? Pensé que estabas pasandotelo bien con Joan.–ella suspiró fuertemente y soltó una risa ingenua.

–Que tonta eres.

–No, Alba, tonta no, parece que me estás usando o algo, yo que sé. Y no me sale del coño.–estaba pagandolo todo con ella.

–No te estoy utilizando Natalia, es que no somos nada, puedo hacer lo que quiera. Además, Joan ni me gusta tía, lo besé por que te seguí el rollo con la pava esa.

–Sí, madre mia le comí la boca, eh.–dije irónicamente y Alba negó con la cabeza. Estaba muy cabreada con todo, todo lo que había estado ignorando salió en ese mismo momento.– Se acabó, la puta mierda que teníamos se acabó, porque paso de estar comiendome la cabeza por una tía que me está utilizando vete tu  saber por qué.

–¿Puta mierda? Pues para mí no era una puta mierda.–se separó de mí y siguió hablando.– Si crees que te estoy utilizando allá tú, pero te dejé claro que me estabas empezando a gustar, pero menos mal que no va a más que eso, por que eres una niña pequeña.

–¿Niña pequeña yo? Niña pequeña tú, que parece que necesitas a alguien 24/7 que te haga caso si no... yo que sé.–estaba pasandome y era consciente de ello pero no podía parar.– No quiero involucrarme en más nada que tenga que ver contigo.

–Eres una gilipollas.–dijo en un susurro.– Tu tranquila, que no vas a escuchar una palabra de mi boca que tenga que ver contigo.

–¡Mejor para mí!–elevé la voz cuando vi que la rubia se alejaba de camino a la puerta de metal.

Tenía demasiada impotencia en mi cuerpo acumulado, suspiré pesadamente y volví a darle voz a la música, intentando alejarme de cualquier problema que pasara por mi consciencia.

Maldije un par de veces en voz baja antes de irme de nuevo para el piso. Bajé las escaleras enfurecida y cerré la puerta de la casa del mismo modo.

Me encerré en mi habitación, no sin antes escuchar que Alba tenía la música a tope en su cuarto y posiblemente los vecinos vinieran pronto a llamarnos la atención, tenía la puerta entre abierta, asi que me asomé, la vi sentada en el suelo pintando con un cabellate a la altura en la que se encontraba.

Suspiré y me volví a meter en mi cuarto, déjandome caer en la cama y escuchando la música que estaba escuchando Alba antes de que viniera una vecina a cortarle el rollo, después de eso se dejó de escuchar la música, dejando un silencio arrollador en la casa.

Me sentía debastada, como si acabara de correr un maratón, me sentía culpable pero a la vez "bien" por haber soltado todo lo que tenía dentro.

Ahora a decir verdad, tenía un poco de miedo por como irían a desarrollarse los acontecimientos en aquella casa.

El silencio fue interrumpido de nuevo a la hora por María y Julia entrando borrachas por el salón.

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